donostia - Durante su primera etapa en el banquillo decía que, por cómo siente a la Real, no estaba pudiendo disfrutar de la experiencia. ¿Ahora sí saborea ser el entrenador txuri-urdin?

-No. Te diría que disfruto menos incluso. Porque ahora el objetivo es dar continuidad a algo que se ha conseguido. Y lograrlo no va a pasar por el trabajo que completemos a partir del próximo día 30. Lo hecho ahí queda. Está bien. Pero... Siento mucho la Real y eso nunca va a cambiar. Sufro tras un partido malo. Lo vivo todo con intensidad. La responsabilidad es terrible. Hablamos de un club histórico y con arraigo. Hablamos de Gipuzkoa. Esta percepción de no disfrutar la experiencia la voy a tener todo el tiempo que me queda aquí. Ojalá sea mucho.

Es lunes (ayer). Ayer (por el domingo) se jugó el derbi contra Osasuna. ¿Cuántas horas ha dormido?

-No habrá llegado a cinco horas. Échale cuatro y media. Pero, vamos, que tampoco quiero hacer un drama de todo esto, ¿eh? Tengo mucha responsabilidad, cierto. Pero bendita responsabilidad. Estoy en el mejor sitio del mundo. Y me siento valorado y respetado.

Sin hacer un drama... ¿Qué le quitan su actual cargo y las particularidades que conlleva? ¿Sueño, tiempo, experiencias familiares?

-Me quita de todo: sueño, tiempo, familia... En cualquier caso, tampoco te creas que esto ha cambiado mucho respecto a mi etapa en el Sanse. La dedicación y la responsabilidad eran entonces muy similares. Mi exposición mediática resulta mayor ahora. Pero no hay muchas más diferencias.

Los jugadores descansan, pero usted acude a Zubieta a diario. ¿Qué le gustaría hacer en su próximo día libre?

-Dedicárselo a la familia y darme también una vuelta con la bici. Me gusta mucho subir a Aia y, si tengo tiempo, bajar hasta Asteasu. Ahí doy media vuelta y regreso a casa. La carretera es agradable y desconecto mucho. Habrá que aguardar al verano para repetir. Ojalá la próxima vez tenga que esperar a entonces. Señal de que seguimos en la pelea.

¿No se atreve a dar ese paseo por las posibles consecuencias de una caída o de un accidente?

-Por todo un poco. A ver, yo deporte sigo haciendo. A diario. Aprovecho las bicicletas estáticas que tenemos en Zubieta y me machaco un poco mientras veo fútbol. ¿Salir a la carretera con la bici? Hablábamos ahora de que mi cargo conlleva una responsabilidad. Y esa responsabilidad lo es para todo. Durante la temporada no me siento cómodo en la carretera, porque implica sus peligros.

¿Imanol Alguacil es entrenador para siempre?

-Bueno, para siempre... Eso lo determinarán los resultados (risas). Sí que es cierto que, una vez dado el paso de dirigir a la Real, y una vez alcanzada mi situación actual, te diría que sí, que soy entrenador. Pero vamos a ir poco a poco. Cuando os comentaba hace un par de meses que no sabía si iba a llegar a navidades, así lo sentía de verdad. Conozco el mundo del fútbol profesional y cuatro malos resultados te ponen en tela de juicio. Así que de momento me centro en terminar la temporada. Si lo hago, habré acabado tres Ligas consecutivas en el mismo equipo. Y eso lo pueden decir muy pocos técnicos.

¿Piensa en la renovación? Su actual contrato expira en junio, al final del curso.

-Eso no me dice nada. Uno firma los contratos pensando en que los va a cumplir, y pensando también en que existe un trabajo de base que el director deportivo y la directiva aprecian. Pero es que, a día de hoy, el significado de un acuerdo por dos temporadas, incluso de un acuerdo anual, no va mucho más allá de la confianza que un club tiene en ti. Luego los resultados dirán si aguantas o no en el cargo.

¿Y no le parece suficiente esa confianza a la que alude? ¿No es mucho ya para un entrenador que un club confíe en él?

-Por supuesto. Es mucho. Y ya te he dicho que me siento totalmente valorado y respaldado. Me siento seguro en Zubieta. Con mi trabajo y con el de todo el staff. Pero aquí vuelvo a lo de siempre. Esto va de resultados. Y si no llegan, se hace complicado mantenerse en un banquillo. - M. Rodrigo