Miguel Urbán: “La extrema derecha ha conseguido construirse entre la juventud una imagen contracultural”
Trumpismos neoliberales y autoritarios. Radiografía de la derecha radical (Verso Libros) analiza una corriente que no para de crecer.
Y de conseguir gobiernos y victorias legislativas”, puntualiza su autor, Miguel Urbán: “El Pacto Migratorio recientemente aprobado por el Parlamento Europeo es una victoria de las posiciones de la extrema derecha. Se conoce como la lepenización de los espíritus, cómo han conseguido marcarla agendapolítica sin tener ni siquiera que gobernar. El libro se pregunta el porqué. Creo que hay un elemento fundamental, la crisis de 2008, que aceleró este proceso”.
Tiempos del ‘Tea party’...
Sin el cual no podríamos entender la victoria de Trump y la mutación del Partido Republicano. En el proceso de fondo la extrema derecha no ha sido un accidente sino una conclusión. Estamos en una crisis de régimen capitalista, conjunción de la crisis ecológica y climática, y la de gobernanza neoliberal y su mutación cada vez más autoritaria, la cual ha cancelado la utopía capitalista del crecimiento sin límites, de que nuestros hijos vivirán mejor que nuestros padres. Esa incapacidad de imaginar un futuro no distópico genera pánicos cada vez más acrecentados entre la población. Ahí la extrema derecha plantea seguridades conocidas, de regreso al pasado, de autoritarismo.
¿Se abusa del término neofascista?
A veces hay una sobreinflamación del uso de fascista. Creo que los hay en el gobierno de Meloni y de Milei, que los hubo en el de Bolsonaro y el de Trump, pero que ninguno ha sido aupado al poder por un movimientofascista. Hay muchos elementos comunes con las pasiones movilizadoras del viejo fascismo, pero también muchos disruptivos. Existen movimientos neofascistas, pero mayoritariamente no estamos ante esa lógica. Puede evolucionar hacia ahí, pero hoy no lo es. Por ejemplo: el gobierno de la Comunidad de Madrid es otra cosa. Hay que mirar con gafas de presente y de futuro, no de pasado.
Observa las guerras culturales y analiza el término ‘woke’.
Para estos autoritarismos reaccionarios la batalla cultural juega un papel fundamental, en donde tienen un pensamiento estratégico. Woke significa despierto en inglés; se utilizó en los años 30 en el movimiento antirracista para hablar de alguien despierto ante las injusticias raciales. La extrema derecha empezó su guerra al woke cuando Trump perdió en 2020. Lo hizo a pesar de Biden, contra Black Lives Matter, un movimiento antirracista que logró una movilización inusitada, de gente que votó contra Trump. La extrema derecha empezó a construir una estrategia de guerra cultural para demonizar a este enemigo.
¿Qué le ha parecido el movimiento de Pedro Sánchez?
Nos podríamos haber ahorrado este melodrama.
¿No es una oportunidad situar el tema sobre la mesa?
Sánchez tendría legitimidad para poder afrontar una serie de reformas estructurales, pero no quiere. Por ejemplo, ¿se podría haber derogado la ley Mordaza en la legislatura pasada? ¿Amnistiar a cantidad de activistas sociales, más allá de Catalunya, como Los seis de Zaragoza que están entrando en la cárcel vinculados a una lógica de criminalización del derecho a la protesta conectada con la ley Mordaza? Un Gobierno progresista, con gente de IU o de Más País tendría que estar planteando que amnistía sí, pero para todos. ¿El CGPJ? ¿Cuántos años llevamos hablando de su renovación?
Elecciones europeas: ¿El momento es tan preocupante como parece?
Ya lo era. Si la extrema derecha en la Eurocámara se hubiera juntado en un único grupo habría sido segunda, por encima del Partido Socialista. Estuvieron a punto de hacerlo a mitad de legislatura, pero la invasiónilegal de Putin sobre Ucrania lo truncó.
Von der Leyen abre la puerta a pactar con parte de la extrema derecha.
Claro, porque el PP europeo está en una lógica de Berlusconización.
¿En qué sentido?
Berlusconi fue el primero, dentro de la familia del Partido Popular, que incorporó en un gobierno a partidos de la extrema derecha, incluso provenientes del fascismo italiano. Fue el primero en normalizarla. De hecho, Meloni fue ministra de Juventud con Berlusconi. Hoy el partido minoritario de la derecha es el Forza Italia de Berlusconi, y los mayoritarios son de extrema derecha. Cuando haces de aprendiz de brujo, al final te terminas quemando. En Europa la extrema derecha todavía no tiene la capacidad hegemónica, pero lo disputa a medio plazo. Y hay una tensión latente fuerte de intentar pactar con una parte más aseada, como Meloni o Vox.
¿Qué puede pasar entonces?
Según las encuestas, la extrema derecha puede ser la primera fuerza en nueve países de la UE, varios de ellos centrales, como Italia y Francia, y segunda en Alemania. Y conseguir por primera vez un 30% de los diputados de la Eurocámara. Eso les daría una minoría de bloqueo; todas las grandes leyes, acuerdos comerciales e hitos de la próxima legislatura tendrían que pasar por su acuerdo. O por romper a una parte, y ahí está la jugada de Ursula von der Leyen.
¿A usted le han acusado de ser de extrema izquierda?
Sí, muchísimo, pero no tengo ningún problema. Lo que propongo es de extrema necesidad.
Tal vez un sector más alejado de la política haga equivalencias.
Sí, y a eso intenta jugar el extremo centro (se ríe). El PSOE y el PP conjugan una gran coalición en Europa, votan normalmente igual y diseñan las grandes políticas de la UE. Les sirve decir que los extremos se tocan. Pero somos totalmente lo opuesto. Lo que está tocando con la extrema derecha es el extremo centro; cada vez legislan más cosas juntos.
Ha estado recientemente dos días en Rafah...
Lo que está pasando en Gaza no se entiende sin la crisis de la gobernanzaliberal y neoliberal. Todo el sistema de derechos humanos y del derecho internacional está saltando por los aires. El genocidio televisado de Israel no sería posible sin la ruptura de estos mecanismos. La entrada en la embajada de México en Ecuador tampoco. No se violaron embajadas ni con Pinochet o Videla. Hay una lógica terrible sobre Gaza, la de no ver a los gazatíes como iguales. Eso pasa mucho con los migrantes que mueren en el Mediterráneo, en el desierto o en el Atlántico por culpa de las políticas migratorias de la UE. Según Caminando Fronteras, hubo cerca de 7.000 muertos en 2023 intentando entrar en España. Que Marlaska siga siendo ministro después de defender que el asesinato de 40 personas en la valla de Melilla fue una acción bien hecha es una auténtica locura. ¿Si hubieran sido ucranianos? No seguiría siendo ministro. Eran demandantes de asilo, sudaneses, con derecho a ese asilo. ¿La diferencia? Eran negros.
¿La extrema derecha no se retroalimenta?
Es normal que apele a sentimientos o privilegios perdidos. Hay un elemento muy preocupante. La extrema derecha ha conseguido entre la juventud construirse una imagen contracultural que conecta con cierta radicalidad y rebeldía juvenil. He dado un curso con profesores de instituto en Andalucía, que me contaban que muchos de sus alumnos decían: Profe, es que yo soy muy de Franco. Y no sabían quién era Franco, pero sí que es algo antiestablishment y políticamente anticorrecto. ¿Qué ha pasado para que Franco sea un elemento contracultural? Ahí están todas esas guerras culturales y cómo han conseguido conectar con sectores de la juventud, fundamentalmente hombres, que son los que mayoritariamente votan y se encuadran en la extremaderecha.
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