-La temporada está siendo intensa. Nos estamos exigiendo todos el dar un buen nivel, el conseguir ese buen nivel creyendo en lo que hacemos, que este encaje de dónde venían y hacia dónde van los jugadores, ser parte de ese proceso. Ellos llevan mucho tiempo, pero yo, que es mi primer año, he llegado y me he sentido cómodo con cómo he caído. He llevado parte del proceso con naturalidad.

Van terceros, que no es cualquier cosa en un equipo con cambios.

-No es una cuestión de terceros o sextos. Si conseguimos ir al play-off, fenomenal, pero con lo bueno y lo malo; la exigencia que nos ponemos es seguir compitiendo y que nos sirva. Que sea para el crecimiento de los chicos a nivel futbolístico y mental, de la exigencia que tiene la competición y que están a 20 minutos de poder jugar en Anoeta, porque el día de mañana les llaman y en cualquier momento pueden estar ahí, y tienen que llegar lo mejor preparados posible.

¿Esperaba el nivel que se ha encontrado en el equipo?

-No. Estaba un poquito abierto a lo que hubiese y el nivel es bueno, a nivel de predisposición para adaptarse a lo que viene, en este caso a mí, y yo me tengo que adaptar a ellos. El nivel futbolístico es bueno en cuanto a entender el juego, asimilar conceptos, nivel técnico, físico, no solo de ellos sino de la gente que ha estado aquí y con la que estamos formando el cuerpo técnico? Todo eso ha servido para que la transición haya sido más cómoda. Y los jugadores me han ayudado en eso.

¿Conocía a todos?

-Conocía a algunos y antes de venir me empapé bien de cómo jugaban, pero luego al final estás con ellos tres días y los conoces más que en diez partidos que les haya podido ver. Les coges rápido las cualidades.

Hemos ganado centímetros en los últimos años en el filial...

-Hay de todo. Para pelear en los campos en los que vamos a jugar buscamos un equilibrio.

¿No es extraño que no pueda contar con Zubiaurre y Barrenetxea, que no están jugando casi nada?

-Antes de venir ya había hablado esas cosas con el club y son decisiones que ya vienen dadas y que tengo que aceptar. Pero, bueno, muchas veces el estar en dinámica de primer equipo son fases de crecimiento. Andoni o Barrene están muy cerca de jugar, no están lejos. El mismo sábado Imanol le dio minutos a Barrene contra el Barcelona. Creo que está cerca y que tiene sentido. Son situaciones que ya conocía.

¿Quién tomó la decisión de que no continuara la 'Araña' Ramírez?

-Son decisiones que toma el club. Moisés con nosotros está dando un gran nivel, pero había que tomar una decisión en este momento y se ha decidido apostar tanto por Unai (Agirre) como por Gaizka (Ayesa) y otros que puedan venir. Estamos muy agradecidos por lo que ha estado Moisés con nosotros y estaremos pendientes de lo que esté haciendo. Pero era el momento de tomar la decisión.

Roberto López está derribando la puerta del primer equipo...

-Está siendo un jugador muy importante para nosotros. Te diría que no lejos de la zurda de De Pedro. A nosotros nos está dando no solo a nivel futbolístico, sino que personalmente se está encontrando a gusto. Siente que tiene que ser un jugador importante, que tiene que tomar responsabilidades y entre él y varios colaborar con los que son más nuevos en la categoría. Hay una mezcla de gente que ha jugado varios años, o año y medio, gente que es su primera temporada y a esos hay que ayudarles un poco más con la gente que tiene experiencia. Roberto está dando un gran nivel con y sin balón, y está muy cerca...

Pacheco es otra de las joyas de la cantera...

-Está en otra fase. Es su primer año en el Sanse, su último de juvenil, y están siendo meses difíciles viendo que no está jugando contra chavales de su edad. Está compitiendo contra gente bien curtida y es lo que le toca. A veces sufrir para aprender mucho. Pero lo sabe, sabe que le queda mucho pero que está en el buen camino.

Robert Navarro es un fichaje que ha generado expectación.

-Es un chaval que tiene mucho recorrido, ha hecho muchos kilómetros fuera y que viene muy maduro. Eso se nota en la facilidad con la que se adaptó al grupo y con la que entendió lo que estábamos haciendo. Le costó bastante poco entender cómo queríamos jugar, dónde él podía ser importante, esperar las zonas en las que tiene que ser importante y decisivo. Desafortunadamente, entre selección y esto no hemos podido tener la suficiente continuidad, pero ha venido con una gran predisposición y la calidad ya la tiene.

Lástima la grave lesión de Pecharromán...

-Tiene calidad, es futbolista. Es un jugador que nos estaba dando cosas diferentes. Era un lateral que nos estaba haciendo la función de lateral por dentro, creador de juego y luego llegó la lesión y fue una pena porque él estaba disfrutando y todos estábamos disfrutando de verle jugar así, ver que estaba dando ese nivel. Es un malísimo momento, pero le esperamos.

¿Cómo es su Sanse?

-Queremos intentar jugar bien, ese es nuestro principal objetivo. A través del buen juego sacaremos resultados. Si nosotros no somos los que proponemos, nos costará más. Y la mayoría de los partidos está siendo así, estamos tratando de llevar el peso, intentar combinar la zona de control con la zona más vertical y combinar esos dos ritmos. Si combinamos esos dos ritmos tendremos más posibilidades de hacer un gran partido y de ganar partidos.

¿Se identifica con el estilo innegociable implantado en el club?

-Sí. Tampoco es que cuente con solo un estilo. Tengo una idea clara, pero tiene mil matices. Nosotros tenemos ideas principales muy consolidadas o que estamos consolidando, aunque intentamos meter mil matices dependiendo de nuestros jugadores, de lo que nos vamos a encontrar en el campo? Vamos cambiando el plan del partido.

¿Es en esos matices en los que un entrenador marca la diferencia?

-La diferencia la marcan los jugadores. Los jugadores tienen que creer. Si les cuentas milongas y no te creen, ya puedes ser un fenómeno, que no te siguen. En cambio, si los seduces y los convences, ahí ya puede haber algo. Por eso hay que saber cómo transmitirlo y que te crean. Tienes que contarles algo que les guste lo que están escuchando, si no es más difícil que les puedas apretar y exigir algo.

¿Y a usted le creen?

-Eso pregúntaselo a ellos.

¿Tiene plena libertad para dirigir al equipo?

-Yo estoy cómodo y siento lo que hago y estamos muy en la línea. Lo bueno es que tenemos un roce permanente con Olabe, con Bretos... Trabajamos muy cerca, cada uno tiene sus cosas, pero estamos muy cerca.

Una de sus condiciones para fichar era venir con un segundo.

-Sebastián Parrilla. Era alguien en quien confiaba. Le conocía y era alguien con quien estaba cómodo, hemos encajado bien y me facilitaba el poder empezar. Él creo que también está a gusto con lo que se ha encontrado en el club, en la ciudad con los jugadores, tiene muy buena predisposición, sabe mucho y eso es lo que quieres. Y luego la gente que había en el club la hemos mezclado muy bien y tenemos un ambiente sano en el cuerpo técnico.

El sábado juega su primer derbi.

-Ellos (el Athletic) son buenos. Estamos los dos ahí arriba. Creo que se va a ver un buen partido. Vamos a ver cómo encajamos en el partido. Ellos llegan con una racha no tan buena, pero están haciendo una gran campaña. Pero nosotros vamos a lo nuestro. Pensamos jugar como siempre y a partir de nuestro juego intentar ser efectivos.

¿Se pueden comparar los estilos de ambos con los de los primeros equipos?

-Bueno, estos combinan muy bien. Saben tener el control y tienen tralla arriba. Combinan un poco los dos estilos. Nosotros somos más de control y de combinaciones para poder llegar.

Bonito duelo en los banquillos con Joseba Etxeberria.

-Sí, hemos coincidido muchos años en la selección. Ahora nos enfrentamos en los banquillos. Estuve hace poco con él. Llevamos trayectorias pararelas.

En lo personal, ¿ya ha cambiado el chip definitivamente?

-Sí, sí. Ahora veo partidos de Segunda B. Sigo al primer equipo, pero cada vez veo menos la Liga, menos la Premier y la Bundesliga, y veo más Segunda B, que es lo que me toca. Amorebieta, Leioa, Real Unión son mi mundo ahora mismo, hay que saber adaptarse.

¿Por qué este año sí y no antes, cuando le han llamado todos los veranos?

-Por circunstancias hay momentos en los que hay que tomar decisiones y este encajaba mucho a nivel deportivo y familiar. En una fase diferente, volver aquí? Tanto con Jokin (Aperribay) como con Roberto (Olabe) hemos tenido contacto cuando era jugador, cuando lo dejé siempre hemos tenido buena relación, y en ese momento se juntaba todo.

¿Tenía claro que quería empezar en Donostia?

-No es que lo tengas decidido, tiene que venir por las dos partes. No lo tenía decidido, sino que surgen posibilidades. Evidentemente el poder empezar en mi club, del que he salido yo, del que he sido aficionado toda mi vida, era lo que más me apetecía y más lógica tenía. Era lo que más me enganchaba. Creo que no me equivoqué, estoy a gusto.

¿El Madrid le dijo que le esperaba?

-Sí cabía la posibilidad de seguir, pero lo entendieron perfectamente. Tanto cuando era entrenador como en mi corta e incipiente carrera como entrenador, ellos siempre me entendieron.

Le han entrenado los mejores. ¿Qué ha cogido de todos ellos?

-Es que son muchos; te lleno una hoja de entrenadores. Hay diferentes generaciones. Del Bosque, Toshack, Ancelotti o Pellegrini son un perfil; Benítez, Mourinho, Guardiola y Denoueix tenían otro nivel de gestión y de comunicación. Eso marca mucho cómo te acercas al grupo y cómo gestionas el grupo, depende de quién eres y cómo te has ido formando. Yo he aprendido mucho mucho mucho de todos y, porque siempre me interesó el ponerme cerca de la cabeza del entrenador, sobre todo en la toma de decisiones. Intentar entender, aunque nunca lo sabía porque no lo preguntaba, evidentemente.

¿Tenía claro que iba a entrenar cuando jugaba?

-Sí que lo creía, pero sabiendo que luego hay que probarlo y cuando lo pruebas sabes si te gusta o no. Y cuando lo probé, aunque sea a un nivel infantil, dije: Me gusta. Y tengo tantísimo por aprender..., pero creo que puedo ir encontrando el camino. Eso sí que lo sentí y por eso estoy dando pasos, gateando todavía.

Ahora depende de 20 egoístas por naturaleza...

-Sí, pero creo entender qué es lo que pasa por sus cabezas porque antes de ayer estaba yo ahí. Tienes que pensar cómo intentar gestionar eso dentro de las diferentes personalidades que son. Y eso es tan importante como ser buen entrenador, saber mucho de táctica, hacer buenos análisis, saber conectar y persuadir y poder tener esa conexión con ellos y despertar algo de ellos. Eso es lo que te hace estar próximo al jugador y apretarles un poco más.

¿Usted también echa broncas como Imanol?

-Estamos tranquilos trabajando en el campo de allí arriba (risas).

Aperribay no ha parado hasta no traerle de vuelta. Y eso que es de los que no le perdona que no acabara su carrera con la Real.

-Tenemos relación desde hace mucho tiempo. Vino a verme a Liverpool con sus hijos. Hemos estado muy cerca siempre. Cuando jugaba la Real en Madrid... Cada cosa tenía su momento. No se dio por todo un poco, no hay una razón exclusiva. Con el tiempo sí que piensas que podría haber sido otro el final, pero remover el pasado no sirve para nada. Estamos aquí y ya está.

A Olabe también le conoce bien.

-Fue mi entrenador siete meses. Le tenía una gran estima por lo que consiguió con nosotros. Nos dio mucho orden y logró que jugáramos bien. Le tenía muy bien considerado como entrenador, aunque luego tomó el camino de la dirección deportiva. Estuvo en Qatar, donde solía ir con el Bayern. Siempre que coincidíamos estábamos un rato. Tiene visión, las cosas claras y es una persona que te exige mucho. Su nivel de autoexigencia lo proyecta en los demás y es bueno para los que estamos trabajando. Es alguien que te aporta, además de la excelente visión que tiene del club.

Desde su aparición Zubieta no ha parado de producir mediocentros.

-Bueno, desde mi aparición no, te puedes remontar a mi padre. No es casualidad. Es por un tema de personalidad y de carácter colectivo de lo que es la gente de Zubieta y de Gipuzkoa. De saber ser responsable, de saber entender el juego, de tener capacidad para saber no solo lo que hago yo, sino también lo que hacen alrededor. Y por genética también. No somos los más rápidos, salvo algunas excepciones, pero por eso salen muchos ahí. Y en Zubieta ponen mucho el foco en esa posición.

Zubimendi estará encantado con usted.

-Yo estoy encantado con él.

¿Qué plan de viaje tiene?

-Aquí estoy, por ahora no tengo nada reservado. Estoy donde quiero estar, y ahora es aquí. Me queda mucho por delante.

¿No se marca un plazo en la Real?

-No, qué va. Eso sería ilógico y no sería inteligente por mi parte. Estoy aprendiendo, lo estoy disfrutando y lo estoy aprovechando. Tiene todo el sentido que esté aquí.

Su aita y usted pueden llegar a ser jugadores y entrenadores de la Real. Supongo que será especial.

-Como orgullo de hijo, el haber puesto el pequeño grano de lo que es la Real. Pero, bueno, los campeones son los elegidos, los intocables, y luego a lo lejos estamos los que hemos hecho cosas importantes.

¿Le da muchos consejos?

-Cuando era jugador no me daba y ahora tampoco. Está muy encima y pendiente. No dice mucho, pero lo que comenta tiene siempre mucho valor. Cuando las cosas van bien, dice bien; cuando van mal, dice normal. Sienta cátedra.

Del primer equipo de la Real qué me dice.

-Aquí me quito la camiseta y el sentimiento. Como aficionado al fútbol te apetece ver a la Real. Por lo que propone, por el sentido con las que hace las cosas, por la energía con que compiten y lo bien que están interpretando lo que Imanol les está proponiendo. Da gusto escuchar lo mucho que cree Mikel Oyarzabal. O un Monreal nada más llegar de todo un Arsenal. O incluso Odegaard, que está pensando en lo mucho que está disfrutando. Luego los resultados pueden salir o no, pero es un equipo que está enganchando a la gente. Todos pensábamos que cuando cambiasen el estadio se iba a crear algo especial, y la realidad es que está naciendo. Y los que hemos tenido la suerte de jugar en grandes campos percibimos también que aquí hay algo especial. El otro día estaba yendo a Anoeta y lo sentía, y cuando un club alcanza eso es mucho. Hay muchos que no lo logran nunca.

¿Le da pena no haber podido jugar en este Anoeta?

-Me da mucha envidia ver el estadio así.

¿Con un escenario así hubiesen ganado la Liga 2002-03?

-Ay, buffff, no volvamos a eso que duele todavía.

¿En su hoja de ruta está el intentar entrenar a sus exequipos?

-Tengo una relación cercana todavía y ese vínculo fuerte existe, pero no sé si voy a ser tan fenómeno como para llegar tan lejos. Ahora estoy encantado aquí y lo estoy demostrando. No sé hasta dónde voy a llegar. No se sabe.

Ha ganado la batalla a Hacienda...

-Está siendo largo y desagradable, Pero lo afronto con la convicción y la serenidad de que lo que defendía en un principio lo sigo defendiendo. Estoy conociendo mucho cómo funciona la Justicia y hay cosas con las que te desencantas y hay otras que funcionan bien. Estoy tranquilo y contento.