Aun a riesgo de repetirme, y prometiendo ser muy breve, comenzaré recalcando que el éxito o el fracaso de una temporada no suele verde determinado por lo que sumas en los buenos momentos, sino por lo que rascas en los malos. Ahora mismo la Real Sociedad se encuentra en uno de estos, en uno malo, un poco por juego y un mucho por la plaga de bajas. Pero si algo garantiza este equipo, independientemente de con qué futbolistas, es competitividad y opciones de triunfo. A finales de enero, con más de media Liga disputada, la Copa en su fase decisiva y un grupo de Champions en el retrovisor, solo ha perdido cuatro partidos de 31, todos por la mínima y contra Real Madrid, Atlético, Barcelona y Athletic. El dato resulta más que suficiente para que la hoja de alineaciones no nos vuelva a hacer desconfiar. Porque, reconozcámoslo, la victoria pareció alejarse un poquito cuando se anunció el once de Balaídos. Sin embargo, durante las dos horas posteriores, los 16 jugadores que saltaron al césped acallaron nuestros pensamientos más catastrofistas. Bien por ellos.
Comenzaba refiriéndome a la plantilla porque su ejercicio de compromiso, madurez y concentración en Vigo resultó digno de elogio. El triunfo, en cualquier caso, también llevó el sello de un Imanol que sorprendió a Benítez con su 5-3-2, sucediendo con el dibujo algo similar a lo ocurrido con la alineación: ambos nos engañaron. Y es que esa apuesta por los tres centrales podía apuntar a una idea más conservadora destinada a proteger al equipo, pero de eso nada. La Real se ordenó así para disponer de superioridad en salida ante Aspas y Strand Larsen, para que las conexiones con Turrientes fuera relativamente sencillas y para que un pivote local tuviera que saltar a por el beasaindarra. El único gol del partido llegó fruto de una acción idéntica a lo descrito, antes de que Benítez moviera luego ficha, ya demasiado tarde. En ventaja, los txuri-urdin sacaron a relucir su versión más sólida para defender la renta y también para merecer ampliarla.
Fueron tres puntos de oro con su asterisco, porque la lesión de Aihen es de las que hacen daño de verdad. Nunca resulta agradable ver a un futbolista de tu equipo dañándose así la rodilla, pero menos aún en el caso del de Etxauri, por su importancia en el equipo, en la plantilla e incluso en el club... Vistos los precedentes, resulta demasiado optimista confiar en que el cedido Tierney va a poder asumir sin lesionarse todos los minutos en el lateral izquierdo. Y si de una posición cojea ahora mismo el Sanse es de esta, un carril zurdo cuyo ocupante habitual es el veterano Ander Zoilo (23 años), en edad ya de no poder volver al filial si compite arriba. ¿Fichar? Yo lo miraría...