erece la pena sufrir. Con el cadáver aún caliente en el césped de Anoeta tras la tragedia ante el Granada, cuesta encontrar motivos para seguir aguantando. Todos somos conscientes de que el balance general de esta Real postconfinamiento ha sido calamitoso. Pero en mitad del desastre, cuando nos ponemos en lo peor y pinta todo fatal, es un buen momento para mirar atrás y recordar todo lo que nos ha hecho disfrutar en los dos primeros tercios de la competición. En los que han conectado con su gente como pocas veces lo ha hecho un proyecto txuri-urdin. Aunque sea doloroso y entren ganas de tirar la toalla, ellos se han ganado que soportemos como podamos todos juntos este momento para superarlo cuanto antes. Durante la pandemia lamentábamos no poder salir a la calle con el pecho hinchado por el orgullo que nos había hecho sentir esta plantilla. Una sensación parecida a la que debe sentir aquel que se enrolla una noche con Claudia Schiffer y no se lo puede contar a nadie. Lo llevábamos casi en silencio. Ahora todo el mundo puede apreciar nuestro dolor. ¿Cuántos mensajes recibimos en nuestros móviles en momentos como el del tercer gol del Granada de gente que nos quiere de nuestro equipo y de otros para solidarizarse con nuestro duelo? Saben que lo estamos pasando fatal. El hijo pequeño de mi mejor amigo, gallego, cada vez que sucede un cataclismo como el del pasado viernes siempre le mira con gracia a su aita y le dice mientras mueve la mano en señal de impresión: "Cómo estará Mikel€". Pues Mikel, como todos, las ha visto de todos los colores y si hace falta agonizar y pasar dos horas de angustia acompañando a este equipo sin poder animar, simplemente se resigna y hace de tripas corazón. Está seguro de que la Real siempre remonta el vuelo y su historia es cíclica, pase lo que pase. Si el éxito no llega este año, llegará en los venideros. No defrauda, siempre está a la altura. Nos compensará. Si ha perdido dos títulos en la penúltima jornada de Liga, qué nos van a contar a nosotros lo que es llorar por el fútbol. Decidido, sufriremos hasta el final con ella. A su lado.

Merece la pena resistir. Resulta sencillo decirlo, pero no es fácil aceptarlo. No queremos poner excusas, no va en nuestras señas de identidad. Ni llorar ni intentar aprovechar el resultado de nuestras quejas. Eso sí, lo tenemos claro. Nos han tratado de hundir. Errores arbitrales injustificables, sentencias de la Liga incomprensibles como la negativa a dar la baja a Sangalli y unos horarios que se han convertido, al menos en el caso de la Real, en el mayor escándalo del campeonato. Que se enteren, lo damos por bueno si, como sucedió el viernes con el Granada, provoca que nuestro equipo se rebele y se enrabiete como si no hubiese un mañana. Con agallas, garra, casta, bemoles y alma. Lo que tantas veces echamos de menos a nuestro bloque en comparación con otros de mucha menos calidad pero que sacan adelante sus partidos gracias al otro fútbol. No, no es cuestión de poner la otra mejilla, pero pocas veces nos han hecho sentir tan orgullosos como su reacción con el 0-2 del Granada.

Merece la pena creer. Porque aunque la lista de bajas es sobrecogedora, las estrellas realistas son de nivel Champions. Y comprometidas como el mayor aficionado txuri-urdin que se precie. Los Merino, al que hay que renovar ya; Oyarzabal, que no tiene comparación; Isak, si se recupera; Portu, si se centra; y Willian, si quiere, son capaces de decidir cualquier encuentro. Simplemente porque son mejores que el arsenal ofensivo de sus contrincantes. De Barrenetxea ni comento porque es una cosa de locos.

Merece la pena confiar. En una situación límite, condenados por un descanso menor e insuficiente para afrontar partidos de fútbol en julio, tras un parón de tres meses, la mejor noticia de largo es que Imanol ha podido demostrar su conocimiento del plantel del filial y no ha tenido ningún problema en darle oportunidades a la cantera por el agotamiento de sus pupilos. Imposible sentirse más reconfortado por el baño que dio la Real al Granada con dos días menos de descanso y una lista de bajas formada por Zaldua, Illarra, Guevara, Sangalli, Odegaard, Januzaj e Isak. Increíble. Y emocionante. Con Zubimendi, que ha reventado la puerta; Naïs, que rompió por la derecha al Granada como un cuchillo penetra la mantequilla; y la ilusionante aparición de Pacheco en Getafe no hacen más que confirmar que el futuro no puede ser más halagüeño para el club donostiarra. Lo mejor siempre va a estar por llegar. Son todos buenísimos. Y sin mirar fuera, como de verdad nos gusta. Zubieta, siempre como una fuente de soluciones.

Merece la pena soñar. Todavía se puede. Sé que es complicado confiar en que la Real depende de sí misma con el calendario endemoniado que le aguarda. Pero si este equipo ha sido capaz de romper barreras que perduraban desde hace 32 años, como la maldición de la Copa, y ha logrado engancharnos como si fuera una final ante el Granada a pesar de la decepción final, creo sinceramente que estamos obligados a apostar por ellos. No podemos dejar de soñar con la clasificación europea. Más cosas de las que nos han pasado es imposible que se repitan. No es cuestión de coger una ola, como dijo Imanol, ni de creer en la pureza de la competición que no es real, no es normal todo lo que le ha pasado a la Real este mes. Con jugadas que provocan incluso hasta la consulta del reglamento. Ante la duda, siempre en detrimento de la Real. Con todo en contra. Con una depresión complicada de remontar. Con un enfado a la altura del atropello que se ha cometido con los nuestros. Como suele decir Imanol, somos la Real, no hay excusas y vamos a confirmar que nadie como este equipo merece la recompensa de entrar en Europa. Aunque cada vez cueste más, seguimos a muerte con vosotros. Sobre todo con tu mensaje Imanol, por muy populista y desesperado que suene en una situación agónica como la actual. Me quedo con otro cántico de la Zabaleta para confirmaros que sí, que siempre merece la pena viajar a vuestro lado: "Somos la banda de Anoeta, por eso te sigo a donde vas. No importa que ganes o que pierdas, tu gente siempre te va a animar. Vamos vamos mi Real, a donde vas sin corazón, esta grada siempre te quiere ver campeón. En las buenas voy a estar, en las malas mucho más, esta grada nunca te va a abandonar". Hoy más que nunca, Gora Real. Con lo que hemos vivido y con lo que hemos sido. Que no estamos tan mal. ¡A por ellos!