- Miguel Ángel Moyá apura sus opciones para intentar regresar a una convocatoria de Liga para el partido ante el Celta. El balear fue operado de menisco el pasado 8 de febrero y los plazos que le habían marcado estaban entre los dos y los tres meses de recuperación, por lo que su evolución marcha según lo previsto. En los últimos días su rodilla ha experimentado una mejoría notable y su intención era intentar entrar en la lista ante los gallegos. No hay que olvidar que el meta forzó para tratar de llegar incluso a la final de Copa, algo para lo que estaba casi descartado en cuanto enfiló el camino del quirófano.

No hay más que ver el vídeo de la celebración de la Copa para comprobar el nivel de importancia que ha adquirido Moyá en el vestuario txuri-urdin. En el poco tiempo que lleva, en el que nunca ha conseguido convertirse en titular indiscutible, se ha erigido en un capitán sin brazalete y en uno de los futbolistas más respetados de la plantilla. Su situación no es sencilla. Esta temporada solo ha disputado un encuentro, ante el AZ Alkmaar en Anoeta que finalizó con 1-0 y en el que apenas tuvo trabajo pero que lo solventó con su habitual fiabilidad.

Como recordarán, el pasado mes de agosto prorrogó su contrato por una temporada más a la baja, ya que Roberto Olabe no tenía tan claro, como todo su entorno, que había que alargar su estancia en Donostia. Finalmente, todas las partes cedieron y se llegó a un esperado acuerdo, sobre todo por el resto de la plantilla, entre otros Remiro, que siempre se manifestó partidario en público de que debía continuar.

Después de su operación la trama se complica. Como es lógico, Moyá aspira incluso a disputar los partidos de final de temporada como sucedió el curso anterior cuando se convirtió en pieza clave para la clasificación europea, entre otras cosas por su milagrosa intervención ante el sevillista Ocampos en la penúltima jornada, que, en realidad, valió lo mismo que el postrero tanto de Januzaj en el Wanda a siete minutos del cierre del curso.

A sus 37 años, el mallorquín pretende confirmar que se encuentra en condiciones de continuar una campaña más en la Real, aceptando ese papel de escudero de Remiro. Tal y como ha afirmado en multitud de ocasiones, su familia es feliz en Donostia y su ilusión es permanecer un curso más en Zubieta, sin menosprecios en lo que significa su caché, que se ha ganado a lo largo de toda su trayectoria, incluso la que ha protagonizado desde que recaló en Zubieta en 2018.

Pero la situación no es sencilla para el balear, que sabe que tiene que pasar por el estrado de Olabe, que además fue portero y que meses atrás ponía en duda sus condiciones físicas. Si se pregunta en el vestuario, seguro que todos van a votar por que continuara una campaña más, pero habrá que conocer las intenciones de la dirección deportiva, que es ambiciosa y estudia dar más pasos en cuanto a la planificación de la temporada que viene. El hecho de que Remiro apenas haya tenido competencia a lo largo de este curso hace replantearse todo. En el hipotético caso de que decidan que el mallorquín no siga, la intención es salir al mercado para buscar un sustituto que responda al mismo perfil o que acepte la condición de que el de Cascante sea la gran apuesta del club.

En principio, Ayesa cuenta con muchas posibilidades de salir cedido; y Zubiaurre, que ha actuado a préstamo esta campaña en la Cultural de Leonesa de Segunda B, parece tenerlo bastante difícil para hacerse un hueco en el plantel, sobre todo de segundo portero.

Todo parece indicar que, en el caso de que finalmente hagan la cruz a Moyá, que está por ver dado su peso en el propio club, busquen en el mercado un portero de plenas garantías que compita con Remiro.