El Ebro pone contra las cuerdas a Navarra y deja Tudela inundada
Los daños fueron mayores que en 2003 y el agua llegó a los 1,5 metros de altura en algunos puntos del caso viejo
tudela - El Ebro se adueñó ayer de la Ribera y bajo su manto de agua de 7,78 metros de altura en Castejón (2.406 metros cúbicos por segundo) puso contra las cuerdas a todas las localidades por las que transcurre, Cadreita, Castejón, Valtierra, Arguedas, Tudela, Cabanillas, Fustiñana, Ribaforada, Buñuel y Cortes. Los daños y las afecciones, además de la muerte de un hombre en Fustiñana, fueron mayores que en 2003 pese a que la cantidad de agua que llegó, según los datos históricos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), fue ayer 400 metros cúbicos inferior.
Tudela fue el ejemplo palpable del poder del río. Hasta casi 1,5 metros de altura de agua se registraron en varias calles del Casco Antiguo, algo que solo se recordaba en la Nochevieja de 1960. Vecinos de las calles Verjas, San Julián, plaza de San Francisco, Miguel Servet, Santiago, paseo de Pamplona, Terraplen, Cortes, Huerto del Rey, Portal, Patio, Pontarrón, Fosal y Cubrimiento del Mediavilla se vieron obligados a usar las barcas que ofreció Protección Civil para poder salir de casa a trabajar, comprar o para evacuar ante el corte de luz que se produjo en muchas de ellas por el peligro de cortocircuitos. Además, el puente sobre el Ebro, la entrada a La Mejana, la carretera a Pamplona y el Camino del Cristo fueron cerrados por el desborde del propio río.
una pequeña venecia El casco viejo se vio anegado en realidad por el río Queiles, que al no poder desembocar en el Ebro, revocó y subió por las alcantarillas, inundando las calles cercanas a su cauce que discurre debajo de esta zona de Tudela. Aunque en Castejón dejó de subir a la 1.00 del viernes, en Tudela siguió creciendo hasta las 15.00 horas, llegando casi a los 5,85 metros de altura. Las afecciones en la capital ribera son más parecidas al día de año nuevo de 1961 (4.950 m3) que a febrero de 2003 (2.850 m3). El responsable de la Policía Municipal de Tudela, José Ángel Santamaría, señaló que “llevo 31 años trabajando aquí y es la mayor que recuerdo, en 2003 no llegó a afectar tanto al casco urbano y cuando entró duró 3 o 4 horas, veremos cuándo se va este agua”. El problema es que hasta que el Ebro no baje mucho ni los ríos Queiles ni Mediavilla pueden desaguar y siguen subiendo por los sumideros.
Todo comenzó a desbocarse hacia las 6.15, cuando por las alcantarillas de la calle Terraplén y paseo de Pamplona comenzó a brotar agua. Aunque el jueves por la noche en algunas calles ya se veía agua, en solo dos horas su profundidad se multiplicó y para las 8.00 el agua del Ebro saltó las defensas y penetró en el casco urbano, se cortó la carretera y una veintena de calles eran ya intransitables.
Protección Civil debió desplegar los equipos de buceo y las lanchas para inundaciones y comenzaron a asistir a los vecinos que trataban de hacer vida normal, yendo a trabajar, comprando medicinas o haciendo sus obligaciones. En muchos garajes y bajeras el agua superó el metro de altura, como sucedió en la calle Cubrimiento del Mediavilla, donde Sergio López y su padre se afanaron al máximo desde la madrugada para sacarla de la bajera que utilizan para realizar actividades gastronómicas. Primero lo intentaron con cubos, pero, como todos, al final tuvieron que tirar de motobomba porque “el agua salía hasta del retrete”, señaló López, que explicó que estuvieron más de ocho horas achicando agua.
“Hemos puesto a salvo los electrodomésticos, hemos vaciado los armarios y mañana (por hoy) si ha bajado el nivel, que se ha quedado cerca del metro de altura, nos pondremos a limpiar a fondo”. Tampoco tuvo tiempo para descansar David Palacín, que reside en la calle Portal. “Ha sido una noche y una mañana bastante larga. No hemos parado de sacar agua y aún tenemos muchas cosas flotando porque sigue a 1,30 metros de altura dentro de casa”. Al final, toda su familia tuvo que ser evacuada y pasar la noche en casa de otros familiares.
“Nadie del Ayuntamiento se ha dirigido a nosotros. El alcalde haciéndose fotos muy bonitas en el paseo del Prado ante los medios de comunicación, pero el Casco Antiguo ni visitarlo. Ha sido vergonzoso, una desprotección total”, denunció Palacín.
Durante todo el día comercios y bares estuvieron sacando agua de sus bodegas y bajeras en una ciudad atravesada por varios cursos fluviales que ayer parecía la Venecia de la Ribera.
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