Casi la mitad de las 650 personas que atendió Proyecto Hombre en 2009 consumía a diario

Hernani. "Si no soy un yonqui, ¿por qué voy a ir a Proyecto Hombre?" La directora de Fundación Izan-Proyecto Hombre en Gipuzkoa, Izaskun Sasieta, repite esta frase varias veces a lo largo de la entrevista para presentar la memoria referente a 2009. Es la imagen que se suele asociar a un programa que, sin embargo, hoy día poco tiene que ver con sus inicios, allá por la década de los 80. El trabajo de la fundación "ha crecido y se ha diversificado mucho", resume su máxima responsable. Las nuevas realidades han hecho necesario crear nuevos recursos, como el programa Eraiki, que atiende a personas drogodependientes con una enfermedad mental severa.

Un total de 650 personas fueron atendidas el año pasado por los diferentes itinerarios terapéuticos que ofrece esta entidad. La mayoría, por haber consumido como droga principal cocaína (35,3% del total) o alcohol (28,9%). Sólo un 9,4% de los participantes en las terapias era heroinómano, tantos como los consumidores de anfetaminas o metanfetaminas (9,4%).

Los que llegan a Proyecto Hombre "han quemado casi todos los recursos y su situación económica, social, familiar o laboral está tocando fondo". Casi la mitad de ellos (42,05%) ha tenido una dependencia total de las drogas, puesto que las consumían diariamente o casi -el 12,5% admitió hacerlo entre cuatro y seis días a la semana y el 21,4% entre dos o tres días- antes de ingresar.

En la memoria se comprueba que, como consecuencia de los consumos de drogas, también tenían algún tipo de problemática judicial. El 67% (436 usuarios) de las personas que pasaron en 2009 por Proyecto Hombre había cometido algún tipo de delito o falta, bien contra la salud pública, la mayoría; o bien por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas, robar a pequeña escala o haberse visto implicado en una agresión de violencia de género, entre otros.

Aún con muchas aspectos comunes, los usuarios de Proyecto Hombre suelen llevar asociada su "carga particular" y, "según con qué mochila vengan, hay diversas puertas de entrada", explica Sasieta en referencia a los distintos itinerarios.

Tradicional El más conocido es el Tradicional, con sus tres fases: acogida, comunidad terapéutica y reinserción. "Está dirigido a personas que rozan la exclusión social, que llevan años viviendo en la calle o están cumpliendo una condena. Normalmente, no tienen un acompañamiento familiar", añade.

El 41% del total de usuarios que tuvo Proyecto Hombre en 2009 fue atendido en este itinerario; 265 personas drogodependientes, con una media de edad de 40 años. Muchos, tras llevar años en la calle, deben empezar una vida desde cero cuando llegan a la fundación. "No saben ni dónde tienen el DNI, cuál es su médico, tienen que ducharse, limpiarse, pasar por el médico para ver si sufren alguna enfermedad... Lo básico", detalla Sasieta. En este itinerario, el 61,37% de los usuarios ha perdido su trabajo.

El proceso dura dos años, en los que se comienza con un periodo de motivación en el recurso de Ulia (Donostia), siguiendo por la comunidad terapéutica, que se sitúa en Lasao (Zestoa), y finalizando el proceso de reinserción en el Alto de Miracruz (Donostia) -ha sustituido al de Usurbil-. Al tratarse de personas que no cuentan con un seguimiento familiar -aunque puede recuperarse mediante el proceso-, la fundación dispone de recursos residenciales en Uri-Gain (Donostia) y Usurbil.

Itinerario Hernani Éste habilita dos programas distintos: Intensivo y Abierto. El primero cuenta con las mismas fases, metodología y objetivos que el Itinerario Tradicional, pero con una salvedad importante: el perfil de los usuarios. "La edad media es de unos veintitantos. Aquí es imprescindible el tutelaje de la familia, porque funciona de lunes a viernes. El Tradicional, en cambio, está abierto los 365 días al año", justifica la máxima responsable de Proyecto Hombre de Gipuzkoa. Se trata de consumidores, principalmente, de cocaína (un 42,65% de los 207 usuarios que pasaron por el programa en 2009) y alcohol (14,71%). Además, frente al Tradicional, el porcentaje de parados se reduce al 34,98% de los usuarios.

Donde cambia, sobre todo, el perfil, es en el Programa Abierto, que en 2009 contó con 104 usuarios de una media de edad de entre 40 y 50 años. "Con ellos sería inviable un ingreso. Son personas bien integradas, con una familia propia, y que, más o menos, llevan sus responsabilidades adelante", explica Esteban Pérez, actualmente responsable del Programa Alcohol.

La cocaína es, muy por encima de cualquier otra, la droga principal (aparece en el 61,96% de los casos) de los que accedieron a este itinerario en 2009, seguida del alcohol (25%). El 63%, ademas, trabaja por cuenta propia o ajena. El porcentaje de parados cae hasta el 15,22%. Acuden tres días a la semana a partir de las 19.00 horas y, durante la fase terapéutica, hacen dos noches en el centro.

alcohol De creación más reciente (2004), este programa dispone de un recurso ambulatorio por el que pasaron 98 personas y uno residencial, denominado Itxaro, en el que se atendió a 25 alcohólicos. La media de edad se sitúa sobre los 40-50 años y el porcentaje de mujeres (que puede alcanzar hasta el 40% del total en algunos casos) es superior al de otros itinerarios, donde la relación hombre-mujer es del 80%-20%, aproximadamente.

A este respecto, Sasieta incide en que "llama la atención el caso de las mujeres, porque la mayoría llegan a Proyecto Hombre solas y muy cascadas". El caso del alcohol es, quizá, el más significativo. "La mayoría de las mujeres alcohólicas bebe sola en su casa, a escondidas y, muchas veces, tapando una depresión. El hombre es un bebedor social", añade Pérez.

Además de estos itinerarios, Proyecto Hombre realiza una labor de intervención familiar muy importante, con un punto de encuentro para "analizar, reflexionar, debatir y plantear propuestas", recuerda la directora.