Nieve, montaña y escapadas: arranca la temporada de esquí en el Pirineo
La Pierre Saint-Martin y el resto de estaciones de nieve del Pirineo bearnés, muy cercano a Euskal Herria, ya han arrancado la temporada de invierno. La actividad principal es el esquí, pero hay muchas otras opciones para vivir experiencias únicas, haya nieve o no
Las últimas nevadas registradas en el Pirineo han permitido dar el pistoletazo de salida a la temporada de invierno en algunas estaciones de esquí, como La Pierre Sain-Martin y Gourette, y el próximo 20 de diciembre se sumarán Artouste y las zonas de esquí de fondo y raquetas de Le Somport, Issarbe, bosque de Bracca e Iraty.
Aunque el esquí nórdico y alpino son las actividades protagonistas en todos estos dominios, este año –y siguiendo la tendencia de las últimas temporadas–, la oferta de actividades complementarias es tan amplia que han pasado de ser estaciones de esquí a estaciones de montaña. Su oferta de invierno ya no depende tanto de la climatología; nieve o no, siguen siendo un destino para todas las personas que busquen propuestas novedosas y con un contacto directo con la naturaleza. “Defendemos las montañas vivas, no son solo zonas de diversión, aquí conviven esquiadores, pastores, guías de montaña, guardas, paseantes... hemos logrado encontrar un equilibrio y apostar por la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza”, explica Emilie Praï, de la agencia departamental de Turismo de Béarn Pyrénées.
A continuación repasamos algunas de las actividades más innovadoras para planear una escapada al Pirineo y disfrutar no solo del esquí.
La Pierre Saint-Martin
La estación de La Pierre Saint-Martin ofrece uno de los panoramas más bellos de los Pirineos. Su coqueto pueblo de chalets, construido entre pinos, se integra en el paisaje creando un entorno con mucho encanto.
Su estación alpina es una de las más visitadas por los esquiadores de Euskal Herria, tanto por su cercanía –desde la localidad navarra de Isaba se encuentra a 30 km– como por sus precios. Entre sus pistas, especial mención merece su famoso Boulevard des Pyrénées –una pista azul y por tanto accesible a todos los niveles–, que tiene 4.500 metros de longitud y por tanto una de las más largas y accesibles del Pirineo.
En cuanto a sus actividades complementarias, se puede seguir a los pisteros al amanecer en La Première Trace y ser los primeros en dejar su huella sobre la nieve virgen, o bien conocer, a través de visitas guiadas, el trabajo de los maquinistas encargados de pisar la nieve y dejar todo a punto para el día siguiente. También existe la posibilidad de esquiar fuera del horario habitual y recorrer la pista del Boulevard al amanecer o al anochecer.
En cuanto a precios, cuenta con un plan familiar de forfaits a 26 euros.
Por último, quien prefiera probar el esquí de fondo, raquetas de nieve o trineos tirados por perros, a solo dos kilómetros se encuentra el bosque de Braca, con 25 kilómetros de senderos balizados que recorren un bonito bosque de pinos negros de montaña. Y para quien busque nuevas experiencias, también puede probar Fat Bike, bicis eléctricas con ruedas especiales para la nieve.
Gourette
Gourette presume por ser el pueblo en el que nació el esquí. Rodeado de cumbres que superan los 2.500 metros, cuenta con un circo de montañas de gran belleza natural. Por sus condiciones, se ha convertido en un lugar de referencia para esquiadores expertos, pero también para público familiar porque cuenta con cuatro sectores para principiantes.
Además del esquí alpino ofrece múltiples actividades complementarias y entre su oferta destaca la posibilidad de aprender a construir un iglú, pasar una noche en un tipi, rutas con raquetas, espeleología invernal, escalada en hielo, trineo con perros...
Igual que en La Pierre Saint-Martin, cuenta con precios muy competitivos, con forfaits para familias desde los 23 euros para principiantes y los 33 euros para los principiantes plus, que permite acceder a la telecabina Cotch y a los senderos balizados por el Bosque de Crétets.
Artouste
Frente al Midi d´Ossau, la estación de Artouste se posiciona como la estación más pequeña, pero eso precisamente es los que hace que mantenga su esencia y sea “la más salvaje”, como afirma su director, Jean-Christophe Lalanne. “En Artouste siempre se esquía sobre nieve natural y con aforo limitado para conservar sus atractivos de la manera más sostenible posible”.
Esta temporada también se podrá descansar en su nuevo espacio de bienestar, con un spa situado a más de 2.000 metros de altitud o, para quien prefiera sentir la adrenalina, montarse en una tirolina con más de 500 metros de caída sobre los bosques que rodean la estación o disfrutar en el denominado snowtubing, una modalidad para lanzarse por las laderas en un flotador de grandes dimensiones. Y para quien busque una experiencia todavía más singular, proponen una cena en su telecabina, donde se podrá degustar un menú especial con productos locales mientras se contemplan unas vistas privilegiadas.
Por otro lado, no hay que olvidarse del famoso tren de Artouste, a 2.000 metros de altitud, que aunque su temporada fuerte es en verano, también existe la oportunidad de montarse en invierno los días que la nieve no permita esquiar.
Espacios nórdicos
Además del ya nombrado bosque de Braca, en La Pierre Saint-Martin, en el Pirineo bearnés cuentan con otros tres espacios nórdicos: Le Somport, Issarbe e Iraty.
Todos ellos abrirán a lo largo del mes de diciembre con nuevas facilidades para las familias, ya que ofrecen espacios para ludotecas y actividades más allá de lo deportivo, como catas gastronómicas y paseos guiados por pastores.
EnLe Somport, ubicado en pleno valle de Aspe, se espera acoger esta temporada a 50.000 personas para disfrutar de sus nueve pistas y sus 34 km de esquí nórdico. A 1.600 metros de altitud, este año ofrece también pasar la Nochevieja en un iglú o disfrutar de la nueva zona de bienestar con sauna y jaccuzzi.
Por su parte, en Issarbe el entorno es especialmente bonito, y es que se encuentra sobre el macizo del pico Anie-Auñamendi y las panorámicas desde allí bien merecen una visita. Cuenta con 31 kilómetros repartidos en 8 pistas, y entre sus actividades deportivas destaca El Trail Blanco, una carrera de montaña sobre nieve que en febrero celebrará su 14 edición.
Por último, Iraty, el mayor hayedo de Europa, es otro entorno especialmente bonito para disfrutar de los deportes de invierno en plena naturaleza. En sus dominios se puede pasear con raquetas de nieve, alojarse en chalets de madera –cuenta con un pequeño pueblo de 35 chalets pensados para el descanso y la desconexión– y probar experiencias nuevas como los baños fríos, una actividad acompañada por un preparador físico y mental que consiste en un taller de respiración para prepararse y descubrir los beneficios de una inmersión en un lago. Una experiencia poco conocida por estos lares pero con gran tradición en países nórdicos.
Con todo ello, esta temporada las estaciones del Pirineo bearnés puede convertirse en un destino muy interesante para disfrutar de la montaña en invierno, gracias sobre todo a esta amplia oferta de actividades que ya no dependen tanto de la climatología o de las previsiones de nieve.