[A por ellos] "La memoria eres tú", por Mikel Recalde
La semana pasada me encontré con un vídeo de Broncano, quien ya de por sí me divierte mucho, en el que contaba con muchísima gracia lo que dijo Radamel Falcao cuando le preguntaron sobre el marcaje que le había hecho Giménez, el central del Atlético, en el Uruguay-Colombia de hace un par de semanas. “No pude concentrarme en todo el partido, me volvió loco. Primero me preguntó qué auto tenía, cuando le estaba detallando el juego de colores que hacía el tapizado con la chapa de mi Audi, ya se había ido y estaba esperando el centro de un tiro de esquina como a 140 metros de donde habíamos comenzado la charla. Y eso fue sólo el principio”.
Sin mediar ninguna pregunta, el charrúa continuó con su tortura psicológica: “A los 15 minutos de lo del auto, me preguntó por qué la bandera de Ecuador, la de Colombia y la de Venezuela tienen los mismos colores. Cuando, en el descanso, hablé del tema con Farid (Mondragón, arquero suplente) él me dice dos cosas importantes: una, que lo de los colores tiene que ver con Simón Bolívar y otra, que no jodiera la madre y que, a la próxima pregunta del defensa, le disloque el maxilar inferior de un cabezazo”.
Gíménez tenía carrete para largo en la segunda parte: “A los pocos minutos, estaba esperando un centro en el área uruguaya. En ese momento, Giménez se me acercó, me dijo que era su partido debut en la selección mayor, que estaba muy feliz y que se iba a tatuar la fecha del partido. Le sonreí y me preguntó si se escribía ‘Setiembre’ o ‘Septiembre’, porque no quería que el tatuaje tuviera solo números. Conclusión: yo no salté a cabecear, pero él tampoco, porque la pregunta fue muy larga. Cuando ellos hacen el primer gol, inconscientemente lo busqué con la mirada. Y en ese momento, en lugar de festejar, se me acercó para decirme que hay una casa de telas, de hule, de plástico, no recuerdo bien, que se llama Valivia, o Valdiquia y que él compra los manteles ahí. También me comentó que, para su auto, compra los repuestos en Chamaco, Cimarbo, o algo así. Ni abrí la boca, porque sinceramente no entendí nada de lo que me quiso decir”. Imagínense la situación…
El Mallorca, el Giménez de la Real
El Mallorca se ha convertido en el particular Giménez de la Real. La temporada pasada no solo hizo saltar por los aires el brillante año txuri-urdin, sino que lo torció de tal manera que nos dejó un poco tristes, melancólicos y repletos de impotencia. En este curso, sin que los nuestros manifestaran o expresaran ningún deseo de revancha y con un entrenador distinto, los mismos villanos reventaron la recuperación blanquiazul sembrando de incertidumbre su final de campaña y, lo que es peor, su futuro inmediato.
La librería Lagun
Hay pocas cosas de las que me puedo considerar más orgulloso en mi vida como la de proceder de la familia que abrió y gestionó la librería Lagun. El sentimiento que nos genera es, en cierta manera, similar al del fútbol. Como si lo sintiéramos como nuestro propio escudo después de todo lo que tuvieron que sufrir por los ataques y los actos vandálicos primero de unos y luego de otros. No hace falta especificar a los dos bandos de radicales malnacidos, cuyo principal problema es que han hecho demasiadas cosas fuera de la librería y muy pocas dentro, al no haber leído un libro en su vida. Aconsejado por mi querida prima Elena, una de las alma mater de Lagun en sus últimos años, hace un par de Navidades le regalé a mi mujer una novela titulada La memoria eres tú que, paradójicamente, ha caído de manera dramática en el olvido. No es que no lo comenzara a leer, es que, al parecer, como no da abasto con su particular librería (se confirma que las listas de excusas son inescrutables), llegó un momento que ni se acordaba de él. Le he tenido que recordar en un par de ocasiones que tenía por empezar el que le regalé y conseguimos el logro de sacarlo del baúl de los recuerdos para intentar que le diera una oportunidad. Mientras escribo estas líneas lo tengo enfrente de la mesa del salón, mirándome como el que quiere que le den una oportunidad y no le hace caso ni Dios. Triste, solo… y cerrado.
Alguno se pensará, qué tendrán que ver Giménez y Falcao con Lagun, mi prima y un libro… La anécdota entre los futbolistas me sitúa en el tenso e incómodo momento actual de la Real. A nosotros también nos han sacado del partido. Si las semanas de Liga se nos van a hacer tan largas, casi mejor volver al infierno de los encuentros cada tres días. No nos podemos engañar, el partido ante el Arsenal en el Bernabeú nos recordó el bestial nivel de Merino, el hombre que lo equilibraba todo. Y aparte de los números e importantes defectos que arrastra esta Real, el más grave es que no es un equipo fiable. Por eso pierde muchos encuentros que no debería y por eso, cuando menos se espera, se la ha pegado en varios de sus duelos clave de este curso.
Imanol no ha dado con la tecla esta temporada
Es tan cierto como criticable queImanol no ha dado con la tecla esta temporada. No solo la de la magia y la del fútbol champagne de hace solo unos meses en Champions, sino también la que le hubiese permitido alcanzar una versión más solvente, regular y brillante. El punto fuerte del míster durante su exitosa era ha sido el acierto en la toma de decisiones mientras ha ido pasando de un juego ofensivo y alegre en el que su lema era “prefiero ganar 4-3 a 1-0”, a una versión mucho más táctica, cerebral y sin tantas concesiones a alegrías en el que con vencer 1-0 es suficiente. Esta Real sigue siendo competitiva, se encuentra a dos puntos de Europa, ha alcanzado otra semifinal y en la Europa League cayó con dignidad ante el Manchester United, contra el que se puede perder, pero la realidad es que, por mucho que los resultados le mantengan como candidato a regresar al viejo continente, a nadie se le escapa que su temporada no es nada convincente (no, Imanol, no está siendo “un temporadón”…).
Respeto para Imanol
Es precisamente en este caldo de cultivo donde ha brotado esa corriente tan vehemente y agresiva en contra de la figura del entrenador. Una cosa es que no se pueda criticar, algo que se ha estilado durante mucho tiempo en parte debido a auténticos dictadores del pensamiento único, y otra, muy de moda en estos últimos años, la de machacar de forma obscena e irrespetuosa al entrenador. ¡Basta ya! En el fútbol, como en la vida, La memoria eres tú y está en ti. Un club sin memoria está condenado a vagar a la deriva sin gloria, fe ni orgullo hasta el hundimiento. Imanol ha pasado por todas las categorías como entrenador y como jugador, es una persona que siente tanto como el que más los colores y el escudo, y que nos ha devuelto la alegría a una afición que venía del desencanto tras la traumática salida de Loren y Eusebio. Ha logrado los objetivos en los siete años que ha estado al frente de la Real con cinco clasificaciones europeas consecutivas incluidas y tiene muchas opciones de volver a cumplir la meta de este curso en su año más difícil, un hito sin parangón en la historia del club. Nos ha hecho tocar el cielo con el título de Copa para siempre y sobre todo, nos ha proporcionado una estabilidad, una cohesión, una unidad y una paz social de la que nos vamos a acordar muchos años. De ahí que tenga la absoluta libertad de decidir si sigue, porque si eso no es ganársela como dicen algunos m, que baje Dios y lo vea. Pero lo que seguro ha logrado por los méritos adquiridos es que se le respete y no se le falte. Que da un poquito de asquito leer cosas sobre su posible continuidad en el desconcertante mundo de las redes sociales de la Real. Insisto, para los ofendidos, criticar se puede y se debe, incluso repitiéndose hasta la saciedad y siendo en demasiadas ocasiones, en mi opinión, injusto. Esto es fútbol y hace tiempo que se acepta casi todo. Pero si queremos preservar el concepto de la Real de toda la vida queda prohibido terminantemente mancillar a leyendas vivas del club.
Al final del encuentro, Falco se intercambió la camiseta con Giménez: “Se acercó solamente para darme su dirección de email en el pasillo del vestuario y así poder, según me dijo, seguir conversando y conociéndonos más. Lo curioso es que yo le pedí su Facebook y no me lo quiso dar. Cuando le pregunté el porqué, me respondió que entraba solamente a jugar al Candy Crush y que no le gusta que lo desconcentren con avisos de notificaciones”. Aquí nos conocemos todos desde hace mucho. Y si no entendemos que, a pesar de los roces, este equipo no ha funcionado jamás cuando se ha reabierto la gran zanja en mitad de nuestra aldea, el próximo libro arrancará con un rejón de muerte. Lo peor es que ya llevamos tiempo recibiendo notificaciones que nos avisa de lo que nos espera. Al tiempo. El famoso y cacareado “lo mejor está por llegar” se tambalea. ¡A por ellos!