Durante la Copa del Rey 2011-12, Real Sociedad y Mallorca se midieron en octavos de final, en una eliminatoria a doble partido cuyos dos encuentros se disputaron en estadios con pistas de atletismo. Este martes en Palma, mientras, arranca una ronda de semifinales cuyos duelos van a jugarse en los mismos recintos, aunque reformados ambos. Los perímetros de tartán han desaparecido tanto de Anoeta como de Son Moix, figurando tras las reformas de ambas instalaciones Izaskun Larzabal. Menos de un mes después de la puesta de largo del nuevo campo balear, el pasado 13 de enero, la arquitecta donostiarra atiende la llamada de NOTICIAS DE GIPUZKOA.

Lo primero es lo primero. ¿Está ya terminada la obra del estadio del Mallorca? 

Sí, sí. El partido de la 20ª jornada contra el Celta significó el estreno del nuevo campo, tras todo el proceso de reforma. Las obras se prolongaron por espacio de 600 días y cumplimos con los plazos establecidos. Digamos que todo ha ido sobre ruedas. Los dueños del Mallorca son norteamericanos y su idea principal consistía, lógicamente, en eliminar las pistas de atletismo. Apostaron por un proyecto pragmático, destinado básicamente a acercar las gradas al terreno de juego, y cuando nosotros llegamos allí nos encontramos ya con una idea como muy aterrizada, como muy asumida. 

La reforma de Son Moix se ejecutó en menos tiempo que la de Anoeta. ¿Por qué? 

Pues porque estamos hablando de dos reformas que solo se asemejan en lo más evidente: ambas han suprimido las pistas de atletismo de un estadio. A partir de ahí... La de Son Moix ha resultado menos compleja, y ahí tienes su coste económico a modo de ejemplo. Se ha realizado con un presupuesto de 30 millones de euros, mientras las obras de Anoeta creo que rondaron los 80 kilos...

¿Y cómo se explica, desde el punto de vista técnico, esa menor complejidad de la reforma?

Se explica, a grandes rasgos, desde dos razones. En Mallorca no ha sido necesario hundir el terreno de juego para realizar las obras, cosa que en Anoeta sí tuvimos que hacer. Y luego está el asunto de los fondos: en el campo de la Real hubo que levantar tras las porterías dos gradas completamente nuevas, cada una con sus anillos inferior y superior. En Son Moix, mientras, simplemente hemos acercado dos tribunas a la línea de fondo. En este último sentido, el tema de los aforos ha tenido mucho que ver. 

¿A qué se refiere? 

Pues a que en Anoeta se fijó de antemano el objetivo de incrementar la capacidad del estadio hasta los 40.000 espectadores. En Mallorca, mientras, no existía esa necesidad. Se trataba de una instalación con aforo para unas 22.000 personas en la que jugaba un equipo con 14.000 socios. Existía margen, de ahí que la obra en los fondos no resultara tan importante como la del campo de la Real.

Entendido... ¿Y lo que me comentaba de que en Son Moix no ha sido necesario hundir el césped? ¿A qué es debido? 

A que las gradas inferiores laterales en el estadio original del Mallorca eran mucho más verticales que las de Anoeta. En Son Moix nos bastó con realizar un punto de corte en esas mismas tribunas, situar un pasillo y reducir a partir de ahí la pendiente de las propias tribunas, digamos que proyectándolas hacia el campo y situando su primera fila ya muy cerca del césped.

En Donostia esto no era posible...

No, porque las tribunas laterales inferiores ya resultaban muy tendidas de por sí. Acercarlas al campo pasaba, en este caso, por hundir el terreno de juego para poder construir nuevas filas inferiores, más próximas al propio césped. 

Pues sí que han sido dos reformas muy diferentes... 

Lo que te he explicado atiende al proceso de acercar las gradas al césped. Pero hay más cosas...Desde un punto de vista meramente arquitectónico, estamos hablando también de conceptos muy distintos. Anoeta es un estadio cerrado: visto desde fuera, tiene esa especie de envolvente y es como muy homogéneo. Son Moix, en cambio, tiene cuatro caras diferentes, cada cual con sus singularidades: en la zona alta de un fondo, por ejemplo, hay un restaurante con vistas al exterior, a toda la sierra de Tramontana. Y la nueva cubierta también le da al estadio un punto especial.

¿Nueva cubierta?

Ten en cuenta que las necesidades de un estadio en Mallorca no son las mismas que las de un estadio en Donostia, donde llueve mucho más. Me refiero a que, cuando Son Moix se inauguró en 1999, la grada de enfrente de los banquillos carecía de cualquier tipo de cubierta. Con mal tiempo te mojabas. Así que ahí hemos construido una estructura de concepto distinto a las de Anoeta, por lo que te acabo de explicar del clima: en las Baleares, más que algo que te proteja de los chubascos, que también, hace falta una visera que te dé sombra.

¿Están contentos en la isla con el resultado de las obras?

El 13 de enero, día de la reinauguración, la gente en Palma bromeaba: ¿Veis como en Mallorca también puede salir bien un proyecto?, decían. En cuanto llegamos allí hace menos de dos años y planteamos nuestro proyecto, nos sentimos súper bien acogidos. La sociedad en general, las distintas corporaciones que hemos conocido, la empresa encargada de ejecutar la obra... Todo el mundo nos lo ha puesto muy fácil.

Y además la gente se hace socia. 

Eso es. Te hablaba hace un rato de 14.000 abonados cuando arrancó la reforma y el Mallorca ya ha llegado a los 20.000. En cualquier caso, finalmente incrementamos el aforo hasta los 26.500 espectadores, por lo que sigue existiendo ese margen.