- Le vi con mala cara tras la derrota ante el Betis...

-Era una oportunidad para volver a repetir algo que todos queríamos y cuando las cosas no salen bien y encima delante de tu gente, y con el resultado que fue, todavía con más razón. Es parte del fútbol. Son cosas que no quieres que pasen pero que a veces toca vivirlas y poco más.

¿Es mejor equipo que la Real?

-Son momentos. Hablando de equipos, somos muy parecidos, con muy buenos jugadores ellos también, y están atravesando un momento en el que les sale todo. Vimos los goles que marcaron en Vallecas, se encuentran con confianza y las cosas les están saliendo bien. Nosotros tuvimos nuestras ocasiones y las fallamos, y las que tuvieron ellos fueron adentro.

El gol anulado a Januzaj en el instante clave fue surrealista...

-En el momento no lo entendí. Hasta que acaba el partido no lo veo y cuando te enseñan ves que no sabes muy bien lo que ha pasado. Luego tuve la oportunidad de hablar con el árbitro y estaba un poco parecido a mí, pero sostenía y me decía que la decisión tomada era la correcta aunque la imagen que se había publicado en la televisión no era la correcta. Creo que tanto nosotros como él en ese momento no tenemos nada que hacer porque es una cosa externa que te dicen y la cumples, y punto. Si te dicen que es fuera de juego... Una máquina tira las líneas y no hay nada más objetivo que eso... en el momento no puedes decir nada más, pero sí que te da que pensar. Pero más allá de eso, está claro que no fue el partido que nosotros queríamos; el Betis fue justo vencedor porque hizo las cosas mejor. No hay que respaldarse en eso, pero es verdad que podía haber cambiado mucho el partido en ese momento.

La Real no sé, ¿usted se siente más respetado por los árbitros?

-Yo he escuchado muchas cosas y he leído muchas cosas, que si el club tiene que protestar, que si los jugadores se tienen que reivindicar, que si el presidente... Creo que es una tontería y que no vale para nada. Considero que el árbitro quiere hacerlo lo mejor posible, igual que nosotros, y que podrá tener más errores con nosotros que con otros equipos, pero considero que son igual de profesionales que nosotros, que quieren hacer las cosas igual de bien. El respeto del que hablas, el poder hablar con los árbitros, a medida que van pasando los años y que acumulas partidos, que coincides, vas teniendo conversaciones y se va ganando. Creo que es una confianza que hay que ir ganándose poco a poco y que depende de la personalidad de cada uno, de las formas en las que se dicen las cosas, que se pueden decir de muchas maneras dependiendo de la personalidad y de lo que vives en el campo. Yo, personalmente, intento hablar bien con ellos porque creo que no es bueno estar con ellos de mala manera y no poder hablar con ellos.

Hágame una fotografía de cómo estaba el vestuario tras el 0-4.

-Hay diferentes partidos y momentos, pero ese día, como es lógico, se trasladaba la imagen que había dentro del campo a lo que había en el vestuario: todo el mundo triste, con caras largas, pero sabíamos que a los tres días teníamos que volver a competir. Esas horas de luto había que pasarlas, pero sin que fueran a más.

¿Fue una derrota de las que hacen replantearse cosas?

-No lo creo. Yo puedo hablar de lo que yo siento y no creo. El equipo confía en lo que se trabaja, en la idea, en lo que el entrenador pide y todos los compañeros confiamos el uno en el otro, que muchas veces es lo más importante. El miércoles también tuvisteis oportunidad de ver que al final para lo malo también somos amigos, para cuando las cosas van mal, para echarnos la bronca... A veces hay que sacar esa mala leche de dentro y tirarle de los pelos al de al lado y tirártelos a ti mismo. Eso también hay que hacerlo. Habrá momentos buenos y malos, pero todos confiamos en el compañero y seguro que entre todos sacaremos adelante la situación o saldremos del bache este que estamos viviendo.

¿Hablan de cómo va el club y eel futuro? ¿Se dicen 'de aquí no se va nadie'?

-Sí, tenemos suficiente confianza para hablar de cualquier cosa y es una conversación más que sale y ya está. Se plantea y se habla. No creo que nos vaya a ayudar decir de aquí no se va ni Dios y no va ni con mi personalidad ni con la de los otros. Cada uno es como es y la decisión que toma cada uno es respetable.

¿Considera que se valora poco lo conseguido en estos dos años?

-Sabemos cómo funciona este mundo, el fútbol, y que todo es muy resultadista y muy cortoplacista. Sabemos que todo lo que hiciste ayer no vale para nada y tienes que centrarte en lo que puedes hacer hoy o vas a hacer mañana. Se está trabajando bien; en los últimos tres años las cosas que se están haciendo son muy buenas, prácticamente todo es positivo y no nos tenemos que desviar de ese camino. Está claro que no estamos pasando por nuestro mejor momento, pero creo que no hay que darle más bombo del que se merece. Las cosas no están saliendo bien, nos está costando hacer gol, pero punto y final. No hay que alimentar esa bola día tras día porque eso tampoco ayuda. Hay que sacar lo positivo, intentar transmitir confianza, ayudarnos entre todos y sacar esto adelante. Lo que hemos hecho en los últimos tres o cuatro años es muy positivo.

Entran en una semana clave...

-Es una semana importante porque necesitamos ganar en casa al Granada, darle la vuelta a la situación, que la gente disfrute, se enchufe a nosotros, aunque creo que en todo momento ha estado ahí y luego pienso que el partido del Leipzig puede marcar la eliminatoria. Es importante, sobre todo, el domingo sacar un buen resultado, ganar, si puede ser por más de un gol mejor, e ir con buenas sensaciones a Alemania.

Leipzig, tema muy serio... Con un viejo conocido, Dani Olmo.

-No es un cualquiera. Baja de haber disputado la Champions, de una competición en la que están los mejores equipos. Y lo que dices de Dani, sí. Tengo muy buena relación y amistad con él, hemos compartido este último verano mucho tiempo juntos, prácticamente dos meses, y eso te da muchísimo. Tengo ganas de verle.

Mucha gente no da un duro por la Real tras lo del Betis...

-No estamos hipercalientes ni pensamos que porque hayamos perdido contra el Betis vamos a caer contra el Leipzig. Hemos demostrado que podemos competir y plantarle cara a cualquiera; las cosas nos podrán salir mejor o peor, pero la lucha y la entrega van a estar ahí y si ponemos eso sobre la mesa y, sobre todo, si ganamos el domingo, recuperando sensaciones y confianza, pienso que podemos derrotar a cualquiera.

Derbi en Bilbao. Les tienen ganas...

-Es un partido bonito que a todos nos gusta jugar. Para mí, es especial, pero el hecho de jugar en San Mamés lo hará más especial para ellos y llegan en un buen momento. Hay que darle mérito a lo que están haciendo porque no es nada fácil llegar a tres finales en un año y ser semifinalistas ahora. Están haciendo un muy buen trabajo, pero les podemos plantar cara, competir contra ellos y no sé qué pasará pero que vamos a ponerles las cosas difíciles está claro.

Parte de su afición no ha superado lo de Sevilla. ¿Y sus jugadores?

-Entiendo que a los jugadores en el momento tampoco les hizo gracia, pero relativizando las cosas. He tenido la oportunidad de vivir dos meses con Unai en verano y tengo una amistad buenísima.

¿Le vacila?

-Sí, puedo hacerlo, pero sin darle más vueltas ni ser pesado. Eso entra dentro de la amistad y de la competitividad, pero ya está.

¿Sienten que vencieron el derbi más importante?

-Ganamos un título después de treinta y pico años. Fue una pena que no estuviésemos con toda la gente, que no se pudiera celebrar, pero la ilusión que se transmitió a todo el mundo fue incomparable.

Pocas sensaciones como marcar y besarse el escudo en San Mamés...

-No creo que eso genere especial ilusión dentro de mí. Quiero marcar cada fin de semana, quiero marcar el domingo y en Leizpig, en San Mamés y a la vuelta de Leizpig. Lo que uno quiere es ayudar al equipo, seguir haciendo las cosas bien y colaborar para que el equipo gane.

¿Siente que su afición le ha cogido manía tras su gol de penalti?

-No lo siento así. Considero que no hay que darle más bombo del que merecen a algunos vídeos, porque ni representan a la afición del Athletic ni lo que pasó aquí en Anoeta con el Atlético a la de la Real. Creo que tontos hay en todos lados y gente que va a hacer esas cosas también. Pero pienso que no es así. Las aficiones del Athletic y la de la Real cuando se juntan son la envidia del mundo. Tener una rivalidad así, una rivalidad muy fuerte cuando competimos entre los propios jugadores, pero no más allá del campo, es envidiable en todo el mundo y es lo con lo que se tiene que quedar.

Para ganar hay que marcar goles...

-Está claro. No estamos en nuestro mejor momento, no estamos haciendo goles, fallamos ocasiones, pero hay que poner un punto y aparte e intentar sacar lo bueno de los que estamos. No sé si sacando imágenes antiguas, poniendo vídeos... Nosotros no estamos preocupados y el míster creo que tampoco, pero fuera el ruido existe, está ahí, y no hay que darle más chance. Hay que dejarlo pasar, decirlo pero dejar claro que queremos darle la vuelta y que nosotros somos los primeros interesados en estar otra vez bien.

¿La bronca de Imanol se sale fuera de lo común o es habitual?

-Ya sabemos cómo es y le conocemos. Luego sales a la calle y te preguntan, pero es parte de su forma de ser. Cuando no estáis también lo hace. Para bien también lo hace de la misma forma. Es parte de él y ya está.

La táctica del palo y la zanahoria...

-Es así. Lo siente así, lo expresa así, pero para bien y para mal. Es parte de su personalidad.

Hay un sector algo crítico con el trabajo de Imanol...

-La gente puede opinar y hablar de lo que quiera. Podemos estar tranquilos porque el club confía en el míster y el míster confía en el club; el míster confía en nosotros y nosotros en el club y en el míster. Es una unión que tenemos entre todos y está claro que cuando las cosas comienzan a ir mal se empiezan a escuchar todos ese ruido, pero estamos tranquilos y ya está.

Es mucho más que un técnico gritón y un apasionado de la Real...

-Hoy en día, un entrenador solo con sentimiento es muy difícil que triunfe. Para que esté en el primer nivel tiene que tener conocimientos, distintas opciones, e Imanol las tiene, muchísimas. Aparte, luego está la forma en la que siente y transmite las cosas, pero lo primero es imprescindible.

Nombres propios: Isak.

-Me parece un muy buen jugador. Habrá momentos mejores y peores. Tiene 23 años. Aquí hemos visto jugadores que han explotado con 28, con 30 y con 32 han hecho los mejores números de su carrera. Es un proceso. Tiene un potencial bestial y, aunque no esté pasando por su mejor momento, no quiere decir que no valga sino lo contrario. No le veo agobiado. Un gol, aunque sea de rebote, no le va a venir mal, pero no le veo pensando en eso.

Hábleme de Sorloth...

-Es un jugador distinto a lo que estamos acostumbrados o tenemos. Es una variante muy buena que no ha disputado partidos como para poder demostrar lo que tiene. Es muy difícil con una persona como Isak delante, que cada vez que está ha jugado, salir esos últimos ratos... No es fácil y hay que entenderlo. Ha habido partidos que ha salido y lo ha hecho muy bien, ha disputado partidos completísimos, como en el Wanda, contra el PSV o contra el Atlético en Copa, pero necesita esa continuidad, que es muy difícil porque es complicado sacar a los dos.

¿Le ha convencido a Januzaj?

-No le he dicho nada al club y nada a él de lo que tiene que hacer. La decisión es suya. Dentro del campo, siempre que he tenido la oportunidad o siempre que he podido he intentado echarle un cable. Es una persona a la que aprecio mucho y quiero, porque son muchos años los que lleva aquí y nos ha mostrado que es buena gente. Tendrá su forma de ver las cosas, su forma de hacer y de comportarse, pero en el fondo a mí poco a poco me ha ganado y, siendo consciente de las diferencias que hay entre todos, creo que es muy buena persona. Yo voy a intentar hasta el último día que esté aquí, ayudarle dentro y fuera del campo y, oye, luego lo que tenga que hacer será cosa suya.

Aquí ya dudamos hasta de Silva...

-Aquí se discute por todo. No hay nada que decir de él que no sepamos. Sabemos el nivel que tiene y que da.

Merino y Zubimendi, con usted, una columna vertebral de plata...

-Mikel desde que llegó, quitando el primer año, ha dado un salto bestial y ya sabemos el jugador que es ahora. Y Martín lo mismo. Está en un proceso de crecimiento, de ir poco a poco asentándose. Pero, aparte de ellos, hay gente que los ratos que ha tenido los ha aprovechado. Guevara cuando ha jugado, que ha sido bastante, ha dado el nivel. Todos tenemos momentos mejores y peores, pero su rendimiento es alto. Guridi también; aunque las lesiones no le hayan ayudado, está ahí para ayudar. Rafael ahora, Turrientes, Illarra, que esperemos que vaya entrando porque está a puntito y los 45 minutos que tuvo en Zamora creo que fueron buenos... Es una cosa de todos.

Seis años de su primer gol.

-El tiempo pasa volando, parece que fue ayer el primer día que estaba aquí y mira todo lo que ha pasado. Hay que disfrutar cada minuto que pasas aquí porque el tiempo pasa volando.

¿Se siente un elegido?

-Desde que llegué y empecé, he tenido la oportunidad de jugar prácticamente todo. Me siento un privilegiado porque las lesiones me han respetado, porque no he tenido nada grave y esperemos que siga así.

De txiki, ¿que prefería, ser un dios aquí o luchar siempre por títulos?

-De pequeño no hubiera sabido elegir. Solo quería jugar donde fuese, en el parque, entre dos bancos, con dos jerseys... Cuando eres pequeño no piensas que vas a ser jugador, que vas a jugar en la Real o en donde sea. Piensas que quieres disfrutar con tus amigos jugando en el parque, pegarte con todos, hacerte heridas, romperte pantalones... Era lo que quería y más feliz me hacía.

¡Es el gran icono de la Real!

-Me siento muy feliz y muy contento de poder estar aquí. Es muy importante y un sentimiento difícil de explicar cuando ves que la gente te aprecia, te quiere y te sientes valorado por el club.

Impresiona el número de camisetas en los parques de los niños...

-Ilusiona y es bonito. Te hace ilusión ver a la gente con tu camiseta, que te pidan una foto... Con un pequeño gesto en un momento puedes hacer muy feliz a mucha gente y es parte de nuestro trabajo. Me parece bonito y ojalá dure durante mucho tiempo.

¿En Anoeta se siente el rey? Desde el calentamiento la grada se vuelca con Mikel Oyarzabal...

-Antes hacíamos otro calentamiento y hace tres o cuatro años cambiamos y empezamos a hacer eso, y, a medida que lo fuimos haciendo, me quedé con eso y me quedé con esa dinámica. Hoy seguimos haciendo lo mismo y sigo más o menos la misma rutina a la hora de salir al campo.

Creo que era Seedorf quien chutaba siempre desde el centro del campo al acabar el calentamiento...

-Prefiero no arriesgar (risas).

¿En Anoeta oye a la gente?

-Claro que se le escucha. Es imposible salirte de ahí. Es verdad que hay muchas cosas que se te escapan, pero en un saque de puerta, que te paras un poco, bajas las revoluciones y empiezas a escuchar lo que dicen...

¿Cómo elige a los que les regala sus camisetas?

-Sin más. Creo que es algo que a la gente le hace ilusión. Muchas veces tenemos compromisos, pero, cuando no tienes nada y no vas a hacer nada especial con ello, es un pequeño gesto e intento que la gente esté feliz aunque sea con ese detalle.

Cuando marca y se sube a la valla, ¿qué ve?

-Tengo a mis amigos ahí en una esquina detrás de la portería y cada vez que pasas por ahí o haces un gol o intentas celebrarlo te hace ilusión verles ahí, verles felices. También es verdad que hay momentos en los que ellos tampoco están porque van a lo suyo, pero verles allí y compartir eso con ellos te hace mucha ilusión

¿Qué se siente en esas despedidas con el estadio en pie?

-Estás agradecido por las muestras de cariño de todo el mundo.

¿Piel de gallina, no? A mí sí...

-Bueno, es complicado porque al final estás a lo que estás. Es verdad que se agradece y te hace especial ilusión. Ver todo ese cariño y, aunque las cosas no te salgan bien, que la gente está apoyándote y te da un pequeño extra de fuerza para intentar darlo todo, pese a que no puedas más.

Al grano, Roberto Olabe ya ha dicho que han contactado con usted para renovar. Conociéndole, me imagino que no quiere que el proceso se demore mucho en el tiempo...

-No, bueno, si se tiene que dar rápido, se dará y ya está, ¿no?

Pero estamos tranquilos, ¿no?

-Yo estoy tranquilo, ya ves. Si por lo que sea no se da ahora, todavía me quedaría contrato para otras dos temporadas por delante y estoy feliz aquí. A nadie le gusta enredar y andar esperando no sé cuanto tiempo para hacer algo así, pero cuando se tenga que dar, se dará.

¿Qué es lo que pide Oyarzabal para renovar, más proyecto de futuro convincente que un contrato estratosférico?

-Bueno, las cosas se están haciendo muy bien a nivel de club. Comparas con lo que había hace diez o quince años y no tiene nada que ver. Considero que la Real ha elegido un camino correcto y está apostando por él seriamente y eso es muy importante para un jugador, para la gente que te ve fuera y a nivel de club entero también afecta.

Cada vez pasan más inadvertidas sus alusiones a su futuro, como si ya todo el mundo aquí y fuera considerara que es patrimonio del club.

-Bueno, nunca se sabe lo que puede pasar en este mundo del fútbol. Ya sabemos cómo funcionamos...

Sigue sonando poco convincente...

-No, estoy tranquilo, no vale de nada decir A, porque en un tiempo puede ser B, y vienen deprisa a por el A. Creo que lo importante es estar tranquilos, nunca se sabe lo que puede pasar, pero, insisto, yo estoy muy bien aquí.

Hace poco me contaron que en el infantil falló un penalti clave con el Eibar y hora y media después seguía llorando desconsolado. ¿Es su afán de superación su principal virtud?

-Es una característica que todo el mundo que me conoce sabe que la tengo. Siempre quiero más, quiero ganar, quiero competir... Eso va conmigo, me ha ayudado mucho y quiero seguir explotándolo. Es una cualidad que no tengo que perder y que la tengo que seguir reforzando porque pienso que me da mucho.

Ha quemado etapas muy rápido, tiene 24 años, ¿teme estancarse?

-No, yo no pienso en eso. Me centro en que todavía tengo mucho margen de mejora, en que las cosas pueden hacerse mucho mejor a nivel personal y de club. Es difícil, obviamente, lo vemos cada fin de semana, pero yo tengo esas ganas de seguir mejorando y de seguir creciendo.

¿En qué puede mejorar?

-En todo. Con 24 años todavía, aunque hayan pasado muchos años desde el primer día, no eres el jugador completo que vas a ser cuando lo dejes. Es un proceso de aprendizaje, de intentarlo cada día, de disfrutar de cada momento aquí dentro, en Zubieta, de tratar de seguir aprendiendo las cosas, porque hay muchas que no son ya del fútbol sino que son de dentro, que te pueden ayudar luego a plasmarlas sobre el campo. Sacar las cosas positivas de cada día, quedarte con ellas e ir aprendiendo en lo que te pueden ayudar.

¿Qué le queda por lograr?

-No tengo marcado nada especial. Seguir creciendo, seguir trabajando y seguir mejorando. Quiero seguir ayudando al club a que crezca; que todos los que estamos aquí estamos para eso, para que nosotros deportivamente sigamos haciendo que el club continúe avanzando. Pienso que tengo mucho margen de mejora y quiero seguir creciendo para, entre todos, seguir haciendo una Real mejor.

Su momento no está mal, icono de la Real y estrella de la selección española. Después de los Juegos Olímpicos se ganó la confianza de Luis Enrique del todo.

-Yo le tengo que estar agradecido al seleccionador, porque me dio la confianza para jugar. Siempre que he sido llamado la he sentido. Creo que es importante para cada uno. Aquí ninguno se puede relajar, nadie puede hacer nada mal, porque al final la competencia es muy grande y sabemos que si no estás bien, o cuando llegue el momento no estás preparado, va a haber otro que te va a pasar.

En estos seis años ha pasado de ser un objetivo cada verano del Athletic, a serlo de City, Madrid, Barcelona... Puede aparecer en cualquier portada, ¿está preparado?

-Así es el mundo del fútbol. Sabemos cómo funciona y que eso va a existir siempre. Que luego alguno esté más o menos preocupado, pues también puede ser. Pero tampoco le doy muchas vueltas a esas cosas.

Supongo que será consciente de que hace mucho frío fuera; las críticas en la selección fueron feroces.

-Pero eso también forma parte de todo esto y, hoy en día, mucho más por el tema de las redes sociales. Al final, el mundo del fútbol es muchas veces como un circo romano y nosotros somos los que estamos ahí abajo. El público va a gritar, a pedir, a protestar, a animar... Nosotros no le hacemos caso, ni un poco, porque creo que no ayuda. Tú ya sabes cuando las cosas las has hecho bien o las has hecho mal, ya sea aquí o fuera; tienes a gente cercana que te va a ayudar cuando las cosas no te estén yendo bien. Si tienes algo que mejorar, te lo van a decir y siempre te van a apoyar.

Se ha convertido en un capitán para todo, que hace de todo y todo bien.

-Eso también sale de dentro. No lo hago por ser A o por ser B, sino porque lo siento así y ya está. Intentar ayudar en lo que pueda a otro compañero va a hacer que cuando lo necesites te vaya a ayudar a ti. De eso se trata un equipo, de que todos juntos, siendo amigos, en el momento en que haya que juntarse y poner el hombro uno encima de otro para avanzar, lo hagamos sin tener que ponernos a pensar en si el día en el que no estés no lo van a hacer.

Hasta le llevan a las reuniones para convencer a chavales de que fichen por la Real...

-Bueno, luego eso ya es decisión de cada uno.

¿Objetivo en la Liga?

Hemos dicho muchas veces que está siendo una Liga más apretada que nunca. Madrid y Sevilla están algo más separados, pero desde el segundo hasta el octavo o noveno puesto está muy comprimido. Puede ser que sea la clasificación de la Champions más barata, pero la Europa League más cara que se haya visto. Intentar entrar en Europa es un objetivo que todos tenemos y luego veremos cómo van las cosas hasta el último día para estar más arriba o más abajo.

¿Y en la Europa League?

-Sobre todo, demostrarnos que aquellos que estuvimos en Turín sí que fuimos nosotros, pero no nos salieron las cosas bien, no tuvimos el día, todo nos salió en contra. En la vuelta, en Old Trafford, demostramos que podíamos estar ahí, que veníamos condicionados por la ida, pero que podíamos competir contra todo un Manchester si estábamos acertados y las cosas nos iban bien.