Muchos no lo recuerdan, pero la maldición de la Copa que imperó durante 23 años en los que la Real no fue capaz de eliminar a un Primera División comenzó con una de las derrotas más dolorosas de su historia. Sucedió en el Santiago Bernabéu en 1988, donde en la semifinal la Real de John Benjamin Toshack había tocado el cielo al eliminar al Madrid de la Quinta del Buitre con un memorable 0-4. A pesar de llegar con la vitola de gran favorito a la gran cita, los realistas cayeron en la final ante un Barça menor entrenado por Luis Aragonés. Desde ese momento, los blanquiazules entraron en barrena en la competición, aunque hubo un oasis cuando a los de Jagoba Arrasate les atracaron a mano armada en una semifinal también contra el Barcelona.

El coliseo blanco era un terreno inhóspito para la Real, como lo acredita que no logró su primera victoria en Liga hasta el 24 de abril de 1994. El resultado fue 0-2 y el segundo tanto lo marcó Imanol. Pocos podían imaginar en aquel momento que ese modesto canterano, que no era titular indiscutible, tenía en su poder la fórmula que cambió la historia de la Real en el estadio de La Castellana.

La segunda señal de que tenía algo especial llegó en su segunda oportunidad al frente de la Real, esta vez de forma definitiva, ya que la anterior había sido interina, cuando, en plenas Navidades de 2018, sustituyó en el cargo a Asier Garitano. La Real se encontraba en una situación peor de lo esperada, pero sin encontrarse en peligro. El estreno de Imanol en enero era en todo un Bernabéu y el equipo logró una victoria de postín al imponerse por 0-2 con goles de Willian José, de penalti, y de Rubén Pardo, en los últimos minutos.

Foto de William José jugando contra el Real Madrid en Anoeta N.G

Pero el druida de Orio todavía se guardaba una pócima para dar un golpe en la mesa y convencer a todo el nuevo proyecto que era capaz de convertirse en campeón. Sucedió el 6 de febrero de 2020, en la primera campaña desde el inicio, cuando tuvo la mala suerte de que le tocara en los cuartos de final de la Copa al Madrid en su estadio y a partido único. En un encuentro ya inmortal en el que pudo pasar de todo y que estuvo abierto hasta el final, los realistas se impusieron por 3-4 con goles de Odegaard, doblete de Isak, en un su mejor actuación como txuri-urdin, y otro de Merino.

Pero para que se hagan una idea de lo mucho que ha cambiado la mentalidad Imanol a su equipo, el curso pasado, en un duelo disputado con un frío insoportable, una heroica Real plagada de canteranos al viajar con más de diez logró la hazaña de arrancar un meritorio empate a cero en un encuentro en el que Remiro hizo varias paradas espectaculares pero en el que un estelar Kubo estuvo cerca de tomarse la revancha y darle un triunfo inolvidable.