Por herramientas no será. La Real Sociedad supo ser fiel a sí misma en Mallorca y, al mismo tiempo, exponer alternativas y variantes para generar más que el adversario, significando este el principal objetivo de todo equipo cuando salta a un terreno de juego. En materia táctica y de dibujos, vimos en Son Moix a una escuadra txuri-urdin que inició el duelo desde su habitual 4-3-3, que siempre defendió con un 5-3-2 metiendo atrás a Zubimendi y a Kubo como mediapunta, y que encontró mejores vías atacantes cuando pasó a formar un 3-4-3 a la hora de manejar la posesión. Terminó 0-0 el asunto igual que, por ocasiones de unos y otros, podía haber acabado 1-3. Afortunadamente, Abdón Prats chutó desviado. Desgraciadamente, Sadiq estuvo lo desacertado que estuvo. Ojo: las ocasiones del nigeriano, clarísimas e incluso fáciles de convertir desde la comodidad del sofá, tuvieron una complejidad más grande de lo aparente. Dicho esto, hablamos de un refuerzo de 20 millones de euros al que hay que pedirle más en todo, en puntería e igualmente en aportación al juego colectivo.

1- DIFÍCIL DESDE EL 4-3-3 INICIAL. Imanol apostó por el esquema habitual ante un Mallorca que, con su también usual 5-3-2, logró tapar bien a los txuri-urdin. Larin se centraba en impedir que recibiera Zubimendi. Los interiores Darder y Dani Rodríguez salían fuera a por los laterales cuando estos tenían el balón. Y detrás, tanto Samu Costa (pivote) como el central de ese costado (Valjent en la imagen) corregían para apretar a Merino o Brais.

Duele el resultado final de este martes por la sensación de oportunidad desaprovechada. Tras la eliminatoria figura un premio muy gordo, jugar una final, y no es el fútbol de primer nivel una disciplina en la que el tren pase dos veces... Puede existir la tentación de pensar que en Anoeta se dará un partido similar al de ida, que aquí la Real aprovechará sus situaciones de gol y que sellará así el billete a La Cartuja. A tres semanas vista podemos afirmar, sin embargo, que lo de Donostia será otra historia, lo cual no se sabe todavía si resulta bueno o malo. Quizás la vuelta se rompa enseguida con un gol tempranero de los txuri-urdin. O quizás el Mallorca se sienta más cómodo en su papel de visitante y víctima, dejando que pase el tiempo y jugando con la mayor obligación local. Estaríamos hablando de otra cosa con ese 1-3 que pudieron lograr los de Imanol en Palma. Pero empataron y ahora, dentro del incuestionable favoritismo, la incertidumbre es máxima.

2- MEJOR CON EL 3-4-3. Mediada la primera parte, Imanol comenzó a recurrir a un 3-4-3 que el equipo acostumbra a mostrar en sus últimos partidos. Con Zubimendi ubicado de central izquierdo, los laterales proyectados por banda y los extremos más centrados, la Real encontró poco a poco conexiones con la espalda del centro del campo rival, principalmente a través de Barrene y Kubo. Así generó buena parte del peligro, sobre todo durante la segunda mitad.

Veremos cómo llegan ambos equipos a ese 27 de febrero... y qué declaraciones se realizan en la previa del encuentro. La Real y sus faltas cometidas están en boca de todos últimamente, respecto a una estadística con la que yo lo tengo muy claro. Los txuri-urdin cometen muchas infracciones, es así, porque cuando algo se mantiene en el tiempo tras muchos partidos, muchos árbitros y varias temporadas se hace difícilmente replicable. A partir de ahí, debemos valorar como circunstancia positiva que los blanquiazules sean un equipo que no se arruga, inteligente a la hora de interrumpir las transiciones del rival y, sobre todo, noble (como dijo Imanol) al elegir el modo en que parar al adversario. 

3- CLARO 5-3-2 EN DEFENSA. El dibujo txuri-urdin mutaba muy claramente para defender al Mallorca, cuando los bermellones tenían el balón. A Imanol no le importó tener inferioridad (dos contra tres) en la primera línea de presión, y priorizó así gozar de superioridad numérica (tres contra dos) atrás ante un rival poderoso en los envíos directos, el juego aéreo y las peinadas. Zubimendi cumplió controlando a Abdón como central.