El Cairo Millones de musulmanes suníes comenzaron el pasado miércoles el mes del Ramadán, un periodo de ayuno en el que el recogimiento de los más píos se mezcla con un ambiente festivo en el que la noche se transforma en la protagonista de cada jornada.

Antes de que el sol hiciera su aparición por el horizonte, quienes cumplen con los rituales del ayuno, uno de los cinco pilares del islam, tomaron su primer suhur, la última comida y bebida que los creyentes se llevan a la boca hasta la puesta del sol, momento de la ruptura del ayuno, conocida como iftar.

Durante este mes, el noveno del calendario lunar musulmán, la abstención de ingerir cualquier tipo de alimento durante las horas del día es solo una parte de los requisitos que debe cumplir el buen creyente. Los malos pensamientos, los insultos, las críticas a terceros, el sexo durante las horas diurnas o las mentiras deben ser desterradas durante los 29 días que dura el mes más sagrado para los musulmanes, y en el que se cree que Alá comenzó la revelación del Corán a Mahoma.

Durante este periodo, las mezquitas abren sus puertas tras el iftar para el tarauih, un rezo que incluye extensas lecturas del libro sagrado; y en los últimos diez días, invitan a los más creyentes al etekaf, jornadas intensivas de fe y contemplación en las salas de oración. Paralelamente, se multiplican los programas religiosos en radios y televisiones, mientras la gran mayoría de restaurantes y cafeterías ponen el cerrojo a sus cocinas hasta la puesta del sol y más allá.

El Ministerio de Interior jordano ordenó el cierre de las tiendas, restaurantes, cafés y licorerías durante las horas diurnas y estableció multas para quienes no respeten el ayuno. Asimismo, pidió a todos los ciudadanos y a los extranjeros que eviten herir los sentimientos de quienes ayunan y transgredir los principios éticos durante el Ramadán.

En Irak, como en casi todos los países musulmanes, en el mes de ayuno es tiempo de visitar a parientes y de cenar con amigos, vecinos y compañeros de trabajo. En Bagdad, las familias se han abastecido en las semanas previas de los productos que llenarán las mesas, donde las lentejas se convierten en uno de los ingredientes estrella, en forma de la sopa Al Hisaa. El Dulma, calabacines, pimientos y otras verduras rellenas de arroz, es otro de los platos protagonistas. Los zumos, refrescos, dulces, frutos secos, el pollo y, hasta donde es posible, la carne tampoco pueden faltar en los copiosos banquetes de estos días.

En Egipto, muchos balcones y calles se adornan de banderolas y del mítico fanus, el farolillo símbolo del Ramadán. Este año, el fanus es decorado por muchos artesanos con la imagen del jugador de fútbol Mohamed Salah, delantero del Liverpool y héroe nacional.