a declaración del estado de alarma por parte del Gobierno español hace ya semana y media llevó a que Gipuzkoa organizara una red solidaria que diera soporte a las personas más vulnerables ante el coronavirus. En casi todos los municipios del territorio se organizaron grupos de voluntarios dispuestos a echar una mano en aquello que hiciera falta: sacar basuras, hacer compras de alimentación o medicamentos... Con el objetivo de coordinar todas estas propuestas de ayuda y a fin de que el servicio se llevara a cabo preservando todas las medidas de seguridad tanto para voluntarios como para benefactores, el Gobierno Vasco articuló, junto con Cruz Roja, la iniciativa Guztion Artean, una red solidaria que trabaja para que nadie en nuestra sociedad quede sin atender en este momento de excepcionalidad.

En apenas una semana de andadura, Guztion Artean ha sumado en Gipuzkoa 200 voluntarios y otras 200 personas están a la espera de ser llamadas para sumarse a colaborar. "Canalizamos la solidaridad de la gente, que es muy interesante y muy positiva, y la respuesta masiva que estamos teniendo es un ejemplo de que la gente quiere ayudar, pero se trata de hacerlo sin convertirnos en foco de contagio", explica José Andrés Illanas, referente de voluntariado de Cruz Roja Euskadi.

La organización trabaja a contrarreloj para abordar todas las situaciones de necesidad que están apareciendo. "Estamos empezando. La semana pasada estábamos casi a cero pero cada vez hay más demanda en todos los ayuntamientos y en todos los municipios. No nos da ni tiempo de registrarlo en las aplicaciones", cuenta Illanas, que añade: "Cuando se decreta el estado de alarma mucha gente tiene cosas en casa, medicamentos, comida y justo la basura la bajó el día anterior, pero a medida que avanzan los días, empieza a haber más casos de gente que necesita ayuda".

Los servicios sociales de los diferentes Ayuntamientos ayudan a detectar a las personas en situación de vulnerabilidad y Cruz Roja pone a disposición de todo el mundo el teléfono 945 222 222 si necesitan comunicar una situación de necesidad. Los voluntarios, en su mayoría "jóvenes y con formación", rellenan una serie de fichas que luego se cotejan con las necesidades detectadas, de forma que en el servicio prime el criterio de proximidad. "Tan arriesgado es mandar a la calle a un colectivo de riesgo como hacer que alguien atraviese la ciudad. Se trata de hacerlo con la gente más cercana posible para reducir al mínimo todos los riesgos", indica Illanas.

June Ramos es un buen ejemplo de ello. Esta donostiarra de 22 años y estudiante de tercero de Medicina había sido previamente voluntaria en Aspace, pero cuando estalló esta crisis sanitaria y se ofreció a hacer los recados de su amona, pensó que el barrio de Amara en el que vive está lleno de gente mayor que "quizás necesitaba ayuda". "Escribí a Cruz Roja y les expliqué que quitando un par de días que tengo clase, el resto no tengo horario y, al estar en casa, tengo una mayor disponibilidad. Si me avisan de que un día a una hora alguien necesita algo, yo me organizo, reservo esa hora y me voy organizando cómo estudiar y qué hacer", explica esta joven voluntaria, que de momento ha realizado tareas como sacar la basura, pero también seguimientos telefónicos de gente mayor para ver cómo se encuentran.

"Les llamo y les informo de la campaña, a ver si necesitan alguna cosa y asegurarme que estén bien", cuenta, una tarea que las personas mayores agradecen. Sin embargo, en su corta experiencia como voluntaria, también ha tenido que enfrentarse situaciones complicadas. "Hablé con un señor que vivía solo y me contó que no sabe cocinar, que él se apañaba comiendo en la calle, pero ahora no se apaña bien y le estaban surgiendo ideas de suicidio. Intenté animarle, tranquilizarle, le dije que llamara a la Cruz Roja para que no se sintiera tan solo", recuerda.

Pero no todas las anécdotas vividas son así de crueles. "He estado con una mujer que se ha arreglado bastante bien con sus vecinos para el tema de la compra pero que necesita alguien para que cada dos o tres días le saque la basura. Hoy me ha dicho que quería verme, ha abierto la puerta y yo me he quedado a unos metros de distancia para que pudiera verme manteniendo la máxima seguridad posible", explica.

Y es que esta red de voluntarios desarrolla una labor en la que la ausencia de contacto es fundamental para evitar el riesgo de contagio. "Por ejemplo, ellos te dejan la basura en la puerta y tú la coges, y con la compra lo mismo. Nos dejan la lista para no tener contacto, les dejamos la bolsa en el suelo y la recogen. Recomendamos mantener una distancia mínima de tres metros para protegernos todos, porque estamos trabajando con colectivos muy vulnerables", asevera Illanas.

Al igual que Ramos, Joseba Castañeiras se afana por facilitar el día a día de los más vulnerables durante el estado de alarma. En su caso, su vocación como voluntario viene de atrás, concretamente de hace ocho años. Desde entonces ha llevado a cabo diferentes labores, desde atender comedores sociales, hacer servicios de socorro en eventos deportivos, hasta transporte adaptado de personas mayores.

La pasada semana fue uno de los voluntarios que se encargó de vaciar la residencia de la Cruz Roja en la calle Matia, en Donostia, para habilitarla para usuarios de la red de residencias de ancianos foral afectados por el coronavirus.

Vive en Trintxerpe y mientras se hace un inventario de las necesidades que hay por cubrir en la zona, Castañeiras se dedica a hacer llamadas telefónicas. "Les llamas para ver si necesitan algo, que les saques la basura, que vayas a hacerles la compra, a la farmacia... También para informarles del coronavirus, cómo les afecta, qué tienen que hacer para prevenirlo y ese tipo de cosas", cuenta. La respuesta de sus interlocutores es excelente. "La gente mayor está asustada, te preguntan muchas cosas y la clave es animarles, decirles que vamos a salir de esta", explica, agradecido porque en su día hizo un curso de psicología que le está ayudando a abordar esta compleja situación. Además, reconoce que "con el simple hecho de llamar a una persona por teléfono le animas mucho; Son muy agradecidos, te dicen: Ya veo que no nos olvidáis, y lo agradecen mucho".

Se trata de una dedicación de unas pocas horas que ayuda a salvaguardar la salud de los más vulnerables.

945 222 222

Si pertenece a un colectivo de alto riesgo frente al coronavirus y necesita ayuda, llame a este número.

"La gente quiere ayudar, pero se trata de hacerlo sin convertirnos en foco de contagio"

Cruz Roja Euskadi

"Pensé que, como mi amona, mucha gente del barrio quizás necesitaba ayuda"

Voluntaria

"La gente mayor está asustada; hay que animarles y decirles que vamos a salir de esta"

Voluntario