A la hora de dormir cada uno tiene sus propios gustos: solos, acompañados, cada uno en su lado sin moverse, acurrucados... y esto nos lleva al eterno debate acerca de cuál es la forma más adecuada de descansar.

Pese a que existe una creencia bastante extendida de que si los miembros de una pareja no duermen en la misma cama es señal de crisis, no siempre es así, sino que cada uno debe buscar la forma en la que mejor concilia el sueño y puede que no siempre sea en compañía. 

Compartir cama con alguien que ronca o que no para de moverse no siempre es fácil. La falta de espacio tampoco ayuda y menos todavía en esas noches de calor en las que evitamos el más mínimo contacto y en las que rebasar esa línea imaginaria del centro de la cama se convierte en una auténtica osadía. 

Un estudio llevado a cabo por la investigación de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, concluyó que si se comparte cama con una persona que se mueve mucho durante la noche, la posibilidad de padecer trastornos del sueño aumenta en un 50%.

Y la calidad del sueño es muy importante. Dormir mal perjudica seriamente la salud ya que puede provocar cansancio, irritabilidad, estrés, sobrepeso, problemas de memoria, mayor probabilidad de sufrir accidentes, disfunciones sexuales y una menor esperanza de vida.

Todo esto nos podría hacer pensar que dormir en pareja está sobrevalorado y que lo más saludable sería dormir solos, cada uno con sus manías y sus costumbres, e incluso en una habitación distinta. Sin embargo, muchos estudios han llegado a conclusiones que aseguran lo contrario.

Una pareja acostada en la cama duerme plácidamente. Freepik

Beneficios de dormir en pareja

Dormir en pareja es siempre una decisión personal con la que ambas partes deben sentirse bien. Debemos poner en una balanza los pros y los contras de dormir acompañados y basándonos en ello decidir de qué manera obtenemos un sueño más reparador. 

La ciencia nos da algunas pistas acerca de qué es lo más saludable. Distintos estudios médicos aseguran que lo mejor es dormir acompañado. Una importante investigación realizada a mujeres encontró que aquellas que dormían en pareja lograban conciliar el sueño de forma más rápida y se despertaban menos veces durante la noche.

Estas conclusiones indican que dormir acompañado tiene beneficios a nivel psicológico ya que, entre otras cosas, disminuye los niveles de cortisol en el cerebro, también conocida como la hormona del estrés, y estimula la producción de oxitocina, favoreciendo todo ello a nuestro descanso.

Además, dormir acompañados nos hace sentirnos más seguros durante la noche. No solo se trata de una seguridad desde el punto de vista emocional sino también física, y adquiere más importancia en los ancianos. Nos tranquiliza pensar que si sufrimos cualquier sobresalto de noche tenemos a alguien cerca que nos puede echar una mano. 

Por otra parte, está el hecho de que, durmiendo juntos, las parejas tienen un tiempo para compartir a solas después de un largo día de trabajo, los niños y las diferentes responsabilidades, convirtiéndolo en un momento íntimo que permitirá mejorar la comunicación y la relación en general.

Un hombre consulta el móvil mientras su pareja duerme. Freepik

Es mejor que duermas solo si...

- Tu pareja se mueve mucho o ronca y te despierta durante la noche.

- La cama no es muy grande y continuamente chocáis.

- Vuestros horarios de acostaros o levantaros son distintos. 

- A uno de los dos le gusta leer en la cama, ver la tele, usar el móvil... y al otro no.

- Uno prefiere dormir con luz y el otro necesita total oscuridad para conciliar el sueño. 

- Tenéis distinto termostato corporal. Si uno es muy friolero y el otro siempre tiene calor será muy difícil consensuar la temperatura ideal de la habitación. 

- Os movéis mucho y de noche peleáis por haceros con la ropa de cama.

- Vuestras preferencias acerca de la dureza del colchón y de las almohadas no coinciden.