Hace diez años recorría aldeas de Tanzania a bordo de un hospital móvil para hacer llegar los cuidados sanitarios a lugares poco practicables y a personas nada acostumbradas a recibirlos. Hoy aparece en la terraza donde tomamos el café previo a esta conversación como un deportista olímpico recién duchado que estrena camisa blanca. Ni su juventud ni su aspecto se ajustan al cliché del psiquiatra tradicional. La innovación y los resultados de la Unidad de Estimulación Electromagnética Transcraneal que ofrece su clínica, tampoco.