La irrupción de Mikel Oyarzabal ha podido sorprender a muchos salvo en su Eibar natal. Y no porque brillara en sus plazas o partidos de ikastola, sino porque en su corta carrera y a sus 18 años ya fue capaz de liderar la milagrosa salvación del Eibar juvenil de División de Honor en la temporada 2013-14.
Pese a que en su relato no quiere asumir ningún mérito, otro de los grandes protagonistas de dicha gesta fue el actual secretario técnico del club armero, Mikel Martija: “Yo no me quiero colgar medallas, porque fue un gran éxito del equipo y de Oyarzabal, por supuesto. En aquel momento era el coordinador del fútbol base y el club decidió que compaginara mi trabajo con el de entrenador. Cuando llegué decidimos reforzarlo. Intentamos que fuese Oyarzabal solo porque es de Eibar. Era la segunda vez que planteábamos a la Real su cesión, pero su aita no lo había visto claro a la primera”.
El técnico reconoce que fue una vivencia impresionante: “Fueron catorce semanas increíbles. El primer partido empezó suplente y luego lo jugó todo pese a ser el único juvenil de primer año. El equipo solo tenía siete puntos en navidades y necesitaba una remontada épica, ya que se salvó con treinta y tantos. Mikel jugaba en las tres posiciones de la mediapunta, en función de los rivales y de los campos. Tiene un 46-47 de pie y destacaba, era muy bueno. Y eso que tenía dos años menos. Empatamos contra la Real y solo perdimos contra el Athletic. Mikel fue muy protagonista en todo. Me acuerdo de que el día que nos salvamos ganamos con un gol suyo partiendo desde la derecha y anotando con un disparo de rosca con la zurda al palo largo. Otra acción importante fue en el minuto 85 ante Osasuna, en el que bajó a defender una contra como si fuera un defensa más y robó el balón. Llamaba la atención, marcó cinco goles y dio varias asistencias. Cambió el signo de muchos encuentros y nos dejó un recuerdo brutal”.
Al ser de Eibar, no tuvo problemas de adaptación: “Contaba con la ventaja de que era gente conocida y se integró fácil. Tiene un gran disparo, con mucha fuerza y bien dirigido. Es inteligente para la vida y para el juego. Cada escalón que le han puesto lo ha superado. Parece introvertido, pero tiene una personalidad fuerte. Su arrancada y su frenada marcan diferencias, además de ser muy potente y muy trabajador, como demostró ante el Granada”.
Martija cree que Oyarzabal es el reflejo de su entorno: “De los jugadores que he tenido es uno de los que más me gustaría que llegase a ser un gran futbolista. Cuenta con una estructura familiar extraordinaria. Hacen todo con sentido común y deseas que le vaya muy bien. Su valor humano es impresionante. Estuve en Anoeta y lo viví emocionado”.