Una familia bien avenida

biarritz. Okéra, Titounette, Sylvestrine, Charlie, Noëlla,Naïa y Urko. La familia más conocida del aquarium de Biarritz chapotea y bucea en las aguas del centro oceanográfico situado frente al litoral.

Se trata de siete ejemplares de foca gris, cuatro de los cuales fueron recuperados en la costa vasca y landesa tras desperdigarse de las colonias en las que se encontraban, cerca de Bretaña. La más veterana es Okéra, de 32 años, recuperada en la playa de Hendaia en 1980. Es la matriarca del clan y dio a luz en 2005 a Naïa y en 2009 a Nöella.

Un tercer ejemplar vino al mundo en 2008, Urko, pero al ser macho se le apartó del grupo puesto que en los colectivos de focas solo puede haber un animal de este género. Titounette cuenta ya con 25 años, Sylvestrine con 16 y Charlie ronda los once años. Estos animales pueden contemplarse en superficie jugueteando o bien echando la siesta. Pueden mantenerse sin respirar bajo el agua, en apnea, durante cerca de veinte minutos. Los cuidadores del centro les dan de comer todos los días a las 10.30 horas y a las 17.00 horas, lo que constituye un punto de referencia para los visitantes del aquarium. En total, cada una de las focas deglute alrededor de cuatro kilos de caballa o verdel.

Dos veces al año mudan de piel y se caracterizan por carecer de pabellón auditivo, si bien cuentan con una abertura que les permitir oír. Estos animales habitan en las costas de Inglaterra, Escocia e Irlanda y también en la Bretaña francesa.

La foca gris pesa cerca de 15 kilos en su nacimiento pero alcanza el centenar de kilos en su madurez. La gestación se prolonga durante once meses, tras la cual las madres amamantan a sus retoños durante tres semanas. Después, los pequeños continúan su desarrollo al margen de la figura materna.

Cada año, el Museo de la Mar de Biarritz recupera entre dos y tres ejemplares extraviados en la costa gala que, tras nutrirles y dejar que reposen, son dejados en libertad en las proximidades de la ciudad de Brest.