La Real Sociedad está muy cerca de cerrar el fichaje de Sheraldo Becker. El club lleva días en contacto y negociando con el Union Berlín y el agente del jugador para terminar de alcanzar un acuerdo. Como informó el domingo este periódico, el delantero neerlandés es el elegido para cubrir la plaza de Momo Cho, que se ha marchado por la puerta de atrás y casi con nocturnidad y alevosía al Niza, además de forma bastante inesperada y en el peor momento posible.

Aunque algunas informaciones apuntaban a que el Villarreal podría estar poniendo en peligro la operación, lo cierto es que desde la localidad levantina confirmaban este lunes que Becker era uno de los grandes objetivos amarillos del verano, pero que finalmente se retiraron de la puja al pedirles mucho dinero. La situación ha cambiado de forma radical en este mercado de invierno, ya que el futbolista acaba contrato en junio, se han quedado fuera de Europa, el equipo se encuentra sólo tres puntos por encima del descenso y no vería con malos ojos ingresar una cantidad de dinero por el que fue su gran estrella el pasado curso para evitar que salga libre en verano. Su valoración actual ronda los doce millones de euros, por lo que, conociendo a Jokin Aperribay, lo más probable es que no esté dispuesto a ofrecer más de la mitad de dicha cantidad. 

Nacido en Ámsterdam pero internacional con Surinam, Becker es un auténtico velocista. Una de las cuestiones que más se valoraron del lavado de cara que hizo a la plantilla Roberto Olabe en el verano de 2019-20 fue la contratación de Portu. El murciano ofreció un resultado magnífico como “explorador de espacios”, tal y como le definió el director de fútbol en una rueda de prensa. Como recordarán, una de sus excursiones acabó en el penalti de Iñigo Martínez que le dio la Copa para siempre a la Real 34 años después. Los que conocen bien a Becker se han mostrado sorprendidos al considerar que no responde al típico perfil de este proyecto, como, por poner un ejemplo, Gio Reyna. Pero quizá lo que está buscando la dirección deportiva es un refuerzo diferente que le aporte al equipo ese factor sorpresa e imprevisible con un futbolista muy rápido que permita romper espaldas e incluso incrustar a las defensas rivales en posiciones mucho más retrasadas. 

En principio, tal y como confirman desde el propio club, si no se tuercen las cosas todo parece indicar que el neerlandés se convertirá en txuri-urdin en los próximos días salvo giro inesperado en las conversaciones, aunque no sea de forma inminente.

Como suele repetir Olabe, el mercado es un “ser vivo”, por lo que nunca se puede descartar la llegada de otro refuerzo. Becker es considerado en las oficinas de Anoeta como una “oportunidad de mercado” y nadie descarta que se pueda presentar una opción parecida. A día de hoy, la Real dispone de dos dorsales libres en la primera plantilla, el 11 que ha dejado Momo Cho y el 25, que, como sucedió la pasada campaña, si no se lo adjudican a un tercer portero puede ser utilizado por otro jugador de campo (a Sadiq no le dio demasiada suerte porque se rompió la rodilla en su tercer encuentro en Getafe). 

En estos momentos el club no se plantea hacer más fichajes, salvo que algún realista salga también de manera imprevista como sucedió con Momo Cho. El más señalado en este sentido es Carlos Fernández, que se encuentra lesionado y que por un motivo o por otro no acaba de encontrar la continuidad necesaria ni aguanta la intensidad que exige Imanol. Por supuesto que son muchos los equipos que se han interesado por su situación, como ya sucedió el pasado curso, pero habrá que ver qué opina Imanol, que siempre ha defendido a capa y espada públicamente al sevillano. 

Y, en el hipotético e improbable caso de que le dejen marchar y si viene Becker, cuál será ese perfil de una segunda incorporación , ya que dentro de unas semanas será muy complicado que Barrene y Kubo no sean los dos extremos titulares, por lo que se antoja muy implanteable que se busque otro extremo nato, como se viene rumoreando. En principio, si todo sale bien con el neerlándes, lo normal es que los técnicos realistas cierren el grifo y se queden como están, puesto que el mercado de enero no les convence.