“Una infección vírica puede detonar la enfermedad celíaca en un niño”
Carmen Rives, experta en celiaquía infantil, aboga por “estar alerta” ante los síntomas y educar a los niños afectados en comer sano para que sepan hacerlo sin vigilancia
donostia - Carmen Rives, jefa del Servicio de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital La Fe de Valencia, es experta en celiaquía infantil. Esta patología crónica es “la más prevalente a nivel mundial ligada a alimentos”, pues afecta a uno de cada 100 individuos, a pesar de que “muchos de ellos no están diagnosticados”. Rives ofrecerá una ponencia en el Kursaal de Donostia, en el marco del XXIV congreso de la Sociedad Española de Gastroenterología, hepatología y nutrición pediátrica que se está celebrando desde ayer y hasta mañana. La médico avanzará mañana, Día Nacional del Celíaco, las últimas investigaciones y las pautas para detectar la celiaquía en niños.
¿En qué consiste la enfermedad celíaca?
-Es una intolerancia a harinas que contienen gluten. De ellas, la más importante es el trigo, pero también están la cebada y el centeno. Al consumir estos productos se produce una lesión intestinal y los afectados presentan síntomas en forma de diarrea, estreñimiento, dolor abdominal o pérdida de peso. Sin embargo, algunos presentan muy pocos síntomas y lo hace más difícil de diagnosticar.
¿Si no se detecta se puede llegar a la malnutrición?
-Sí, algunos individuos que padecen los síntomas más graves pueden presentar desnutrición incluso a edades muy tempranas, como niños de un par de meses. Y en otros casos, si se demora el diagnóstico puede haber una alteración en la absorción intestinal y se llega a una desnutrición.
Hay personas que nunca llegan a saber que son celíacos...
-Durante mucho tiempo se ha considerado que esta enfermedad era solo pediátrica, porque la mayoría de los casos debutan en esta edad. Pero sabemos que puede aparecer en cualquier momento de la vida. Puede haber individuos que son celíacos desde hace muchos años y no lo saben, y hay otros en los que la enfermedad empieza tarde. Los celíacos tienen una predisposición genética y en un momento puede haber algo que actúe como detonante de la enfermedad. En niños puede ser una infección vírica de la familia del reovirus, un virus inocuo que causa infecciones gastrointestinales leves.
¿Existe algún protocolo para detectar la enfermedad en niños y bebés?
-Hay una guía europea, de la que soy coautora, que salió hace dos años donde se hacen una serie de recomendaciones de cómo abordar el diagnóstico. Los padres y el pediatra deben fijarse si hay afectación nutricional, si el niños deja de crecer o de engordar, si tiene anemia, o pierde el apetito. Los niños menores de tres años son los que se diagnostican con más facilidad porque tienen formas más sintomáticas de la enfermedad. Entonces, se realiza un análisis de sangre para ver si contiene marcadores serológicos de enfermedad celíaca, que son los anticuerpos antitransglutaminasa. Si el análisis es positivo, se puede repetir para confirmar el diagnóstico o realizar una biopsia intestinal.
Las herramientas genéticas pueden ayudar en el diagnóstico.
-Utilizamos el estudio genético para saber dentro de una familia qué familiares tienen riesgo. Hemos visto que tener un cierto perfil genético es lo que más riesgo confiere para que en la primera infancia se desarrolle la enfermedad. Si detectamos un caso en un niño, puede que los hermanos también tengan una genética que facilite el desarrollo de la enfermedad. Entonces les recomendamos un seguimiento.
¿Cuáles son las últimas líneas de investigación en tratamientos?
-Hay un tratamiento que se está desarrollando en Australia y va a actuar como una vacuna, para intentar que el niño aprenda a tolerar. Hay otros dedicados a mejorar la barrera intestinal, otros van orientados a bloquear receptores intestinales. También existe la píldora de la enfermedad celíaca, que es una cápsula que lleva enzimas y si se toma junto con la alimentación, sería capaz de deshacer el gluten de la comida para que no fuera tóxico, pero todavía no está disponible. Hay muchas líneas de investigación pero estamos todavía lejos de ofertar esto en pediatría.
¿En qué consiste una dieta sin gluten para niños pequeños?
-Hay que excluir los cereales, las galletas y el pan, es decir, todos los productos elaborados con trigo, cebada, centeno y también es prudente eliminar la avena, aunque es menos tóxica para el celíaco. En el Estado tenemos la suerte de seguir una dieta en la que puede no notarse la falta de esas harinas, porque podemos consumir arroz, maíz, frutos secos y legumbres que es una fuente de proteínas vegetales. También podemos acudir a alimentos que de forma natural no tienen gluten: carne, pescado, huevo, frutas, verduras. Al mismo tiempo, hay que educar a los niños a comer bien y sano para cuando nadie les controle.
¿Es bueno alimentar a los niños con productos para celíacos?
-Cada vez hay más pan sin gluten y productos para niños pequeños. Pero no son exactamente igual que los que sí llevan gluten. Hemos comparando 600 productos sin gluten y 600 parecidos con gluten y hemos visto que en algunos aspectos son parecidos, pero en otros no: tienen más grasas y menos proteína. De todas formas, la oferta y la calidad ha mejorado mucho en los últimos años.
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