Old Trafford exigirá un sueño de leyenda (1-1)
La Real logra salvar el empate en una reacción de orgullo ante un United superior y se queda con la miel en los labios tras una ocasión de Óskarsson
Para situarnos. Los de azul y blanco era la Real y los de rojo, el Manchester United. Sí, ya sabemos que los ingleses son un gigante venido a menos y que llevan un año lamentable, pero para llegar a defender esa camiseta un solo partido en la elite tienes que ser muy bueno. Que se lo pregunten a un tal Januzaj, que en su día fue la joya de su cantera. Pero con lo que no contaban muchos era con que esta Real no es la misma de los años anteriores y que, además, la cita le llegaba en un momento en el que media plantilla se encuentra entre algodones o sin fuelle. De acuerdo, el United afrontaba el duelo con muchas bajas, pero es que si llega a venir con todo su ejército al completo ya podíamos olvidarnos de cumplir ningún sueño por mucho que tengan un teatro en el que, como ya hemos podido comprobar, estos se cumplen.
La Real pasó un mal trago, una vez más, ante un rival netamente superior en el apartado físico y con una forma de jugar que no le permitió en ningún momento ser ella misma. Y eso era precisamente lo que más le demandábamos y, por qué no decirlo, le exigíamos en la previa. Pasara lo que pasara, era una noche para creer en su idea y en su fútbol, pero no fue así. También es cierto que muchos de sus futbolistas volvieron a estar lejos de su mejor versión. Sobre todo los violinistas. Y así, evidentemente, cuando te ha venido un monstruo a visitar, todo se convierte en mucho más complicado. El United se puso 0-1 con absoluta justicia, ya que incluso mereció lograr marcar antes y, en una reacción plena de coraje y orgullo, la Real empató y estuvo muy cerca incluso de viajar en ventaja a Inglaterra, pero Óskarsson no aprovechó un servicio con música de Becker. Una pena, pero hay que tener los pies en el suelo. La cosa está muy complicada y en un escenario imperial como Old Trafford solo valdrá una hazaña histórica para pasar a cuartos.
Retoques en el once
Imanol Alguacil tuvo que retocar su once de gala para dar entrada a Aritz Elustondo en el lateral y a Beñat Turrientes de 4. El primero sentó a Aramburu, que tampoco debió jugar en Barcelona ante un imparable Raphinha que te somete tanto o más que Lamine Yamal por el otro flanco, y Zubimendi se quedó fuera de juego por un proceso vírico. En principio, cuando salieron las hojas de alineaciones, quién más o quién menos pensó que no había superado las molestias que le obligaron a pedir el cambio y que el técnico había optado por reservarlo al quedar solo una semana para el partido de vuelta en Old Trafford, donde su concurso se antoja vital. Pero ya se sabe que, en noches así, quitarle la oportunidad de honrar el 4 de la Real es sagrado para el donostiarra y fue el propio club quien confirmó que se había ido a casa debido a un proceso vírico.
El resto, que al parecer sobrevivió al siempre temido calentamiento en la Real, fueron los esperados. Es decir, los mismos que ante el Madrid. Enfrente un United de circunstancias, con diez bajas y 18 jugadores en la plantilla, y con una alineación acertada por los medios que cubren su actualidad con ese esquema tan habitual de Amorim con un original 3-4-2-1.
Muchos se sorprendieron la víspera por el mensaje que lanzó Imanol en el que recriminó reiteradamente que se le estaba haciendo de menos. Y tenía razón, aunque con el Manchester United ya no se puede decir muy alto porque se empeña en cruzarse en nuestro camino; a ver cuánto tardan en regresar a Donostia los clubes más ricos del mundo. No había nadie esperando al equipo a su llegada y el ambiente fue bastante frío. Cualquiera diría que los visitantes eran los red devils, por mucho que sean ese tan repetido gigante venido a menos. Ya lo verán, no tardarán en volver a la elite y los perderemos de vista por mucho tiempo. Ni la inhabitual arenga de Oyarzabal animó una olla muy lejos de ponerse a hervir.
Sufrió en la primera parte
El que sí se dio cuenta pronto de que tenía en Anoeta al Manchester United fue la propia Real. Los de Imanol lo pasaron mal en la primera parte. Su sistema (sobre todo la aparición de sus laterales), su imponente poderío físico con futbolistas que parecían salidos de la NBA y la magistral dirección de Bruno Fernandes se le cruzaron a unos blanquiazules que no pudieron imponer su juego y a los que se les vio en todo momento muy incómodos. Por si fuera poco, el juego en largo, no con pelotazos y sí con balones muy precisos, puso en evidencia a una zaga realista que no fue capaz de imponerse y fue netamente superada. En distintas jugadas, pero los cuatro. A los que se suma un Turrientes que tenía una misión muy exigente y complicada y que logró rehacerse con coraje y autoestima a un comienzo dubitativo con una pérdida muy peligrosa.
Todas las ocasiones fueron visitantes. Hojlund, que no tendrá gol, pero es un 9 con una pinta impresionante, no encontró remate a su centro a los tres minutos. A los once, Remiro atajó un disparo de Garnacho. Pasada la media hora, llegó la mejor ocasión en una jugada en la que Aritz salvó de forma heroica los remates de Bruno Fernandes y de Zirkzee, con un último intento de taconazo de este que se marchó fuera. Antes del entreacto, Dalot cabeceó un servicio de Bruno pero detuvo Remiro, que se había quedado a medias en la salida.
sin mordiente Todos los ataques de la Real se murieron lejos de la orilla sin llegar a generar en ningún momento sensación de peligro. Y lo peor de todo es que dio la sensación de ser un equipo plano, sin chispa y sin mordiente ni fuerzas arriba ni para presionar como hacía antaño. Mucho por cambiar y por mejorar para la segunda parte en un Anoeta al que, como comprobó la banda, solo podía despertarle el equipo. En realidad y, en ese sentido, nada nuevo, porque siempre ha sido así. A los dos minutos, Kubo por fin logró sacar un buen centro, aunque le cogió a media altura a Oyarzabal, que estaba donde tenía que estar el 9, pero que no consiguió ni rematarla.
Pero el partido no había cambiado. Poco después, un centro de Dorgu, que era una pesadilla constante, lo remató fuera Garnacho. A los 56 minutos finalmente llegó el gol británico, en una acción muy mal defendida por la Real en la que el argentino puso un centro raso y ni Turrientes, que estaba emparejado con él, ni Brais, que llegó tarde a cerrar el borde del área, pudieron evitar el disparo de Zirkzee, que se coló por el centro de la portería de un Remiro que debió hacer más a pesar de estar tapado. La cosa pintaba muy mal, porque el propio Garnacho estuvo muy cerca de anotar el segundo en otro chut al lateral.
Imanol movió ficha después del primer intento lejano de Brais y dio entrada a un triple cambio, colocando arriba por fin juntos a Oyarzabal y Óskarsson y a Pablo Marín por sorpresa de pivote. Al poco de salir, el árbitro, en colaboración con el VAR, señaló un penalti claro por mano de Bruno que pudo y quizá debió ver la segunda amarilla y Oyarzabal no desaprovechó la oportunidad. Una vez más, la Real sin marcar en jugada…
A partir de ahí, el equipo realista se vino arriba por fin con una grada caliente y Brais se topó con Onana. A los 83 minutos, llegó el momento de la noche, en un servicio extraordinario de Becker, que Óskarsson, con todo a su favor, remató fuera. Una pena, porque el pase era inmejorable de un extremo que lo hizo casi todo bien. Y el islandés también estaba donde tenía que estar, que no es poco en esta Real, pero se equivocó al meter el exterior. Ya en el descuento, Oyarzabal le metió un balón en largo y el islandés finalizó con la zurda obligando a hacer otra intervención al meta visitante. Una conexión para la esperanza que nace herida de muerte porque no hay un 9 que entre en la segunda parte cuando puedan jugar de inicio.
Se decide en la vuelta
Y así se llegó al final. Todo se decidirá en Old Trafford donde la Real ya sabe lo que es ganar. El que no lo ve es porque no quiere, pero el de Oyarzabal es el primer tanto que le marcan los realistas como local al United en cuatro encuentros. Lo malo y lo preocupante es que la diferencia física parece grande y los de Imanol ya cayeron víctimas de este déficit en sus anteriores eliminaciones europeas. No era el mejor United, pero tampoco es la mejor Real. Y esta variable apenas se analizó en la previa. Tocará soñar fuerte y hacer una heroicidad que pasará a la leyenda txuri-urdin en un partido de vuelta en el que no se podrá dejar de creer. La reacción del equipo ayer así lo exige…