- La negociación para renovar el contrato de Mikel Merino está parada por el momento. Pese a que en ambas partes impera la tranquilidad y el optimismo, la realidad es que desde que dejaron muy encauzada su renovación en el mes de marzo, días antes de que estallara la pandemia, no se ha vuelto a producir un contacto entre el club txuri-urdin y sus agentes. Algo, entre otras cosas, lógico si se tiene en cuenta todo lo que ha sucedido, que los clubes se han visto obligados a hacer muchas cuentas para cuadrar números y que el contrato del navarro tampoco corre peligro al expirar en 2023. Su cláusula no está acorde al nivel futbolístico que ha demostrado esta temporada, ya que solo asciende a 45 millones, cinco más en sus dos últimos cursos de vinculación. Este y la duración del nuevo contrato son los caballos de batalla que se mantienen abiertos, una vez que las cifras de su nuevo contrato están muy cerca de ser pactadas, en el caso de que la Real mantenga lo que propuso antes del parón. La extensión será hasta 2024 o 2025, como pretenden desde Anoeta, y la cláusula será ascendente y dependerá de los años que firme. No parece que vaya a ser menor de los 70 millones de euros para que la Real se sienta protegida ante la amenaza de unos pretendientes cada vez más poderosos, no solo en cuanto a lo económico, si no también en proyectos deportivos.

Merino está encantado a la Real y en todas sus comparecencias públicas ha confirmado que por su cabeza solo pasa renovar, pero a día de hoy parece que el anuncio oficial todavía deberá esperar, probablemente hasta el final del curso. En los micrófonos de Radio Euskadi certificó su cariño a la Real y que su renovación está bien encaminada: "Es un tema que llevan mis representantes, siempre de forma bastante discreta, pero es verdad que las dos partes estábamos con el interés de poder renovar el contrato, ante de la pandemia hubo acercamientos, ahora se han retomado y cuando haya algo importante tendré noticias. Es una gozada ver que tomas una decisión y al año y medio o dos te das cuenta de que es la correcta. Estoy feliz aquí, en el sitio ideal para mí y mi familia, y creo que puedo seguir creciendo con minutos y partidos", aseguró.

El exosasunista, que se perderá el partido de mañana en Vitoria por sanción, valoró de forma positiva el punto que sumaron ante el equipo en el que se formó. Arrasate tenía muy bien estudiada a la Real: "Las sensaciones fueron raras, porque íbamos con la ilusión de sacar los tres puntos, después de una jornada que había sido buena para nosotros pero, viendo cómo transcurrió el partido, el punto fue bueno, porque nos pusieron las cosas muy difíciles. Tenemos un punto más que el Getafe, estamos cuartos, que es donde nos encontramos a gusto, y vamos a ver si podemos hacer mejor ese punto ganando el jueves y nos logramos distanciarnos un poco o, al menos, mantener la marcha".

Con todo lo que les ha ayudado la afición está campaña, los blanquiazules echaron de menos su aliento: "Sobre todo a la hora de las remontadas, a la hora de que el rival se ponga por delante, el no tener el empuje del rival, que la gente se venga arriba, que el rival tenga esa sensación de asedio. Pero va a ser así para todos y nos tenemos que adaptar".

Como declaró Oyarzabal nada más terminar el encuentro, los que mejor y rápido se adaptan a la nueva situación serán los más beneficiados: "Distinta sobre todo, porque hay mucho por medio en lo que centrarse, además del partido. En uno normal, llegas al estadio y no te tienes que preocupar de nada. Ahora, hay que guardar la distancia, no tocar nada, darte el gel... Y todo eso, sumado a la falta de afición, es algo muy extraño. Es una sensación extraña, a la que no estoy habituado. Te falta la rutina del partido para estar centrado, con este tema de los protocolos y gente vigilándote te incordian en momentos en los que tienes que estar centrado".

"Es una gozada ver que tomas una decisión y al poco tiempo compruebas que es la correcta"

Centrocampista de la Real