- Hoy puede ser su gran noche. La Real lo sabe. Es capaz, como han repetido una y otra vez estos últimos días desde Zubieta, empezando por el míster. Imanol afronta la batalla final por Europa con el equipo en su mejor momento del posconfinamiento liguero. La de esta noche en el Wanda (21.00 h.) es una oportunidad de oro para el oriotarra, en su primer año completo como técnico del club de su vida, y, sobre todo, para sus pupilos. Si la Real gana, jugará la próxima temporada en Europa. Con todo lo que ello conlleva: el proyecto del club se verá reforzado, los futbolistas que ya están querrán quedarse y, los que son deseados, tendrán más motivos y ganas de venir a Donostia a disfrutar de un campazo que merece ser visto en países ajenos.

La ilusión y la confianza están ahí. Intactas. En lo máximo después de la victoria en Villarreal y la buena imagen, sin premio final, el jueves ante el Sevilla. Le ha costado, pero la Real ha vuelto a demostrar esta última semana que, cuando quiere o puede -según a quién preguntes-, es uno de los mejores equipos de la Liga. Por eso hoy puede sellar su clasificación para Europa y rematar la faena. Esa en la que lleva trabajando todo un año y que se ha merecido con claridad. Porque lo de este último mes ha sido un bajón, agravado por muy diferentes condicionantes y episodios de los que ya se han escrito páginas y más páginas.

Esta noche no habrá dolor ni cansancio, tampoco excusas. Por si acaso, Imanol se lleva a todo el equipo, incluyendo a los potrillos que han estado en dinámica de la primera plantilla. Los canteranos han sido parte importante en el rush final, con mención especial para Zubimendi. No se espera que el donostiarra sea de la partida en el Wanda, pero parte del éxito también será suya. En el pivote estará Zubeldia, que tendrá trabajo de lo lindo ante los arreones colchoneros. Llorente y Le Normand, que podrían compartir el eje de la defensa, con Monreal y Zaldua en las bandas, deberán sostener el sueño txuri-urdin. Los errores graves han condenado al equipo a sufrir hasta el último día por la clasificación. Y si hay un equipo que sabe sacar provecho de ello es el Atlético de Madrid de Simeone. Medio billete a Europa se venderá atrás, desde donde tendrá una vista privilegiada de todo el gran salvador el jueves, Moyá.

Pero si la zaga debe completar en Madrid el mejor partido de la nueva normalidad, el ataque también deberá poner su 50% del pasaje. Imanol podría volver a meter en el once a Odegaard, que descansó ante el Sevilla. Los buenos deben estar en el campo. Y el noruego, tras sus continuas demostraciones de compromiso con el equipo, está ansioso por dar su último gran espectáculo del curso. Junto a él estará Mikel Merino, el mariscal del centro del campo txuri-urdin. El navarro dirigirá la nave una vez más en un gran momento.

Y arriba, los tres mejores atacantes del equipo en este posconfinamiento: Oyarzabal, Barrenetxea e Isak. Meter gol pronto puede ser clave en el devenir del choque. Para satisfacción propia y para perjuicio ajeno, pues los transistores tendrán también su influencia en esta final por Europa. Un gol realista haría temblar piernas en el Getafe, el Valencia y el Granada. No va más: la Real se juega el sobresaliente a una temporada de notable alto en noventa minutos. Ha demostrado en 34 de las 37 jornadas de Liga que es capaz de estar entre los seis mejores, que merece estar el año que viene en Europa. Ahora solo falta rematarlo.

A media tarde, y una vez finalizado el último entrenamiento del curso, el equipo voló a Madrid desde Hondarribia para descansar ya en la capital española y concentrarse de cara al choque.

Una victoria de los txuri-urdin aseguraría la clasificación europea, como quinto o sexto, y el empate también debería bastar