donostia - Las inundaciones y las crecidas de los ríos son el mayor riesgo natural al que está sometida la geografía vasca. Un peligro cíclico (porque existirá siempre) que amenaza la conservación de bienes y servicios materiales y que, en el peor de los casos, ocasiona la irreparable pérdida de vidas humanas. Los estudios técnicos elaborados por la Agencia Vasca del Agua-URA estiman que en la CAV, alrededor de 128.000 personas viven expuestas a las crecidas de los ríos -en un escenario de 100 años- y, en consecuencia, a la posibilidad de verse afectadas de una u otra manera por un episodio meteorológico “anómalo pero estadísticamente probable” como el ocurrido en la localidad de Sant Llorenç.

El nuevo catálogo de Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSIs) definirá la ordenación y uso del territorio durante el periodo 2021-2027. Y es que, tal y como insistían fuentes de la Agencia Vasca del Agua, el peligro de riadas incontrolables “se transforma en muchas zonas en patente riesgo, agravado como consecuencia del progresivo incremento del uso del territorio y de los asentamientos de población que la sociedad realiza en las zonas potencialmente inundables”.

Ahí están los casos del Nerbioi-Ibaizabal, el Gobela, el Kadagua, el Urumea... En total, según el último inventario, en las tres demarcaciones hidrográficas de la CAV existen 94 ARPSIs: 76 correspondientes a la del Cantábrico Oriental (Bizkaia y Gipuzkoa) y 18 a la del Ebro (Araba). Las zonas con mayor densidad de población y mayor actividad económica e industrial son, justamente, sobre las que pesa esa grave amenaza, incluida Bilbao. En total, unos 400 kilómetros de ríos que se desbordan e inundan calles, viviendas, comercios y polígonos cuando se producen fenómenos meteorológicos de cierta intensidad.

Las defensas acometidas en algunos cauces consiguen minimizar “de forma significativa la inundabilidad de los tramos fluviales de actuación”, pero esa mancha de inundabilidad no desaparecerá. Nunca. “No se trata de construir defensas. Lo más importante -dicen desde URA- es que el enfermo no siga enfermando”. En el caso vasco, las 94 ARPSIs fluviales, mixtas y costeras (hay ocho) que se tienen registradas se verán, presumiblemente, enriquecidas. Además, el documento sobre el que se trabaja plantea ampliar la de Igorre (para incluir el núcleo urbano de Dima) y la de Andoain (tramo inferior del arroyo Ziako), y extender otras para incorporar las zonas inundables de Anoeta e Irura, así como la zona industrial de Usabal (Tolosa).

Agentes institucionales. La propuesta será analizada por las tres diputaciones forales, el Gobierno vasco y la Asociación de municipios vascos Eudel. Según informaban fuentes de la institución foral, mediante el fondo propuesto las administraciones vascas harían frente de forma ágil a las necesidades de financiación de actuaciones imprevistas derivadas de situaciones extraordinarias como fenómenos meteorológicos adversos.