- Asier Illarramendi ya ve la luz al final del túnel. Después de superar un annus horribilis, con dos graves lesiones que apenas le permitieron disputar doce partidos en todo 2019, el parón le ha echado un cable para que aspire a reaparecer antes del cierre del curso. Siempre con cautela y precaución, ya que viene de una larga convalecencia, el capitán cada vez se siente más integrado en la dinámica de grupo y confía en poder llegar a tiempo para ser importante en el sprint final de once etapas: "Las sensaciones son bastante buenas. Hemos estado dos meses metidos en casa. No es lo mismo entrenar allí que hacerlo en Zubieta, porque haces cosas diferentes. También han empezado a aparecer algunas molestias. Tengo el tobillo bastante bien, aunque ha aparecido alguna pequeña molestia de la lesión anterior que tuve en el aductor, pero espero que desaparezcan con el paso de los días".

La soledad del lesionado de larga duración tiene fama de ser muy dura. Demasiadas horas ejercitándose a solas mientras los compañeros trabajan al margen: "Estoy contento de volver día a día con el grupo. He pasado mucho tiempo fuera de esa rutina, entrenando en casa, con el fisio, con el recuperador, y estoy contento porque lo que me gusta es esto, entrenar con el grupo y compartir todo con ellos. El año empezó mal con una lesión grave, por suerte creo que la estoy dejando atrás. Me siento cada vez mejor y, aunque me ha dado mucha guerra, espero dejarla atrás y estar de nuevo entrenando con el grupo, compartiendo todo con ellos y sintiéndome como uno más, que es lo que he deseado a lo largo de este tiempo", señala.

Dicen que cuando un jugador está mucho tiempo fuera, y el equipo se encuentra mal, sufre al no poder ayudar. Pero cuando todo funciona a las mil maravillas, como este año en la Real, la frustración del futbolista por no poder disfrutar de la buena ola también suele ser grande: "Creo que este año hemos demostrado que jugando uno u otro estábamos en un buen momento y entrenando bien. En muchos partidos no se ha notado quién ha jugado y quién no, todos han mostrado un buen nivel, y pienso que seguiremos mostrando el nivel que hemos dado hasta ahora. La idea es poder mantener el cuarto puesto. Vamos a dar todo por ese puesto, y por qué no lo vamos a lograr. Quedan once partidos, son bastantes, pero acabamos en buena forma y seguiremos luchando para estar en esos primeros puestos".

Illarramendi tiene una espina clavada. Todavía no ha podido jugar con Anoeta acabado, ya que se lesionó en la tercera jornada en Bilbao y, aunque fue titular en todos los encuentros, se disputaron a domicilio por las obras que estaban teniendo lugar en el estadio donostiarra. El siguiente duelo, recién operado, fue el estreno ante el Atlético con una magnífica victoria por 2-0 que puso patas arribas a la grada. El mutrikuarra se muere de ganas de estrenarse en su estadio remodelado: "No he podido jugar aún en el nuevo Reale Arena, porque solo pude participar en las tres primeras jornadas, que fueron a domicilio y justo después me lesioné. No he podido disfrutar del ambiente y es una pena volver ahora y que sea sin afición porque le ha dado un empuje impresionante al equipo, y, gracias a eso, mira hasta dónde hemos llegado. Ahora, de los once partidos que faltan, tenemos seis en casa, va a ser una pena jugar sin público, va a ser raro, pero espero que podamos conseguir nuestro objetivo", indica.

El hecho de tener que competir a puerta cerrada va a dibujar un escenario muy distinto para todos los equipos con la desaparición del efecto cancha. El centrocampista no quiso dramatizar demasiado con la nueva situación pese a que a los realistas les perjudica por el ambiente excepcional que se estaba respirando en Anoeta y porque le queda por disputar seis encuentros en casa y cinco fuera: "Estamos acostumbrados a jugar de otra forma, pero por el coronavirus hay que tomar una serie de medidas. Como es lógico, nosotros hacemos lo posible por cumplir esas medidas, porque, aunque sea raro y diferente, hay que garantizar la salud y nos tendremos que acostumbrar a jugar así hasta que todo esto desaparezca", afirma.

Lo malo es que Illarra vuelve a un equipo que funcionaba como un reloj y en el que sus jugadores, como solía decir Imanol, "van en moto", lo que motiva que sea complicado alcanzar su ritmo. Aunque no se pueda discutir que la primera idea del oriotarra era construir un conjunto en torno al mutrikuarra...

"Vamos a darlo todo para mantener el

cuarto puesto y poder

ir a la Champions"

"No he podido jugar aún en el nuevo Anoeta y es una pena volver y tener que hacerlo sin público"

Capitán de la Real