Muchos comentaban en las horas previas al partido que la Real se juega la Champions este martes en el Benito Villamarín. Y no es verdad. Las cuentas de los blanquiazules en un escenario en el que a todos los equipos les está costando Dios y ayuda sacar los encuentros adelante pasan por asegurarse los puntos de casa. Llegados a esta situación, para perseguir un objetivo de semejante calibre hay que tener muy claras tus limitaciones actuales, que es evidente que cada vez son más, y saber cuáles son los partidos que no se pueden escapar. Rayo, Almería, Real Madrid, con la cabeza en otras historias, Girona y Sevilla, que probablemente llegue en chancletas porque no se jugará nada, son los encuentros que hay que sacar adelante como sea. Por lo civil o por lo criminal. Ya sabemos que fuera le aguardan cuatro plazas de primer nivel, en las que habrá que pescar algo o al menos no perder en todas, pero en una fórmula que siempre le ha funcionado bien a la Real. El sueño se alimenta con las victorias en Anoeta. Ya no estamos en el momento de reclamar la excelencia, eso ya ha pasado a mejor vida aunque seamos plenamente conscientes de que este equipo suele imponer su ley cuando encuentra la inspiración y se muestra más brillante. Hay que ganar como sea, en estamos todos bastante de acuerdo. A pesar del sufrimiento, si es gracias a una remontada, la cosa mejora notablemente por el plus de confianza y moral para lo que queda. Y si encima, en época de sequía, anotan los goles los dos delanteros centro y la derrota del Betis en Pamplona, que se queda a seis puntos, el sábado se cierra redondo con el sufrido triunfo.

Cuando la Real se había atascado claramente y en un fallo flagrante de Pacheco, el Rayo se había puesto por delante gracias a un gol de Isi. Solo dos minutos después, sin duda en la jugada clave de la contienda, los realistas lograron el empate con un cabezazo de Sorloth a centro de Aihen. Sin que los blanquiazules asediaran a su rival ni dispusieran entremedias de más oportunidades, en el primer balón que tocó Carlos en colaboración de Lejeune, selló el segundo gol, la remontada y la victoria clave para continuar soñando en grande cuando muchos rivales directos ya se frotaban las manos. Ya les queda una jornada menos para cazar al correcaminos txuri-urdin, quien, es justo reconocerlo, ya no corre tanto como antes...

Como se esperaba, Imanol recurrió al 4-3-3 tras el buen resultado que le dio en la segunda parte del derbi a pesar de la falta de pegada que le condenó a la derrota. Aritz y Pacheco entraron en la zaga por Gorosabel y el sancionado Le Normand. Brais fue el gran sacrificado por el cambio de dibujo y Kubo también purgó su discreta actuación en Bilbao y fue Sorloth quien recuperó la punta de ataque. Iraola utiliza el 4-2-3-1, por lo que desde el primer minuto se vio a todos los jugadores casi emparejados a pares en un partido marcado por los duelos hombre a hombre.

Fue una primera parte muy disputada, plena de intensidad, con una presión asfixiante y adelantada de ambos equipos (muy agresiva la de los franjirrojos), lo que dejaba muy poco tiempo para pensar con el balón y con muy pocas ocasiones para marcar. La Real salió fuerte, y en un córner de laboratorio, centró Oyarzabal y el cabezazo de Aritz lo salvó un defensa cuando entraba. A los once minutos, llegó la jugada polémica de la primera parte al marcar el 10 con un buen remate pegado al poste, pero el VAR entró de emergencia con una rapidez inusitada y anuló la jugada por una posible falta de Silva. Mucho tuvo que ver en la decisión de Muñiz Ruiz que le protestaran ipso facto la totalidad de los jugadores visitantes con la consiguiente presión que ejercieron para que modificara su resolución anterior cuando estaba bien colocado. La realidad es que sí que parece que hay un contacto, aunque no fuese flagrante. A los 21 minutos, Merino proyectó a Sorloth y su pase de la muerte lo envió demasiado cruzado Silva tras controlar en buena posición. Oyarzabal también vio cómo le desviaban un chut a saque de esquina y poco más, ya que el Rayo equilibró la balanza, aunque no asomara en ningún momento por los alrededores de Remiro.

La Real no entró bien a la segunda parte. Incluso no tardó en llevarse un buen susto en un disparo cruzado de Trejo que desvío a Remiro en una intervención con manos blandas. Los rayistas se habían crecido y estaban maniatando al cuarto clasificado hasta el punto de que en una acción por la banda derecha, Aritz tardó demasiado en darle ritmo y, tras dudar en exceso, al final se apoyó en Zubimendi y el pase de este, tocado, no lo controló bien Pacheco. Isi, que a pillo no le gana nadie, no tardó en oler la sangre, robarle la pelota y tras conducir había pocos aficionados presentes en Anoeta que dudaban de que la iba a clavar con un disparo que se coló por encima de Remiro.

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Real Sociedad-Rayo Vallecano: las mejores imágenes del partido Ruben Plaza

Cuando Imanol preparaba tres cambios, Aihen puso un centro con música y Sorloth, esta vez sí, lo cazó con la testa para hacer el empate. El tanto no trastocó los planes del técnico, que buscó el comienzo de un nuevo duelo de solo media hora. El caso es que los locales continuaron sin imponer su ley y tuvo que ser otro de los que salieron al campo, Carlos Fernández, quien pusiera el 2-1 en el primer balón que tocó, que entró tras rebotar en Lejeune. La euforia de la celebración, por su importancia y lo mal que lo ha pasado su anotador, no puede esconder que fue en una acción aislada, sin ninguna continuidad. Eso sí, el centro volvió a ser de Aihen, que se convirtió por méritos propios en el MVP del encuentro justo cuando atraviesa su mejor momento de la temporada.

Tras la habitual agonía final, en la que el Rayo no generó peligro real, el colegiado tuvo a bien descontar la friolera de ocho minutos beneficiando al conjunto que había perdido tiempo de forma descarada. Algo con lo que se debería luchar para erradicarlo porque no puede ser. Es inaceptable y saca de quicio al más tranquilo.

La Real vuelve a ver el sol tras una semana de duelo y fustigación por su derrota en San Mamés. Lo que ayer parecía negro recuperó bastante color con un triunfo necesario, obligado y exigente, ya que no se puede olvidar que el Rayo también sueña con entrar en Europa. Y cuenta con un gran equipo, un entrenador mejor y buenos jugadores. Ya queda un encuentro menos y los realistas mantienen su cuarta plaza y encima, dependiendo de lo que haga el Villarreal en Sevilla, puede distanciar a sus dos rivales directos. Del juego, del dominio y de lo bonito que lo hacíamos meses atrás ya hablaremos cuando se alcance el ambicioso objetivo de la Champions o el año que viene. Ya solo quedan ocho. Próxima estación, las cuentas pendientes del Villamarín...

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Real Sociedad-Rayo Vallecano: Anoeta empuja al equipo realista Ruben Plaza