donostia - El trabajo de Lucía Sánchez Puerto es difícil de catalogar. Se autodefine como “telarista urbana”, pero es casi una alquimista que utiliza hojas, bayas, raíces o plantas para estampar camisetas, vestidos o abrigos, sobre prendas de segunda mano recuperadas por Emaús.

“Te vas al parque o al bosque y recolectas un material que es una maravilla. Luego se pone sobre el tejido, van a un horno textil y el tanino de la planta se fija en la prenda”, explica.

Parece un truco de magia pero es fruto de un proceso realizado con mimo y que da resultados sorprendentes. Los colores son los de la propia naturaleza.

En la colección que puede verse en la calle Urdaneta las prendas muestran “colores otoñales”, los de esas hojas que caen de los árboles cuyo perfil queda perfectamente grabado sobre la tela.

¿Y la camiseta con esos tonos granates?, pues los que se extraen de la cochinilla, un insecto; o la cebolla. Y además, la prenda tiene su aroma propio, como el del laurel. Naturaleza en el vestir. - A.L.