Al inicio y al final de la manifestación -que duró cerca de dos horas- varias integrantes del Movimiento Feminista de Euskal Herria leyeron un comunicado que confirmó la fuerza de un movimiento que está muy lejos de ser puntual. Las mujeres se han unido y lo volvieron a demostrar ayer apoyadas por niños, hombres y abuelos que también se sienten identificados con sus reivindicaciones. “Vamos a seguir firmes en nuestro camino, no vamos a dar un paso atrás, la revolución feminista no tiene vuelta atrás”, señaló Ana Txurruka, miembro del Movimiento Feminista de Euskal Herria.
“Hemos tomado las calles. Hemos llevado a cabo 200 movilizaciones en ciudades, pueblos y barrios de Euskal Herria. Queremos felicitar a quienes de una manera u otra han hecho posible esto. Aunando fuerzas caminamos. Nos hemos unido a la lucha desde el desasosiego, hemos politizado la exclusión. Juntas nos empoderamos, y ese es nuestro gran éxito”.
Ana Txurruka calificó la situación actual como “un grave momento histórico”. “El ascenso de la ultraderecha, el rearme del capitalismo autoritario, la profunda precarización de las condiciones de vida, la criminalización de las luchas sociales, el colapso ecológico del planeta, el feminicidio sistemático... todo esto nos está golpeando”, señaló, para proponer luego que la alternativa es “feminista. Decimos no al sistema que nos aplasta, al capitalismo que nos empobrece”.
Hablaron también otras representantes del Movimiento Feminista de Euskal Herria, denunciando, por ejemplo, la necesidad de “un sistema educativo que se base en la coeducación”, lamentando que las mujeres son muchas veces “conducidas a trabajos precarios”: “Los aparatos de educación funcionan como mecanismos de reproducción del sistema capitalista heteropatriarcal en contenidos y metodologías. Hemos cerrado los centros y hemos salido a las calles, hemos parado el sistema educativo”. Además, lamentaron que “el 70% de los que reciben la pensión mínima son mujeres, consecuencia de no haber sido tenidos en cuenta los trabajos feminizados y de cuidado”. Por ello, reclamaron “que se garantice una pensión mínima de 1.080 euros”.
Tras los discursos iniciales, se desplegó una pancarta con el lema “Heteropatriarkatu kapitalistari planto” y luego comenzó la manifestación a la que se fueron añadiendo cada vez más personas en su recorrido. Mujeres en su mayoría, pero también muchos hombres, familias al completo, abuelos y abuelas con sus nietos y nietas y padres y madres dando una lección de vida a sus hijos e hijas, que vivieron de primera mano lo que ya es un movimiento imparable. El ambiente fue reivindicativo, pero festivo, con reclamaciones como “La calle, la noche, también son nuestras”, “Erasorik ez erantzunik gabe”, “Feminismoa aurrera, matxismoa atzera” o “Ante el fascismo, más feminismo”. En el Buen Pastor se unió a la manifestación una batucada que ambientó el recorrido hasta el Boulevard, donde se dieron cita miles de personas y se cerró una jornada de las que dejan huella.
“Las mujeres han demostrado que son unas luchadoras. Hemos demostrado nuestra fuerza. La huelga ha sido todo un éxito”, se felicitaron representantes del Movimiento Feminista de Euskal Herria, que quisieron aclarar que “no es una huelga sindical, es una huelga convocada por el movimiento feminista”. Además, pidieron una mayor implicación a los políticos, a los que solicitaron “menos discursos políticamente correctos y más políticas feministas. Más allá de felicitar a las mujeres, exigimos que se comprometan a cumplir nuestras peticiones. Menos palabras y más acciones. Seguiremos en la pelea”.