La Real Sociedad ha decidido hace tiempo que está obligada a meterse de lleno en la guerra de las canteras que no entiende de edades ni de colores. Tras lograr hacerse con los servicios de Alfredo Alogo después de una batalla encarnizada con el Athletic, que manifiesta tener un contrato firmado con su familia, el club realista ha seguido sondeando el mercado y se ha hecho con los servicios de Telmo Peláez Somohano, procedente del Racing de Santander. Este central alevín de 12 años ha decidido aceptar la propuesta txuri-urdin, después de rechazar ofertas de Real Madrid, Villarreal, Atlético y Betis, que no le convencieron para abandonar de forma tan prematura su familia y su casa. La proximidad de Zubieta con su ciudad natal y el hecho de que en el vivero txuri-urdin haya más de un jugador cántabro, como Dani Díaz, una de las grandes perlas de la cantera realista, y Cristian Canales, ambos salidos de sendas roturas de ligamento cruzado de sus respectivas rodillas. 

Como es lógico, la operación no ha sentado bien en Santander, donde confirmaron a este periódico la noticia y el malestar latente en la entidad cántabra, ya que en los últimos tiempos han visto cómo no han sido capaces de retener a mucho talento que ha optado por aceptar otros proyectos más consolidados y en los que perciben que su evolución va a ser mayor y mejor. Ahí está también el caso de Pablo Torre, que estuvo a punto de firmar por la Real y que finalmente se echó para atrás por el cargo de conciencia de su padre Esteban, leyenda santanderina, que optó por mantener a su hijo en La Albericia. Un par de años más tarde, como todo el mundo sabe, se incorporó a La Masía.

Un físico privilegiado

Los que le han visto jugar afirman que Peláez es un central espigado, con un físico privilegiado y un indiscutible margen de progreso, valiente y con muy buena salida de balón. Según ratificaron a este medio fuentes del Racing, desde que se conoció que había tomado la decisión de no renovar ya no se ha vuelto a enfundar la camiseta blanquiverde.

En principio, Peláez, que es de 2012 arrancará la pretemporada con el equipo infantil txuri-urdin. Su fichaje es un movimiento rápido por parte del equipo de Luki Iriarte, pero que, dada su juventud, va a levantar las habituales voces críticas y va a reabrir los debates que generan que cada vez los clubes se fijen, sigan de cerca y contraten a niños. Ya lo decía Mikel Oyarzabal cuando fue preguntado por este tema en este periódico en relación a la pugna por la contratación de Alfredo Alogo: “Lo que pasa es que al final esto funciona como una empresa. Si tus competidores, no solo el Athletic, el resto de canteras como Villarreal, Madrid, Barça, evolucionan y empiezan a hacer cosas que tú no haces, o tienes una captación en la que convences a mucha gente para que siga manteniéndose aquí, aunque no sea en el club pero que en el futuro siga en el club, o tienes que amoldarte para no perder competitividad. A mí tampoco me gusta porque con 10-11 años hay chavales a los que ya se les puede atar durante años y puede que con dos más no quiera volver a jugar al fútbol en su vida, pero creo que son entendibles las dos partes. Con esa edad el chaval tiene que pensar en el colegio, en extraescolares, en pasarlo bien, en disfrutar con los amigos del fin de semana, en visitar a sus abuelos, en comprarse las chuches..., no en jugar en Primera División”. 

Olabe reconoce no estar orgulloso

Hace solo unos días, Roberto Olabe reconocía que no se sentía cómodo con algunos de los movimientos que estaban haciendo motivados por la guerra de las canteras que, como es sabido, desde luego no la ha iniciado el club blanquiazul: “El status quo de los últimos 20 años ha cambiado desde hace tres. En Gipuzkoa, el modelo estaba enfocado a empujar y dirigir al jugador hacia la Real. Hay cosas que ocurren a mi alrededor de las que no me siento orgulloso. Queremos que los mejores guipuzcoanos estén en la Real. Y en esa guerra, como lo llamáis, estamos nosotros. En ese status quo lo que me preocupa es la compra de voluntades. Esta aldea de guipuzcoanos será más fuerte cuanto más justos estemos. Cuando gestionas abrazos, no es fácil gestionar tiros, pero hay que adaptarse a la realidad”.