La fiesta ideal para el canterano perfecto
Día grande el homenaje por los 500 partidos de xabi prieto en el minuto diez desata una tormenta perfecta que destroza al villarreal y aúpa al liderato de la primera división a la real
Xabi Prieto no es un futbolista cualquiera. Aparte de ser una leyenda cuya figura ya cuenta con un espacio reservado para siempre en el Olimpo Txuri-urdin, su legado trasciende incluso por encima de su desorbitada calidad técnica. Cuando peor estaban las cosas en la Real y éramos pobres, Mikel Aranburu, otro nombre legendario en el club, resaltó en una conversación privada la importancia capital que tenía la continuidad del donostiarra para intentar volver. Nuestra Real resurgió de sus cenizas gracias a la figura de este inigualable canterano, cuyo papel tanto en el campo como fuera le han convertido en el futbolista más importante de la era moderna blanquiazul, tal y como lo definió en su día Jokin Aperribay. Eran otros tiempos, cuando nadie quería el balón y lo soltaban hacia la banda derecha, alguna vez con pases buenos o aceptables, otros con auténticos melones, con el objetivo de que la espigada figura del capitán obrara con ellos algo similar al milagro de los paces y los peces de la Biblia.
Ahora vemos muy lejanas aquellas sufridas páginas en Segunda División, nada que ver con la abundancia en la que vivimos ahora. Si había alguna forma para estar a la altura de la celebración de su partido 500, esta era únicamente con una fiesta perfecta y completa que acabase con el liderato de Primera División. Ante un Anoeta rendido a los pies de su héroe de una manera tan sonora y notoria como no lo ha estado nunca. Lo mejor que se puede decir es que para el donostiarra simplemente fue un día más en la oficina. Asistió en el primer tanto con su habitual peinada a la salida de un córner que tantas defensas ha reventado, anotó el segundo con un disparo certero, pudo hacer otro más segundos antes y dejó para la posteridad sus habituales destellos de superclase que son, en realidad, los que estaban predestinados a elevarle a los altares txuri-urdin. A su indiscutible talento de este 10 de toda la vida, al que un día un periodista de Madrid definió como el Federer del fútbol por su elegancia, el canterano le ha ido sumando muchas otras virtudes que le han convertido en un jugador de primer nivel. A una estrella de la Liga cuya ausencia en la selección absoluta se antoja como una ofensa ya irremediable.
En esta ocasión, sus compañeros se sumaron al homenaje que le había preparado su afición, y esperaron al minuto 10, en el que la grada se puso en pie para agradecerle lo mucho que ha hecho por el escudo, para dar el pistoletazo a una fiesta completa frente a uno de los gallitos de Primera al que desarboló por todos los flancos de su ataque.
La Real bailó al Villarreal en la primera parte. En realidad fue un paso doble, por el hecho de que enfrente se encontraba un rival directo. Tampoco es que su superioridad distara mucho de la que mostró cuando mediada la segunda vuelta de la campaña anterior, cuando los amarillos se llevaron los tres puntos con mucha fortuna en el descuento, ya que la diferencia de que en esta ocasión estribó en que entraron las ocasiones. Lo que más destaca de esta Real, aparte de que se nota que se lo ha creído tras sellar su clasificación europea, es que cuenta con un equipo con múltiples recursos, que no ha perdido ni un ápice de apetito y que es capaz de matarte gracias a una pegada asesina. Y eso que en el banquillo se encontraban unos tales Vela y Agirretxe, con Bautista y Januzaj en la grada. Como para provocar pesadillas al visitante que sea.
Curioso lo de Eusebio. Tan dado a las técnicas de coaching para reforzar la autoestima y la confianza, al lasecano no le tembló el pulso para dejar fuera de la lista al fichaje estrella de la campaña, el extremo belga, y a Llorente, central por el que ha pagado siete millones. Por otros lares, los más morbosos no dudarían en considerarlo como un pulso al director deportivo. Pero aquí no. Nadie se rasga las vestiduras por un tema así. Nos parece el curso lógico y normal de las cosas. Los que vengan tienen que demostrar que son mejores que los que están. Hayan costado lo que hayan costado. Y a día de hoy, los que juegan e incluso los que entran en las convocatorias son muy buenos. Sin duda parece que Januzaj lo es, detalles de superclase ya ha dejado este verano, Llorente también tiene muy buenas aptitudes, por lo que ya llegará su momento. Otro dato a destacar es que la Real ha protagonizado el mejor arranque desde el subcampeonato sin Iñigo Martínez, su indiscutible referencia defensiva. Su mérito es abismal.
Los blanquiazules fueron un auténtico vendaval antes del descanso. Es cierto que la tormenta se desató tras dos primeros sustos de un Villarreal que parecía más peligroso por llegar herido. A los 11 minutos, uno después del emocionante homenaje a Prieto Aritz dio un pase largo perfecto de más de 30 metros a la espalda de la zaga levantina, justo donde se le había pedido Juanmi el depredador, quien después de controlar no pudo chutar a puerta. A partir de ahí ya no hubo marcha atrás. Los txuri-urdin eran imparables. Al malagueño, que juega haciendo funambulismo al límite del fuera de juego y mantiene un continuo idilio con el gol, se le escapó a los pocos segundos una volea con la izquierda. Como ya hiciera en Vigo, Illarra probó suerte desde lejos hasta que, en pleno aluvión de fútbol, a la segunda Oyarzabal botó un córner, el homenajeado lo peinó y Willian, a la segunda y después de reaccionar muy rápido a la parada de su primer disparo, marcó con un remate improvisado.
A partir de ese momento el partido resultó un auténtico baño. Pese a un pequeño susto de Trigueros, Andrés Fernández tuvo que evitar con dos paradas milagrosas los remates a bocajarro de Juanmi y Prieto. Pero la máquina realista estaba desatada y a los dos minutos, en una jugada en la que los locales llegaron por ambas bandas, Prieto mandó a la red un servicio con la cabeza de Willian, que llegó a rozar Navas para asistirle mejor. El tanto fue un espléndido tributo al inmortal “me lo merezco” de Míchel, precisamente un superclase al que se le podría comparar en muchas facetas con el capitán realista.
En el descuento, Aritz volvió a afinar puntería para poner un servicio en largo al bandido Juanmi quien, tras robar la cartera y mofarse de la zaga rival, superó a Andrés con una vaselina preciosa.
En la reanudación, el Villarreal elevó y adelantó su presión, y la la Real bajó el pistón. Eso no resultó óbice para que Oyarzabal, Odriozola y Vela estuvieran cerca de aumentar la goleada ante un rival con las orejas gachas. La aclamada reaparición de Agirretxe se vio empañada por la lesión de Navas y el reajuste que provocó. Un gol suyo hubiera sido ya el acabosé, y aún parece pronto para emociones tan fuertes.
Esta Real ya no le teme a nada. Ni a sus habituales inicios titubeantes y llenos de dudas. Sabe lo que quiere y lo que debe hacer para conseguirlo y parece complicado alejarle de su objetivo. Lo mismo que pasó con Xabi Prieto. Dispuso de la opción de elegir muchos caminos y optó por quedarse en el club de sus amores. Su trabajo ya lo definió Le Tissier, otro legendario miembro del selecto One Club Man: “Jugar en los mejores clubes es un reto bonito, pero hay un reto mucho más difícil: jugar contra los grandes y ganarles. Yo me dedico a eso?”. Eskerrik Asko XP500.