La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), a través de su Grupo Gónada, Identidad y Diferenciación Sexual (GIDSEEN), incide en la importancia de la Endocrinología en el proceso de transición de las personas trans aunque, en palabras del doctor Marcelino Gómez Balaguer, coordinador de GIDSEEN, “no todas las personas trans requieren tratamientos farmacológicos ya que, en algunos casos, la medicalización es una vía más, pero no la única, para el mejor desarrollo de su proyecto vital y, en muchos casos, no necesitan ni demandan modificaciones corporales”.
Si precisan un tratamiento farmacológico, el médico especialista en Endocrinología y Nutrición destaca la importancia de contar con un equipo multidisciplinar liderado por el endocrinólogo y que esté conformado por pediatras, cirujanos, ginecólogos y profesionales de la salud psicosocial para garantizar una asistencia sanitaria de calidad e igualitaria para trabajar siempre de forma coordinada con la medicina familiar y comunitaria
En este sentido, los endocrinólogos manifiestan que las personas trans siguen sufriendo inequidades en la atención sanitaria y experimentan una mayor dificultad en el acceso a los servicios sanitarios. “Un alto porcentaje manifiesta haber vivido experiencias negativas con los profesionales de la medicina. La mayoría de estos conflictos surgen por un desconocimiento de la realidad trans y podrían evitarse mediante campañas de información y programas de docencia”, apunta Gómez Balaguer.
Por ello, es crucial la formación y la difusión de conocimiento para combatir la transfobia, la discriminación y las inequidades en el acceso a los servicios sanitarios de salud.
La OMS aboga por emplear el término discordancia de género en lugar de transexualidad
Despatologización
Los endocrinólogos insisten en la importancia de la despatologización de la transexualidad o transgenerismo. En este sentido, explican que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha excluido recientemente en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) a la transexualidad del capítulo de enfermedades mentales, lo que supone una despsiquiatrización de la transexualidad.
En esa línea, la OMS aboga por emplear el término discordancia de género en lugar de transexualidad. “Disforia de género es la presencia de un malestar clínicamente significativo y no siempre está presente. No todas las personas trans asocian disforia ni todas las disforias son iguales e incluso cada vez más nos encontramos con personas trans sin disforia y que viven sin necesitar de actuaciones médicas”, explica.