La vitamina D es un nutriente liposoluble esencial para la salud ósea, la función inmunológica y múltiples procesos metabólicos. Se sintetiza principalmente en la piel mediante la exposición al sol, y también puede obtenerse a través de alimentos como pescados grasos, yema de huevo, productos fortificados o suplementos.

Aunque los beneficios de esta vitamina son ampliamente conocidos, también lo es el riesgo —aunque poco común— de una sobredosis o toxicidad por vitamina D.

¿Es posible tener un exceso de vitamina D?

Desarrollar una hipervitaminosis D es posible, aunque raro. Esta condición ocurre cuando los niveles de vitamina D en el cuerpo son demasiado altos, lo que generalmente se debe al uso excesivo de suplementos.

El cuerpo regula la producción de vitamina D a través de la piel, por lo que la exposición solar no suele causar toxicidad. En cambio, una ingesta excesiva de suplementos (normalmente más de 10.000 UI diarias de forma prolongada) puede llevar a niveles peligrosamente altos en sangre.

La toxicidad por vitamina D provoca un aumento excesivo del calcio en sangre (hipercalcemia), que puede causar síntomas como:

  • Náuseas y vómitos
  • Fatiga y debilidad muscular
  • Dolor óseo
  • Sed excesiva y micción frecuente
  • Ritmos cardíacos irregulares
  • En casos graves, daño renal o formación de cálculos

Los suplementos, mejor bajo supervisión médica. F.P.

Diagnóstico del exceso de vitamina D

El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre. Se consideran niveles normales de 25(OH)D (25-hidroxivitamina D) entre 30 y 50 ng/mL. Valores por encima de 100 ng/mL pueden ser indicativos de toxicidad, especialmente si se acompañan de hipercalcemia. El médico también evaluará otros parámetros como la función renal, el nivel de fósforo y la parathormona.

¿Cómo se trata el exceso de vitamina D?

El tratamiento consiste en eliminar la fuente de vitamina D y reducir los niveles de calcio en sangre. Las estrategias comunes incluyen:

  1. Suspender suplementos de vitamina D: Es la primera medida inmediata.
  2. Restringir el calcio en la dieta: Se limitan lácteos y otros alimentos ricos en calcio.
  3. Hidratación intensiva: Ya sea oral o intravenosa, para ayudar al riñón a eliminar el exceso de calcio.
  4. Uso de medicamentos: En casos severos, pueden emplearse corticosteroides o bifosfonatos para reducir los niveles de calcio, o fármacos diuréticos bajo supervisión médica.
  5. Monitorización médica: Es fundamental el seguimiento clínico para evitar daño renal u otras complicaciones.

¿Suplementación? Cuando haya deficiencia diagnosticada

Aunque la vitamina D es crucial para la salud, su uso desmedido sin control médico puede derivar en efectos adversos graves.

La suplementación debe realizarse únicamente cuando exista una deficiencia diagnosticada y bajo orientación profesional. El equilibrio es la clave: tanto la deficiencia como el exceso de vitamina D pueden perjudicar al organismo. Por eso, ante cualquier duda, lo recomendable es consultar al médico y evitar la automedicación.