Unas 6.700 personas mayores de 65 años viven en Gipuzkoa con un grado máximo de dependencia, faltos de autonomía física o mental que les deja completamente en manos de sus cuidadores. En la mayoría de estos casos, los guipuzcoanos siguen apostando por la atención en el seno familiar, acogiéndose o no a las ayudas económicas que presta la Diputación de Gipuzkoa. Aunque en algunas situaciones son varios los familiares que residen en la misma vivienda que las personas con gran dependencia, centenares de ellas viven solas con un cónyuge o familiar cercano, también de edad avanzada. ¿Qué sucedería si el cuidador fallece en casa por enfermedad o causas naturales y nadie más vive en el domicilio?

El caso de los dos hermanos que aparecieron muertos en su hogar el pasado lunes en Zumaia abre un espacio para la reflexión. El varón, de 76 años, atendía a su hermana de 85 sin ninguna ayuda externa; y la muerte del cuidador, probablemente por un problema de corazón, dejó en este caso a su hermana sin atención, lo que le habría provocado la muerte. Se calcula que los cadáveres de ambos podrían llevar unos diez días desde su fallecimiento en casa, sin que nadie se diese cuenta hasta pasado un tiempo.

Fuentes de la Diputación de Gipuzkoa recuerdan que está desaconsejado que las personas con gran dependencia residan solas con personas de avanzada edad y animan a los guipuzcoanos a recurrir a los servicios públicos asistenciales. “No sabemos qué habría pasado si hubiesen acudido a los servicios sociales, pero existe un control mayor y hay más probabilidades de prevenir estas situaciones y detectarlas antes”, afirman.

“Los dos hermanos de Zumaia no eran usuarios de ningún servicio de la Diputación Foral de Gipuzkoa. No estaban valorados ni lo habían solicitado. El primer contacto siempre son los servicios sociales del Ayuntamiento. Y en caso de que vean la necesidad, tramitan la solicitud de valoración de dependencia. Esa valoración es la que da entrada a nuestros servicios, programas, prestaciones...”, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA la diputada guipuzcoana de Asuntos Sociales, Maite Peña, quien recalca “la importancia de los servicios sociales de base para la prevención. Esa puerta de acceso es fundamental por su papel preventivo y de observación de situaciones de fragilidad”.

Aunque el cuidado en el seno de la familia sigue siendo la fórmula mayoritaria, la balanza se está equilibrando y cada vez son más los hogares que apuestan por las ayudas económicas para la contratación de un cuidador profesional en el hogar.

El cambio de tendencia es notable y de las nuevas solicitudes, según datos de la Diputación, el 80% de los demandantes de ayuda se decanta por la prestación para la contratación de personal externo. En la actualidad son 4.947 (el 75% personas mayores de 65 años) los que se han acogido a esta fórmula; mientras que 10.989 (el 75% mayores) solicitan la ayuda económica para el cuidado familiar.

Por su parte, otras 4.430 personas dependientes se encuentran ingresadas en residencias de personas mayores; 1.441 acuden a Centros de Día y 3.273 recurren al Servicio de Ayuda a Domicilio, todas ellas fórmulas ofrecidas por los servicios sociales.

más cuidadores profesionales

Las personas con algún tipo de dependencia en Gipuzkoa son más de 27.100 en la actualidad. Casi un 79% de ellas son mayores de 65 años: 21.400, de las cuales 7.150 son casos de dependencia leve; 7.500 severos, es decir, que necesitan ayuda dos o tres veces al día para actividades básicas, pero aún así tienen cierta autonomía para llamar o avisar en caso de cualquier eventualidad; y 6.736 personas están clasificadas con el Grado III de gran dependencia, es decir, de falta de autonomía total.

Y en todo ese universo, se estima que en torno a un 20% de las personas con dependencia y aproximadamente un 5% de las grandes dependientes no solicitan ningún tipo de ayuda, al igual que los hermanos de Zumaia.

La Diputación está intentando impulsar el modelo de atención profesional en el hogar, una fórmula que incide además en la creación de empleo, frente a la asistencia familiar. Se calcula que en la actualidad hay en Gipuzkoa más de 22.000 cuidadoras informales, es decir, personal que no pertenece a residencias. De hecho, la contratación de cuidadores externos se ha duplicado en dos años.