- Iñaki Williams (15-06-1994, Bilbao) es un clásico en las alineaciones del Athletic. En casi cinco años no se ha perdido un solo partido de Liga; ha seducido a cinco entrenadores. En siete temporadas ha disputado 284 encuentros y ha anotado 66 goles -uno de los más recientes dio al club su último título, la Supercopa-. Es decir, ha comparecido en una media de 40 veces por campaña. Nada desdeñable.

Desde la experiencia que atesora a pesar de estar en la flor de la vida de un futbolista, como símbolo del ataque bilbaino, hace un llamamiento a la calma. Invoca a la frialdad para afrontar una final de Copa que siempre imaginó en sus sueños pero que debe ser inspiradora en lugar de aterradora por la amenaza de poder sucumbir a las emociones descontroladas. “Tenemos ganas de que llegue el partido, pero estamos con total tranquilidad, es lo que el míster nos quiere transmitir”, asegura el delantero.

Marcelino García Toral es la voz de la serenidad, el purificador de la mente. El catártico mensaje para sus pupilos es “que disfrutemos del momento, de los entrenamientos, del día a día que nos ha traído hasta aquí y que lleguemos despejados mentalmente, que no llevemos mucha presión. Eso nos hará tener más opciones”. A juicio de Williams, esta premisa se está cumpliendo, porque considera que el equipo no solo está preparado en el apartado mental, sino también “física y anímicamente”.

“Físicamente nos encontramos muy bien. Hemos cogido fuerzas con esos dos días y medio de descanso”, dice; vacaciones que además han servido “para desconectar”, para desalojar la tensión de la mente. “Hemos vuelto como motos”, asevera. “Estamos realizando entrenamientos de mucha calidad e intensidad. Estamos bien preparados para lo que viene”, garantiza el nueve bilbaino.

Williams no esconde que la cualidad del juego físico del Athletic puede marcar el destino de la final frente a la Real Sociedad. “Sí, es nuestra arma. Somos un equipo poderoso. Incomodamos a los rivales. Al león herido, si no se le mata, puede hacer daño. Esta es la seña del club, es nuestro ADN competitivo”, corrobora, rehuyendo del posible vértigo que pueda ocasionar contemplar en el horizonte una segunda final, esta contra el Barcelona. “Planteamos este partido sin ir más allá. No miramos la fecha del partido contra el Barça. Vamos a ir a esta final con esfuerzo y humildad”, apunta.

En este sentido, desecha la concepción de que esta primera final pueda ser más asequible que la segunda. “Las dos van a ser igual de complicadas. En ninguna de ellas hay favoritos; todos estamos aquí por méritos propios. Tenemos la opción de hacer historia y vamos a intentar hacerla”, manifiesta reflejando ambición, pero incidiendo en la idea de que el Athletic no saltará al terreno de juego frente al equipo txuri-urdin con aires de superioridad. “Somos un gran equipo y en una línea ascendente; el míster ha dado con la tecla. Pero no podemos olvidar a la Real, que también tiene grandes jugadores y está completando una gran temporada”, argumenta, plagando de precaución la actitud que se debe imponer de cara a la contienda, porque los excesos de confianza no son buenos consejeros.

De hecho, Williams vislumbra un enfrentamiento de “mucha igualdad”. Por eso, clama al sosiego para tener capacidad de cumplir con el guion previsto, y que ello pueda decantar las opciones. “Nosotros tenemos que seguir nuestro plan y eso nos acercará a la victoria”, declara. Si bien, a su juicio, aguarda “un partido muy chulo, muy bonito de ver”. “Es un derbi y la moneda puede caer de cualquier lado”, advierte el bilbaino.

El atacante admite que con aficionados en las gradas “somos más poderosos”. “Les echaremos de menos”, añade. Aunque al valorar las oportunidades de éxito ante semejante contexto, resta relevancia a la ausencia de seguidores. “Estamos acostumbrándonos a jugar sin público. La gente apoyará desde casa; estos días te paran por la calle para darte ánimos, y eso es lo que nos llevamos a La Cartuja”, explica, mostrando conciencia de que la plantilla carga con la mochila de las ilusiones de todo un pueblo.

A título individual, en la cabeza de Williams retumban diferentes visiones: la de repetir el decisivo gol de la Supercopa, la de una Bizkaia jaleando orgullosa de su equipo y unos chavales cruzando identificados y alegres las puertas de las escuelas, la de hacer historia en el club que le vio forjarse... “Desde pequeño sueñas con jugar finales. He tenido la suerte de jugar dos y de meter. Ojalá el sábado pueda hacerlo de nuevo. Todos los partidos sueño con meter gol. Tengo mucha confianza y ganas de ayudar al equipo, ya sea con gol o con mis carreras y mi esfuerzo. Pero por supuesto que será especial si puedo ayudar con un gol mío”, admite. El Athletic está listo, dice Williams: “Como motos”.