hABLAR de la crisis de la industria musical no es ninguna novedad. Tampoco lo es reflexionar sobre lo que esta crisis afecta a los diversos agentes de este sector, ya sean cantantes, productores, distribuidores o por qué no, trabajadores de los establecimientos dedicados a la venta de discos. Sobre este último punto, solo puede afirmarse lo que la mayoría sabe, que los grandes establecimientos dedicados exclusivamente a la venta de discos, o han cerrado o están cerca de hacerlo.

Una de las cadenas de tiendas de discos más pujante de los últimos años, Discos Gong, llegó a contar con tres locales en Euskadi, dos de ellos en Donostia. En 2009, cerró el de La Bretxa; un año después, el del Centro Comercial Artea, en Getxo (Bizkaia), y finalmente, hace unos meses, Discos Gong abandonó la CAV definitivamente al cerrar la tienda del Centro Comercial Arcco, en el donostiarra barrio de Amara. No obstante, aún quedan algunos reductos, varios de ellos en la capital guipuzcoana, lo que demuestra que, dentro de ciertos límites, el porvenir de estos negocios aún puede seguir siendo viable. Conozcamos quiénes son.

los protagonistas

Últimos supervivientes

José, psicólogo de profesión, lleva casi dos décadas en el sector de la venta de discos, y los últimos nueve años los ha pasado al frente de Discos Paseo Colón, en el donostiarra barrio de Gros. En su pequeño local, ha notado el descenso, "pero como en todos los negocios", señala. Su tienda se dedica al mercado de segunda mano, en el que "al ser los precios más baratos, el nivel de ventas se mantiene bastante constante", indica. "Los grandes establecimientos de la ciudad lo pasan peor -reflexiona-, porque no pueden competir con las tiendas de segunda mano en cuanto a precios".

En cualquier caso, "sí que ha habido pérdidas en el número de discos vendidos, pero se compensa con los DVD y cómics", explica. Sobre los productos musicales, el vinilo es "la estrella", y dice que "vendería más si no fuera porque entra muy poco de ese material". Además, precisa que "se cree que se compra el vinilo por coleccionismo, y no es así; se compra para escuchar el sonido original, el analógico".

Sobre los CD, comenta que, aunque todo influye, "el descenso es más pronunciado a causa de la crisis del sector que por la económica". Con todo, opina que el CD "no morirá" pero, para sobrevivir, cree que "al haber pocos clientes potenciales, se le dará más contenido al disco: un buen libreto, una buena presentación, grandes fotos, más canciones, bonus rescatados, etcétera, para mantener al cliente fiel, más que para captar otros nuevos".

Y finaliza con una reflexión: "Como psicólogo, creo que tenemos la costumbre de buscar lo pasado, de deleitarnos con ello, por lo que el coleccionismo siempre estará". Asimismo, indica que la gente tiende a buscar elementos de su pasado, de su niñez, por lo que el coleccionismo también pervivirá en forma de CD, como lo ha hecho el vinilo".

Alberto, responsable de Donosti Rock, en la Parte Vieja donostiarra, desde hace quince años, vende material nuevo de rock y heavy metal. En su caso, quizá por ser un negocio pequeño de música muy especializada, ha conseguido capear un poco el temporal. "Hace cuatro o cinco años se notó una bajada y, por supuesto, no vendo como hace diez o quince años pero, desde hace tres, hemos tenido un repunte en las ventas", señala.

Aunque destaca la competencia de Internet por encima de la de las multinacionales como Fnac o Mediamarkt, cree que su negocio no es solo un reducto para coleccionistas. "Si fuera así, yo no seguiría aquí", indica. "Ahora, me he acostumbrado a ver chavales en la tienda, más que hace varios años", precisa Alberto.

Por otro lado, la fidelidad de los clientes es un factor que, sin ser el único, sí es reseñable para este profesional, ya que "a todos no les puedes caer bien, pero tengo algunos clientes que venían hace quince años, cuando eran muy jóvenes, y ahora vienen con sus hijos pequeños; y eso es algo de lo que me enorgullezco", explica.

Sobre el futuro del sector, precisa: "Quiero pensar que lo peor ya ha pasado; en mi caso, si sigo como estos últimos tres años, continuaré". "Bien es cierto -añade-, que no tendré empleados, ni un porche en la puerta, pero firmaría por seguir así muchos años", sentencia.

Juan Cruz lleva la friolera de 28 años al frente de Parsifal, una tienda especializada en música clásica del Centro de Donostia. "La crisis es muy grave, pero afecta más a la música comercial que a la clásica", comenta. Asimismo, destaca que la amenaza más importante es que "llega un momento en el que los seguidores de música clásica tienen su discoteca hecha con todo lo que les gusta, y este estilo se renueva muy poco". "Quizá algunos buscan un artista en particular -continúa-, pero el relevo generacional del público es problemático".

Sobre el futuro, es de los que piensan que "el soporte físico no desaparecerá, pero quedará para coleccionistas, para aquellos que les guste tener el objeto de un modo tangible, y poder tocarlo con las manos".

Luis lleva 21 años al frente de Beltza Records, en la Parte Vieja de Donostia. Vende productos de segunda mano y también novedades de rock y heavy metal. En su caso, el descenso empezó hace diez años "por el efecto de Internet, que ha hecho que la gente joven deje de comprar y coleccionar". Dice que es muy complicado luchar contra algo que "ofrece un panorama inmenso sin moverte de casa"

Sobre el porvenir del sector, la palabra que emplea es la misma que usan los demás dependientes de este tipo de tiendas: negro. Opina que "la única esperanza es que se vuelva a revitalizar el formato vinilo, que se está extendiendo un poquito, porque es el original, por su sonido y diseño gráfico".

Juan Pedro es el responsable de Sonata, una tienda especializada en música clásica del barrio donostiarra de Gros. Dice que las ventas de discos han sufrido un "progresivo descenso" pero, en su caso, más que la crisis económica o la del sector, le perjudicaron las obras que durante cuatro años tuvieron lugar en la Plaza Cataluña, donde está radicado su establecimiento.

Sobre el futuro, no hay sorpresas, también es "negro" para Juan Pedro. "No sé qué nos deparará, pero a bien no creo que vaya el sector", comenta. Y añade: "Habrá gente que seguirá comprando, pero se convertirá en algo muy minoritario".

Sin entrar en análisis trascendentales, observando tan solo la situación de las últimas tiendas que subsisten en Donostia, podría sostenerse la idea de que el secreto para mantener vivos estos negocios es ser especializado, saber granjearse la fidelidad de un público pequeño y, sobre todo, no ser muy ambicioso.