La noticia del fallecimiento de Axio Araña ha asolado al rugby guipuzcoano y a todo Goierri. Quien fuera "alma mater" y entrenador del mejor Ordizia de la historia ha fallecido este viernes ayer a los 63 años de edad, como consecuencia de una larga enfermedad que le había llevado a permanecer mes y medio en la Unidad de Cuidados Intensivos.
El Ordizia Rugby Elkartea, a través de sus redes sociales, mostró su "tristeza" por "el fallecimiento de Axio Araña, quien fuera más que nuestro entrenador, nuestro alma mater". "Fue un pilar de nuestra trayectoria y uno de los máximos responsables de que el Ordizia esté en lo más alto del rugby. No será fácil olvidar su sonrisa y su pasión". "Amaba Euskal Herria, amaba sus raíces navarras y a ese carácter se adaptó como un guante el deporte que amaba, el rugby. Los aficionados al rugby de Ordizia, deportistas, o compañeros no olvidaremos a Axio, su espada siempre nos acompañará y llevaremos en el corazón a quienes amaba, como él. Goian bego, gudari!"
La Federación Vasca y personalidades de otros clubes también expresaron su dolor por la noticia.
Trayectoria
Nacido en 1961, Axio Araña se formó en el Ordizia Rugby Elkartea, donde jugó varias temporadas como talonador. El rugby acabaría estando muy arraigado en su familia. Su hermano Aitor también practicó este deporte, y llegó a ser el presidente de la entidad cuando el equipo conquistó sus dos triunfos en la Copa del Rey. El hijo de Aitor, Alain, es uno de los capitanes de la actual plantilla, y también las internacionales Lide y Amaia Erbina son sus sobrinas, como el exjugador Beñat Erbina y Erlantz Garmendia.
Más allá del Ordizia, Araña jugó también con Euskadi, y fue uno de los componentes del equipo que disputó el primer partido oficial de la selección vasca ante Gales, en 1983.
En 1995, Araña tomó las riendas del Ordizia como entrenador, pero el camino a la cima del rugby estatal no resultó fácil. Después de cuatro intentos para ascender desde la tercera categoría estatal a la segunda división, en 2003 el conjunto de Goierri logró por fin el deseado ascenso a la División de Honor B.
Los ordiziarras no tardaron en pelear por alcanzar la máxima categoría y, en su segunda oportunidad, en 2005, el Ordizia consiguió una plaza en la División de Honor A, tras ganar en Trevijano por 17-3 al Liceo Francés, remontando el 10-13 del partido de ida.
Por primera vez desde que se fundó el club, en 1973, el conjunto de Goierri iba a jugar en una liga unificada en la elite.
Consolidación y títulos
Los primeros años en la máxima categoría fueron duros. Hubo varias temporadas en las que el Ordizia tuvo que esperar hasta la última o la penúltima jornada para sellar la salvación. Los goierritarras, sin embargo, siempre fueron un equipo difícil de batir, duro y competitivo, fiel espejo del carácter de su entrenador. Como recordaba hace años el expresidente José Luis de Castro en unas declaraciones a este periódico, Axio Araña tuvo "un papel muy importante. Un equipo es el reflejo del carácter de su entrenador. Ese espíritu de combatividad, de no arrojar nunca la toalla, ha sido una característica de todos nuestros equipos. Si se teme al Ordizia es por su carácter combativo". En sus últimas etapas, Axio llevaba al campo una espada para recordar al equipo el espíritu invencible de los antiguos vascones, y tratar de motivar así a sus jugadores.
Año tras año, el equipo se fue asentando en la elite, el club trasladó su sede de Trevijano a Altamira en 2009, y consiguió construir una gran plantilla, que practicaba un rugby vistoso y atractivo, que pudo aspirar a los títulos de liga y Copa.
En 2011, el Ordizia se quedó sin opciones de ganar la liga tras caer ante el VRAC en Valladolid, en la penúltima jornada, y tuvo que conformarse con el subcampeonato. La temporada siguiente, sin embargo, el club de Goierri sí consiguió alcanzar la gloria. Los de Axio Araña ganaron la Copa del Rey en una final inolvidable (30-27), con remontada sobre el césped incluida y cerca de cuatro mil seguidores del club ordiziarra desplazados hasta Palencia. Un éxito sin precedentes, a nivel deportivo y social. Diez años después de aquella gesta, Araña recordaba así el choque: "Fue un partido competido y que no empezamos muy bien, pero el deporte es así: Hasta que no acaba hay que seguir trabajando. Si algo tenía el Ordizia de aquellos años es carácter, y la ilusión y el apoyo que teníamos era tan grande que nos lo creímos. En el descanso hubo tensión, el partido no iba bien, pero todo el mundo estaba dispuesto a darlo todo hasta el final. Fruto del trabajo, del coraje y de la pasión se dio la vuelta al resultado, con todo lo que supuso luego para el club, para el pueblo y para todo el mundo. Fue algo grande. Echas la vista varios años atrás y veníamos de no ser nada ni en el pueblo".
Una de las claves de aquel éxito, según el técnico fue que "el equipo era muy cercano al pueblo, era muy popular, teníamos mucho apoyo, mucho seguimiento. Creo que todo el mundo se contagió. Es algo que venía de las últimos años en Trevijano.El equipo conectaba. La gente se acercó al rugby y le gustó por la pasión que ponían los jugadores, y por el carácter del equipo. No fue algo pasajero. Es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos".
El Ordizia volvió a ser subcampeón de liga aquella campaña, y en 2013, además, repitió éxito en Santander logrando su segundo título de Copa, esta vez ante el VRAC (27-17).
Adiós al Ordizia
Tras este nuevo éxito, Araña optó por alejarse del primer plano para convertirse en manager del equipo. Como explicó entonces su función era "ayudar en todo lo que pueda, aunque sea de recogeconos. Soy el enlace con la directiva, voy a las reuniones, y estoy yendo a los entrenamientos. Mi mujer me dice que no he mejorado mucho. Para mí no es fácil, pero tengo claro que debe ser así".
El extalonador, sin embargo, no se encontró cómodo en su nueva faceta y acabó abandonando el club. Años después, el técnico relataría así su decisión de "dejar un poco el rugby. Mi idea era seguir cerca del equipo y ayudar. Reconozco que posiblemente no estaba preparado para dejarlo tan de repente. Fue difícil, e hizo que me alejara del equipo. Pero no guardo rencor a nadie. Después estuve en La Única y allí fui feliz durante tres temporadas, porque volví al origen de lo que había vivido en Ordizia, a otro nivel. Pero dejé Ordizia tras casi 20 años de entrenador y sabía que mi límite estaba muy cerca, porque el tiempo pasa y hacer 100 kilómetros de ida y vuelta después del trabajo durante tres años es complicado".
Tras su etapa en La Única, Araña se alejó del rugby: "Prácticamente no he vuelto a Altamira, y no me veo viendo un partido en un móvil. Me gusta saber el resultado y qué ha pasado, sobre todo porque tengo sobrinos en el equipo, y por ellos me he sentido ahora más cercano".
Goian bego.