La crisis diplomática abierta entre Venezuela y España se ha visto recrudecida tras la detención de dos bilbaínos en el país caribeño a los que el gobierno de Maduro acusa de tener vínculos con el Centro Nacional de Inteligencia español (CNI) y de estar implicados en una supuesta operación dirigida por Estados Unidos para llevar a cabo actos “terroristas”, entre ellos asesinar al presidente venezolano. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, salió ayer al paso para desmentir que los arrestados, José María Basoa y Andrés Martínez Adasme, formen parte de un entramado de “desestabilización política”, rechazando “rotundamente cualquier insinuación” de que España “iba a suministrar mercenarios” para ello, como sentenció el ministro de Interior de Venezuela, Diosdado Cabello.
“El Gobierno ha constatado que los detenidos no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal. España defiende una solución democrática y pacífica a la situación en Venezuela”, añadieron desde Exteriores en medio de esta escalada de tensión. Sus familias apuntan que se trata de dos jóvenes, de 35 y 32 años, respectivamente, que se encontraban de vacaciones en el país caribeño y que desaparecieron hace unos días. El pasado 9 de septiembre publicaron un mensaje en Facebook en el que alertaban de que no habían podido volver a establecer contacto. “Estamos buscando a José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, quienes fueron vistos por última vez en Inírida, Colombia, el lunes 2 de septiembre –fecha en la que pudieron ser interceptados–, rumbo a Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas (sur, fronterizo con Colombia y Brasil). Ambos viajaban sin guía y no hemos tenido noticias desde su última conexión telefónica ese mismo día a las 8.23 am”, relataban. Al parecer, los dos vizcaínos salieron de Madrid el pasado 17 de agosto rumbo a Caracas, donde alquilaron un coche que debían de devolver el 5 de septiembre, pero no lo hicieron. Según informó el Departamento vasco de Seguridad, las familias de ambas personas acudieron a una comisaría de la Ertzaintza el lunes de la pasada semana para denunciar que habían viajado a Venezuela y que “hacía días que no podían contactar con ellos”. La Policía vasca desempeñó “las gestiones oportunas” y averiguó que ambos habían sido arrestados, lo que se transmitió a sus allegados, si bien no se había aclarado el motivo de las detenciones.
Los dos jóvenes bilbaínos exponen en LinkedIn un breve repaso de su trayectoria académica y laboral. En el caso de Basoa, es “técnico superior en instalación, reparación y mantenimiento de instalaciones de gas, calefacción, fontanería y clima” con experiencia en España, Alemania y una empresa polaca. En el caso de Martínez Adasme, se limita a recoger que es un desempleado en busca de oportunidades. La Embajada de España en Venezuela aguarda a tener acceso a ellos, acusados de terrorismo, para verificar sus identidades y su nacionalidad y conocer de qué se les acusa exactamente para facilitarles toda la asistencia necesaria.
No son pocas las incógnitas que rodean al caso como, por ejemplo, la teoría de que pudieran haber acabado envueltos en una serie de imputaciones del gabinete de Maduro. Mientras, también las autoridades colombianas les han calificado como dos simples “turistas” de visita en una de las zonas más exuberantes de la Amazonía. Tres ciudadanos estadounidenses y de Chequia habrían sido igualmente detenidos en la misma operación aunque la Casa Blanca, como España, niega su implicación. “Cualquier afirmación de la participación de Estados Unidos en un complot para derrocar a Maduro es categóricamente falsa”, transmitieron, apuntando que Washington “continúa apoyando una solución democrática a la crisis política en Venezuela”. Según el ministro de Interior venezolano, que implica a la CIA y el FBI, uno de los estadounidenses detenidos es un exmarine que estaba al frente de la supuesta conspiración.
El relato venezolano
En este escenario, Diosdado Cabello sostuvo que los dos vascos habían confesado su “participación activa” en este operativo, acusándoles de participar en un plan para “generar violencia” y “desestabilizar” el país. Aseguró que junto a la CIA planeaban asesinar a Maduro, Delcy Rodríguez y a él mismo, además de a la alcaldesa de Upata, Yulisbeth García. “El CNI de España está promoviendo la captación de terroristas para que vengan a Venezuela. Estos dos incluso hablan de un grupo de mercenarios que están buscando para traerlos con objetivos distintos”, manifestó. Según su relato, estaban tomando fotografías a ciertas instalaciones del aeropuerto e interesándose por cómo podían “conseguir explosivos”, algo rotundamente negado por el entorno de los jóvenes.
Cabello desgranó que en la operación fueron incautadas más de 400 armas, rifles y pistolas que, a su parecer, iban a usarse por los conspiradores. Afirmó que todo este material y su correspondiente munición procedían de Estados Unidos e insinuó que el FBI hizo la vista gorda para que salieran en avión desde Miami. Además, aprovechó para señalar a Margarita Robles, que el jueves por la noche trastocó la línea seguida por el Gobierno de Sánchez al calificar de “dictadura” a Venezuela. “Con razón a la señora ministra de Defensa de España le dio un ataque de ira contra Venezuela en un acto de bautizo de un libro”, afirmó Cabello, antes de señalar a Robles, de cuyo departamento depende el CNI, por ser quien “promueve la captación de terroristas para que vayan como mercenarios” al país latinoamericano.
Por su parte, el Gobierno Vasco está en contacto con las familias para “darles apoyo” y poner a disposición “todo lo que puedan necesitar o requerir”. Desde el Ejecutivo precisaron que, a través del área de Acción Exterior, se mantiene abierta la vía diplomática para estar al tanto de la situación de ambos. También el Consulado español en Caracas, la Dirección General de Consulares y el gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, están en “permanente contacto” con los allegados.