El atragantamiento es un accidente común en niños y constituye un riesgo significativo en la infancia temprana. La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) ha alertado sobre este problema, indicando que el atragantamiento es la causa más común de accidentes en menores y la segunda causa de muerte en el grupo de edad de 1 a 3 años.
Esta situación resalta la importancia de tomar medidas preventivas y conocer técnicas de primeros auxilios que puedan salvar vidas.
Alimentos de alto riesgo
Algunos alimentos presentan un riesgo particularmente alto de causar asfixia en niños. Según la SEORL-CCC, las salchichas son especialmente peligrosos y son responsables de numerosos episodios de asfixia infantil.
Las salchichas, debido a su forma cilíndrica y textura blanda, pueden obstruir fácilmente las vías respiratorias si no se sirven de la forma adecuada. Los especialistas recomiendan cortar las salchichas de manera longitudinal en lugar de rodajas, ya que esto reduce la probabilidad de que se alojen en la garganta.
Asimismo, los caramelos y frutos secos también pueden ser muy peligrosos. La SEORL-CCC recomienda no ofrecer frutos secos sin moler a niños menores de 5 o 6 años debido al riesgo elevado de asfixia. Su pequeño tamaño y dureza los convierten en elementos potencialmente peligrosos que pueden obstruir la vía aérea fácilmente.
Igualmente, las palomitas de maíz deben evitarse hasta los 5 años, ya que los granos pueden pasar accidentalmente a las vías respiratorias y causar asfixia.
La importancia de la prevención
La prevención es fundamental para reducir el riesgo de atragantamiento en los niños. Además de elegir cuidadosamente los alimentos que se les ofrecen, es recomendable supervisarlos mientras comen y evitar que se distraigan o jueguen mientras están comiendo. Enseñarles a masticar adecuadamente y evitar que hablen con la boca llena son hábitos que pueden hacer una gran diferencia en su seguridad.
Asimismo, es crucial que los cuidadores y padres tomen medidas adicionales, como mantener objetos pequeños fuera del alcance de los niños, ya que las piezas de juguetes o pequeños artículos del hogar también representan riesgos de asfixia. La educación sobre prácticas de seguridad alimentaria y la supervisión constante son esenciales para proteger a los más pequeños de este tipo de accidentes.
Maniobra de Heimlich: una técnica fundamental
A pesar de todas las precauciones, es posible que en algún momento un niño se atragante. En estos casos, conocer la maniobra de Heimlich puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La maniobra de Heimlich es una técnica de primeros auxilios que ayuda a desobstruir las vías respiratorias en caso de que un cuerpo extraño esté bloqueándolas. Consiste en aplicar una serie de compresiones abdominales, lo que genera una presión que puede expulsar el objeto que esté causando la obstrucción.
Para realizar la maniobra en niños mayores y adultos, se debe colocar las manos alrededor de la cintura de la persona, justo por encima del ombligo, y realizar compresiones rápidas hacia arriba. En el caso de bebés menores de un año, la maniobra es ligeramente distinta y requiere realizar golpes en la espalda y compresiones en el pecho de manera cuidadosa.
Es recomendable que los padres, cuidadores y profesores reciban formación en primeros auxilios y practiquen cómo realizar la maniobra de Heimlich correctamente. Existen cursos de primeros auxilios que enseñan esta técnica y otras prácticas de emergencia, brindando a las personas herramientas para actuar rápidamente en caso de atragantamiento.
El atragantamiento es un problema grave que puede prevenirse siguiendo algunas recomendaciones de seguridad alimentaria y manteniendo una vigilancia constante durante las comidas.
Evitar alimentos de riesgo, como salchichas sin cortar, frutos secos y palomitas de maíz, es fundamental para reducir la posibilidad de accidentes.
Asimismo, es importante que los adultos que rodean a los niños sepan cómo actuar en caso de emergencia y dominen la maniobra de Heimlich, una técnica que puede salvar vidas en momentos críticos. La prevención y la preparación son las mejores herramientas para proteger a los más pequeños del riesgo de asfixia.