Munich. Recorrió el mundo como una famosa bailarina andaluza aunque ni era española ni su técnica era buena, pero la magnética Lola Montes fue una de las mujeres más famosas del XIX: rebelde e incluso subversiva, enamoró al rey Luis I de Baviera, una intensa vida que recupera Cristina Morató.

Divina Lola, editado por Plaza y Janés, es el título de esta biografía que la escritora y periodista Cristina Morató (Barcelona, 1961) ha publicado sobre la gran impostora Lola Montes, un mito en su época y que, recordó la autora en la presentación de su libro en Múnich, acaparó casi más portadas de periódicos que la propia reina Victoria.

Lola Montes engañó con sus mentiras y fantasías a todo el mundo pues era en realidad Elizabeth Gilbert, irlandesa de nacimiento y criada en India. Toda su vida vivió como española: bailarina, aventurera y cortesana, fue la primera "mujer fatal" de la historia, triunfó en todo lo que se propuso y viajó de un lado a otro del mundo en una época en la que las mujeres estaban condenadas a un segundo plano.

Cristina Morató descubrió este personaje cuando investigaba para su libro Viajeras intrépidas y aventureras: "Me encontré con documentación en la que aparecía una señora llamada Lola Montes cruzando el istmo de Panamá en 1853", señaló la escritora que, años más tarde y varios libros después, decidió contar la historia de una mujer marcada por el escándalo.

A través del estudio de correspondencia privada, artículos de prensa y buceando en archivos, Morató reconstruyó la vida de esta intrépida mujer que se casó en tres ocasiones y tuvo numerosos amantes como el compositor Franz Litszt o el rey Luis I de Baviera, que tuvo que abdicar por ella en 1848.

Tras actuar como bailarina en los mejores escenarios de Londres, París y otras ciudades europeas, Lola llegó a Múnich donde el rey, como la mayoría de los hombres que se cruzaron con ella, cayó rendido hasta tal punto que, con la corte en contra, la nombró condesa de Landsfield.

La periodista Cristina Morató reconoció su predilección por mujeres rebeldes y aseguró que la "desfachatez" de Lola Montes la hizo reír a carcajadas. Su manejo escaso de la lengua española no fue obstáculo para que durante un viaje por España no fuera desenmascarada.

Tras huir de Múnich, Montes se reinventó a sí misma y decidió partir a Estados Unidos, país que recorrió interpretando su famosa Danza de la araña (baile de la pulga) y un musical sobre su propia vida, convirtiéndose en la artista con más caché de la época en Broadway.

Con estos espectáculos llegó a la California de la época, donde vivió como una auténtica pionera en pueblos mineros y viajó más tarde a Australia. Al volver a Nueva York, se reconvirtió en una conferenciante de éxito y escribió un libro sobre consejos caseros de belleza: vendió 70.000 ejemplares en su primera edición, indicó la autora.