Bilbao. La de ayer será una jornada que los vecinos de la calle Fika del barrio bilbaino de Santutxu tardarán en olvidar. Sobre las 10.30 horas, una mujer alertaba a la Ertzaintza de la presencia de una bolsa con un feto dentro en la parte trasera de la vía, cerca del colegio Berrio-Otxoa. Tras la llamada, agentes de la Policía autonómica se personaron en el lugar, acordonaron la zona y confirmaron la macabra presencia. El cuerpo encontrado era el de un nonato de unos seis meses de gestación.

Saray fue testigo directo del hallazgo, ya que es vecina del edificio que se encuentra justo encima del lugar donde la mujer encontró la bolsa con el feto. "Han tenido que dejarlo a partir de las 6.30 horas, porque a esa hora me levanté yo de la cama miré por la venta y no vi la bolsa", rememoraba esta mujer. Sí vio la bolsa sobre las 10.30. "He oído gritar a una chica que iba con su perro y he salido a la ventana a ver qué ocurría". Saray vio la bolsa, pero no podía ni imaginar lo que había en su interior. "La chica miraba hacia arriba, como si se la hubiesen tirado, parecía que estaba como buscando quién la podía haber tirado", precisó esta vecina de la zona. "En un principio, pensaba que lo que había dentro de la bolsa era un cochinillo. No se me podía pasar por la cabeza que dentro pudiese haber un feto humano", recordó Saray visiblemente emocionada.

Fue la fuerza del viento la que destapó parcialmente la bolsa y dejó al descubierto la triste realidad. "Al soplar una brisa tan intensa, en un momento el viento ha dejado la bolsa medio abierta y he podido ver desde la ventana que se trataba de un feto. Tenía el cordón umbilical y se le podía ver la forma de la columna. Es terrible, tengo la imagen clavada en mi mente y no me la puedo quitar", señaló esta testigo. Cariacontecida se preguntaba sobre "¿quién puede hacer tal cosa? Yo tengo dos hijos y, la verdad, todo esto me ha dejado muy mal".

En Busca de pruebas Tras la comprobación de la Ertzaintza de que, efectivamente, los restos hallados en el interior de la bolsa eran humanos, los agentes comenzaron las investigaciones para averiguar quién es el responsable del abandono. Las primeras pesquisas se llevaron a cabo en el edificio contiguo al lugar del hallazgo. "Han estado varias horas registrando el edificio por completo", apuntaron testigos presenciales. Piso por piso, los agentes fueron buscando indicios del autor o autora, con el fin de determinar si los sospechosos residían en alguna de las viviendas más próximas. "Nos han cacheado, han rastreado toda nuestras casas e, incluso, nos han mirado las coladas para ver si había restos de sangre en las prendas", indicó a este periódico una vecina. Hora y media más tarde del hallazgo, sobre las 12.05 horas, llegó la comitiva judicial al lugar para proceder al levantamiento del nonato. Poco después lo hacía el equipo de limpieza del Ayuntamiento para borrar el rastro de sangre que la bolsa había dejado en la acera.

La intervención de los operarios sirvió para quitar los restos de unos hechos que continúan siendo investigados por la Ertzaintza y que los vecinos no olvidarán en mucho tiempo. "Ha sido una barbaridad".