Los lunares son manchas o bultos que mucha gente tiene en la piel. Aunque no suelen suponer un riesgo, existen ciertos aspectos que hay que tener en cuenta.

La dermatóloga Leire Barrutia señala que existen varios factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel de tipo melanoma. Esto hace que sea más necesario vigilar los lunares con cierta frecuencia.

Entre dichos factores, Barrutia subraya el fototipo de la piel; si es de nivel 1 o 2 (piel clara) se debe tener especial cuidado. Asimismo, señala que hay que extremar la precaución si tenemos más de 50 lunares, y agrega que si son atípicos también se deben vigilar. Tener antecedentes personales o familiares de primer grado de melanoma también es algo a destacar, así como el haber tenido mucha exposición solar a lo largo de nuestra vida.

"Si se juntan varios de estos factores es recomendable vigilar los lunares al menos una vez al año", explica.

Cuidados básicos

Los lunares, también llamados nevos, son pequeñas acumulaciones de melanocitos, las células responsables del color de la piel. La mayoría son inofensivos y se mantienen estables a lo largo del tiempo, pero es importante observarlos con atención, ya que algunos pueden transformarse en lesiones malignas, como el melanoma.

Para cuidar los lunares, se recomienda proteger la piel del sol utilizando protector solar con un factor alto (mínimo FPS 30), especialmente en verano o durante actividades al aire libre. También es aconsejable evitar la exposición solar en las horas de mayor radiación (entre las 12 y las 16 h) y cubrir las zonas más expuestas con ropa ligera o sombreros. Además, es importante no manipular ni intentar eliminar los lunares por cuenta propia.

Una joven con un lunar en el cuello Freepik

Señales de alerta

Las señales de alerta que deben motivar una consulta dermatológica se resumen en la regla del ABCDE: Asimetría (una mitad distinta de la otra), Bordes irregulares, Color desigual, Diámetro mayor de 6 mm y Evolución, es decir, cambios en tamaño, forma, color o síntomas como picor o sangrado. Una revisión anual con el dermatólogo es una práctica sencilla que puede prevenir complicaciones y detectar a tiempo cualquier anomalía.