Octubre avanza y el calendario aprieta cada vez más. El consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d’Anjou, está tomando nota de las necesidades de inversión de los distintos departamentos del Gobierno vasco para poder presentar unos Presupuestos a finales de este mes, pero en mitad de esta ecuación hay una equis sin despejar, un río sin puente en mitad del camino que le impide cruzar a la otra orilla y cerrar ya el proyecto. El consejero ha elevado este viernes la presión sobre el Gobierno español para pactar “cuanto antes” la senda vasca de déficit y de deuda, una cifra que necesita de inmediato para conocer cuál será la capacidad de endeudamiento de la administración vasca y, por tanto, cuánto dinero habrá para repartir entre los distintos proyectos. D’Anjou se mostró comprensivo con la situación de incertidumbre que atraviesa el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que está tratando de aprobar una senda de déficit para los territorios de régimen común desde el pasado mes de julio, pero recordó que la comunidad autónoma vasca tiene sus propios cauces para resolver este asunto de manera bilateral por la singularidad del Concierto Económico.

En una entrevista concedida en Euskadi Irratia, el consejero recordó que este mes se van a ir cumpliendo hitos decisivos, y todavía no dispone de los datos necesarios. Citó el Consejo Vasco de Finanzas del 15 de octubre, y la presentación del proyecto de Presupuestos en Consejo de Gobierno el día 29. “Sabemos cuál es la situación del Estado, que no sacó adelante la senda de déficit en julio, ahora la ha vuelto a retrasar, y eso lo complica todo o, como mínimo, aprieta las fechas. Pero es necesario contar con esa senda de déficit y tenemos que cerrarlo”, dijo, para recordar que Euskadi tiene “la Comisión Mixta” del Concierto Económico para hacerlo. Insistió en que necesita esta cifra para redactar los Presupuestos. 

Situación saneada

El Gobierno de Pradales quiere recurrir al endeudamiento para afrontar mejoras en materia de sanidad, educación y vivienda. D’Anjou mantiene conversaciones con el Ministerio de Hacienda, y el pasado 11 de septiembre tuvo una reunión presencial con María Jesús Montero, donde también puso sobre la mesa este asunto. El mismo día y casi al mismo tiempo, el lehendakari Pradales deslizaba que la comunidad autónoma vasca quiere un límite de déficit propio y singular, más flexible, porque hasta la fecha ha hecho los deberes con rigor, ha mantenido a raya su tesorería, y tiene una situación mucho más saneada que otros territorios. Argumentó que la deuda vasca solo representa el 11,7% de su PIB, mientras que la media de las comunidades autónomas es el doble, el 22,2%. La deuda vasca, 10.661 millones, solo representa el 3,2% de la deuda total de las comunidades, “muy por debajo de nuestro peso poblacional y económico” en el conjunto del Estado.

D’ Anjou no ha llegado a ofrecer un dato concreto sobre las aspiraciones vascas, aunque tampoco se pretende recurrir a la deuda con desenfreno. Se quiere mantener la capacidad de endeudamiento como recurso, pero sin hipotecar a futuro las arcas vascas y cumpliendo el marco europeo. Hay dos factores que pueden explicar que se insista tanto en el endeudamiento. Por un lado, el Gobierno vasco ha querido lanzar como mensaje político que está dispuesto a arriesgar y acometer mejoras, y hay varias actuaciones que están sobrevolando y que van a exigir más dinero, como el fondo soberano vasco para la industria, las ayudas por hijo, las mejoras en Osakidetza y educación o las políticas para facilitar el acceso a la vivienda. Por otro lado, se insiste en esta capacidad de endeudamiento en un momento en el que quizás el Estado no la conceda y acabe exigiendo superávit a las comunidades.

En concreto, el Gobierno español redactó una senda de déficit hasta 2027 que concedía a las comunidades un margen del 0,1%, pero el PP y Vox mantienen su voto en contra, y la negociación con Junts sigue abierta. Por tanto, podría suceder que esta senda fuera rechazada por las Cortes estatales, en cuyo caso la situación pasaría del blanco al negro: el Gobierno español ha avisado ya de que reclamaría una situación de superávit a las comunidades autónomas. En este último ejercicio 2024, el Gobierno vasco ha contado con unos Presupuestos con una estimación de déficit del 0,3%. Pero también podría suceder que haya acuerdo con Junts, y eso supondría probablemente que las cifras para las comunidades fueran más generosas que el 0,1% inicialmente previsto, ya que los soberanistas catalanes exigen que un tercio de la capacidad de deuda del Estado sea cedida a los territorios. Las negociaciones siguen, y no hay una fecha clara para aprobar esta senda. 

¿Hay que asumir el déficit general?

El límite vasco de deuda y déficit se formaliza en la Comisión Mixta del Concierto Económico, de manera bilateral y al margen del régimen común. Eso sí, los límites fijados en el Estado suelen tomarse como referencia, y Madrid no ha llegado a aceptar que Euskadi tenga por sistema unos límites propios. Cuando los ha tenido, ha sido en esencia para ser más cumplidora que el resto de comunidades. Tener una meta propia es una demanda clásica del PNV que ahora gana actualidad en esta situación de indefinición.