Desde el auge de los nuevos modelos de pareja, el incremento en los cuestionamientos de género, la mayor salud sexual en edad avanzadas, el impacto de la pornografía, las nuevas maneras de conectar eróticamente y, en general, un mayor conocimiento científico del comportamiento sexual humano, el sexo está más presente que nunca entre nosotros. En su nuevo libro La ciencia del sexo (Ed. Debate), Pere Estupinyà se sumerge en una novedosa investigación sobre el tema con una mirada rigurosa.

Con este título supongo que el libro ligará sexo y ciencia, ¿pero también el género? ¿Son lo mismo sexo y género?

Los sexólogos, o yo mismo, por sexo entendemos la parte más biológica; en la naturaleza hay machos y hembras y hay exocromosómico, XX o XY y hay sexo hormonal, más testosteronas. Luego está el género, que es una especie de construcción social que tiene unos condicionantes con nada que ver con la genética. El sexo y el género no son lo mismo, ni hay gen alguno que te condicione para llevar el pelo largo o corto, pantalones o falda. El género está relacionado con el sexo, pero tiene componentes culturales. 

En Ciencias Naturales explicaban el sexo en células y en animales, pero poco en humanos, ¿acaso no hay una línea evolutiva continuada? ¿O nosotros somos un salto cualitativo en la evolución sexual?

Nosotros lo que tenemos es un cerebro más desarrollado que el resto de los animales. Aprendemos más y pensamos no sólo en el presente, sino también en el futuro y tenemos una cultura a nuestro alrededor. Todo esto afecta al comportamiento sexual. Un animal solo se mueve por impulsos reproductivos, las hembras de mamífero solo desean tener sexo cuando están ovulando, lo hacen por mera reproducción. Nosotros podemos tener sexo, por placer, no por reproducción, o podemos no tener sexo por miedo a la reproducción pensando en las consecuencias futuras. En los humanos, al tener esa sociología, esa cultura, el comportamiento sexual es muy diferente del resto de animales. Aunque sí compartimos los principios básicos, porque la neurofisiología del deseo sexual es prácticamente la misma, es verdad que, en nuestra educación, sea por tabú sea por decoro, se ha hablado más del sexo en la naturaleza que del sexo en los humanos.

¿Quizá entender que la sexualidad en humanos es algo más que reproducción sea precisamente ese salto cualitativo?

Claro. Ya lo sabemos y nos resulta muy obvio, pero nosotros nos preocupamos de las consecuencias del sexo y también lo vemos como una fuente de placer y de unión entre personas, no solo como fin reproductor. Sí que tenemos el instinto, pero la cultura y el aprendizaje, más nuestras experiencias durante la vida, lo modulan completamente.

¿El sexo es algo más que pura química cromosómica y hormonal?

Sí. Es mucho más. Pero aquí voy a defender un poco más esta parte de química y de cromosomas en un aspecto, que es cuando algo falla. Si nuestro organismo funciona bien, el sexo se rige solo por el cerebro y por las normas sociales y que tu mismo te impones. ¿Pero qué pasa cuando hay sequedad vaginal o el hombre no tiene erección o desaparece el deseo? Allí puede haber algún fallo hormonal o químico. O cuando una persona nace con genitales ambiguos. Es importante saber cuál es la fisiología o la genética y la parte endocrina de la sexualidad en el ámbito de la medicina sexual. Cuando hay algún problema, hay que decir que no solo es mental, que también es físico fisiológico e intentar solucionarlo.

Clítoris, pene, orgasmo, masturbación… eran palabras entre la prohibición y el tabú, ¿sigue siendo así? ¿La prohibición no habrá sido el combustible que alimenta la pornografía y la prostitución? 

En parte sí. En La ciencia del sexo ya digo que le damos demasiada importancia al sexo en este componente de obsesión. Al ser algo tabú, prohibido, inhibido o reprimido eso suele explotar, por eso en uno de los capítulos hablo de las fantasías. Cuando tienes fantasías que tú no quieres realizar se vuelven obsesivas. Esa es la parte más gris de la sexualidad que has comentado, como el abuso de la pornografía. Porque la pornografía, si se modera, tampoco es tan negativa; pero sí la prostitución y el abuso, que son lacras que nacen de no poder manifestar o de no estar bien, de no estar satisfecho con tu vida sexual y esto es problemático.

¿El sexo está en un cerebro gobernante de las hormonas? ¿O es al revés y son las hormonas las que gobiernan el ‘cerebro sexual’?

Las hormonas, los genitales y la respuesta sexual en general influyen según van dando información al cerebro; es casi como tener o no tener hambre. Pero el cerebro es el que manda, el que tiene que decidir y controlar. Yo soy muy racional y creo que el cerebro puede decidir en algún momento, voluntariamente, pasarlo bien, hacer locuras y dejarse llevar por la pasión. Nuestra parte racional es la que tiene que decir: en estas condiciones, con esta persona me doy la libertad para dejarme llevar por la pasión. Pero si no, tiene que mandar el cerebro, porque en caso contrario al final nos arrepentimos o no tenemos en cuenta el bienestar de la otra persona. En algunos casos las hormonas son muy insistentes, pero quien tiene que mandar es el cerebro.

Somos 22 pares de (auto) cromosomas más un par sexual, XX o XY. ¿Tener otra distribución cromosómica es tan normal en humanos? Ciertas reivindicaciones LGTBI provocan dudas, ¿Estas reivindicaciones LGTBI no confunden sexo y género?

Quien suele confundirse es la sociedad mas convencional. El colectivo LGTBI tiene muy claro que cromosómico existe, pero que no es lo mismo que el género. En este sentido pueden plantear esta fluidez de comportamientos y de identificación entre ser más hombre o mujer, entendido por género, no como macho o hembra entendido como sexo; y en fluidez de orientación sexual, lo mismo. En la naturaleza, lo mas prevalente es la heterosexualidad, pero, como te decía antes, nosotros podemos ver y sentir el sexo de una manera más lúdica o personal, y algunas de estas personas se preguntan por qué no experimentar con mi sexualidad o tener una clara inclinación homosexual que también existen en la naturaleza. Creo que quienes más confundidos están, por simplismo, son las visiones más conservadoras.

¿La relación edad y sexualidad está bien entendida y tratada en una sociedad que ya llega con frecuencia y salud a los 90 años?

En sexualidad no hay grandes revoluciones, porque el cambio es progresivo. Uno de ellos es que la gente envejece con mucha mejor salud. Y la salud está relacionada con el sexo; no solo por salud, sino porque la gente se divorcia más, se separa más, tiene más encuentros sexuales en edades avanzadas; las parejas que siguen juntas leen libros como el mío y dicen "oye estamos a tiempo" y pasan a la acción. El sexo está muy relacionado con la salud y la edad, por lo que, si se tiene buena salud y un estado emocional adecuado y con personas dispuestas a tu lado, en edades avanzadas también se puede tener sexo. Es un sexo un poco diferente, no tan acrobático, pero en cuanto a caricias, excitación y en cuanto a orgasmos no es tan diferente.

Proliferan los libros de autoayuda. ¿Se desliza su libro hacia la autoayuda o no es su objetivo?

No es mi objetivo. A una persona individual no me atrevería a recomendarle nada. Pero como principios generales sí, porque hay algunos que pueden afectar a la mayoría de las personas. En el libro soy muy cuidadoso, pero cuando te hacen preguntas concretas, tu tienes sensación y experiencia suficiente para contestarlas. Ahí sí hay un momento en el cual se puede acercar peligrosamente a algo que a mí no me gusta nada, como es la autoayuda.

Quiénes desearía que leyeran más su libro, ¿adolescentes, adultos, mayores de 65 años? 

Es un libro para todas las personas que sienten un poco de curiosidad, tanto por la parte científica, como por la parte sexual; no hay una edad determinada. Los estudiantes le sacarán partido, la gente adulta también. Pero me han llegado un par de comentarios de profesores de instituto que han leído el libro y dicen que sería ideal para estudiantes de bachillerato, porque tiene esos dos componentes, la sexualidad y la científica. No lo había contemplado para el público adolescente, pero ahora sí.

QUIÉN ES

Pere Estupinyà (Tortosa, 17 de octubre de 1974) estudió Química y Bioquímica, pero abandonó su doctorado en genética para dedicarse a la difusión del conocimiento científico. Ha sido Knight Science Journalism Fellow en el MIT y trabajado en los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos. Es el editor del programa Redes de TVE, y conocido por su programa El Cazador de cerebros. Ha publicado S=EX2: La ciencia del sexo, Rascar donde no pica, Comer cerezas con los ojos cerrados, libros traducidos a varios idiomas, y ahora La ciencia del sexo.