Es el 14 de abril una fecha cargada de historia, sustancia política y escenificaciones. Repasar el momento republicano (y por ende monárquico) con Miguel Izu, Iñaki Errazkin, José María Lassalle, Ángeles Caballero, Jorge Lago y Ana Pardo de Vera aporta un salpicón de tesis e hipótesis. Y también alguna paradoja. Por ejemplo, en cierta medida, la salud de la causa republicana depende del estado de la imagen de la monarquía, y viceversa, pero solo en parte.
Miguel Izu, Doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Políticas
“El tema interesa mucho menos y no moviliza”
Este exparlamentario navarro de IU reconoce que el republicanismo hoy “no es prioritario”, pese a que ve a una monarquía “absolutamente desprestigiada”, “inadvertida para la mayoría” por su “inutilidad e irrelevancia”, y que “no cumple su papel constitucional de arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones”. por ejemplo respecto al CGPJ, y el “ridículo” de la mediación europea.
Izu recuerda que el CIS sigue sin preguntar por la monarquía. La paradoja, añade, es que el clima de descontento de hace una década “ha pasado y el tema interesa mucho menos y no moviliza”. A su juicio, “hay una sensación de que la monarquía no aporta nada, tan poco que ni siquiera merece la pena movilizarse contra esta”. En definitiva, ha superado una “situación de riesgo” y “ahora mismo está fuera de la agenda”. En cambio, hace una década “hubo que cambiar al titular de la corona”, y hace cuatro años “el emérito se tuvo que ir a vivir a Abu Dabi con el debate de si podía venir a España”. Su presencia la semana pasada en Madrid en la boda de Martínez Almeida muestra un estado de cosas más cercano a la indiferencia. “Ya ni escandaliza”.
Según Izu, el papel actual de la monarquía española es “bloquear cualquier reforma importante de la Constitución” para eludir el debate sobre la corona, incluida la preferencia del varón sobre la mujer, pues la reforma habría que someterla a un referéndum potencialmente arriesgado para la institución, si derivase en debate sobre el propio sistema.
Iñaki Errazkin, Periodista y escritor
“Podemos perdió una oportunidad histórica”
“La condición de antimonárquicos de los españoles va y viene como el Guadiana”, dice este autor de dos libros críticos con la monarquía editados por Txalaparta y Akal. “El problema es la institución”, afirma Errazkin, que compara a los antiguos ‘republicanos pero juancarlistas’ con “considerarse vegetariano y comer chuletones”. Este periodista reprocha a Unidas Podemos haber perdido una “oportunidad histórica” en la cuestión. “Llegaron al Gobierno y parecía que les había comido la lengua un gato”. También reprueba la desmovilización de algunos sectores, que “llevó a una inopia intelectual generalizada”, comparable, dice, con la que emergió después del 82. Un “olvido de los orígenes”, que también augura a Sumar, “que ya viene con la tara” incorporada.
Errazkin, que fue asesor de Podemos en Castilla-La Mancha, reconoce “grandes capacidades” a Pablo Iglesias, pero le califica de “turista político” y de “culo inquieto”. Con todo, piensa que la causa republicana un día recuperará fuerza en el conjunto del Estado. En su opinión, es cuestión de “higiene” democrática, frente a la “ilógica dinástica y hereditaria, que “hay que combatir” por “absolutamente antinatural”, pero que está asentada sobre la falta de “educación social”.
Este escritor critica “la moto” que se ha venido vendiendo del “golpe o autogolpe” del 23F, y que “un sinvergüenza, ladrón y corrupto”, algo que “ya se sabía entonces”, se convirtiese en “el salvador de la democracia”, con la “complicidad” de la inmensa mayoría del periodismo. También califica de “tomadura de pelo” y “lavado de cara” el anuncio de Felipe VI de renunciar a la herencia de su padre en tanto que está vivo. “Si no quiere nada, que dimita y abdique, porque lo primero que ha heredado de su padre y a la vez de su abuelo putativo, Franco, ha sido el trono”, censura Errazkin, que recuerda que padre e hijo comieron juntos en el cumpleaños de la infanta Elena en Madrid, y que Felipe VI sigue siendo inviolable, con “el privilegio de poder delinquir impunemente”. “Si mañana degollase a un niño en una plaza, nadie le podría decir nada”. Al final, concluye Errazkin, de “padre gato, hijo michino” y gatopardismo, “cambiar algo para que nada cambie”.
Ángeles Caballero, Periodista
“Faltan referentes republicanos”
“Hay un problema relacionado con la república, la falta de referentes”, dice esta periodista, conocida por su trabajo en El País, y por sus apariciones en la Ser o en La Sexta. Caballero muestra rechazo a un imaginario republicano “tecnócrata” o “burócrata” de hombres “hacedores de grandes consensos” a veces invocado.
Respecto a la monarquía, Caballero recuerda la “imagen absolutamente angelical y perfecta” que se edificó sobre la familia de Juan Carlos y Sofía. “Quién nos iba a decir que un elefante nos iba a hacer ver tantísimas cosas”, ironiza. Sin embargo, “hay veces que uno se apunta a las causas no porque este a favor de ellas, sino por quienes están en contra”, dice Caballero, que piensa que “eso ha podido ayudar a Felipe y Letizia”. A esta periodista no se le olvida que Jaime Peñafiel denominaba a la incipiente Letizia ‘la nieta del taxista’, “como una especie de mancha”, y destaca el papel emergente de la ahora reina. “Tiene inteligencia y calle”, por lo que cree que aporta una nueva “pátina” y “una cierta letra pequeña”, mientras un sector “reaccionario” la “sigue despreciando profundamente”, y ahora tacha a Felipe VI y a ella de “traidores” por la “más que probable firma de la ley de amnistía”.
José María lassalle, Profesor, consultor y analista
“Algunas adhesiones pueden comprometer a la monarquía”
Profesor de Filosofía del Derecho en ICADE, consejero en Evercom y en Acento, colabora en Radio Nacional, La Vanguardia y El País, Lassalle, exsecretario de Estado de Cultura, hoy está fuera de la vida política. Para este analista, “la república siempre ha gozado de mala salud en España y ha tenido una mala prensa, porque todas sus experiencias han sido fallidas y muy excepcionales”. A su juicio “siempre que ha tratado de articular una narrativa muy horizontal, ha fracasado en su capacidad para sumar actores que contribuyan a ella”. En su opinión, la defensa de la causa republicana por parte del soberanismo, incluido el independentismo, ha colisionado con los partidarios de la “idea unitaria española”. y “la adjetivación izquierdista ha impedido poder proyectarla más allá”, y conseguir “un respaldo social equiparable al de otros países, capaces de alterar el curso histórico de la tradición”.
Lassalle observa un “retroceso” de la causa republicana, “en la medida en que la protagoniza ahora mismo un partido residual en la izquierda como Podemos”, además de soberanistas independentistas, lo que “le resta capacidad de permeabilidad en el conjunto de España”. Él considera que la monarquía se ha consolidado, y que en un hipotético referéndum se movilizaría más “la no confrontación con la monarquía que el apoyo explícito a la república”.
Este analista destaca el “problema de la militancia extrema” que pueden generar la derecha y “particularmente” la extrema derecha. “Si la monarquía no es capaz de poner distancia en su neutralidad” con ciertas adhesiones, estos sectores “pueden comprometer la imagen monárquica”. Por más que este consultor crea que la institución intenta evitarlo, si el rey es visto “como alguien de unos frente a otros”, y una parte del espectro político lo “convierte en un activo militante de su ideología, está comprometiendo claramente la neutralidad” de la institución,
Según Lassalle, “si no hay otros factores, como ha sido la corrupción vinculada al rey Juan Carlos, y las ideas republicanas no consiguen fraguar un discurso ejemplificante y alternativo, la monarquía verá garantizada su continuidad por la fuerza de la inercia de los acontecimientos históricos”.
Jorge Lago, Sociólogo y editor
“Si la república no significa futuro perderá la batalla”
Profesor de Teoría Política Contemporánea en la Carlos III, cree que la idea republicana ha estado más referida al pasado, a la memoria o a “la justicia traicionada” que al futuro. Lago es autor del libro Política y ficción. Las ideologías en un mundo sin futuro (Península) junto al filósofo y hoy ministro Pablo Bustinduy. Aunque el texto no entra en esta cuestión, Lago entiende que el objetivo de representar “la unidad de las diferencias”. a medida de que nos adentramos en el XXI “es extraordinariamente difícil”. De ahí las disfunciones de la monarquía española mirando a Catalunya y a Euskadi, o las dificultades de la monarquía inglesa, explica.
“Los republicanos probablemente perderán siempre la batalla si no son capaces de conseguir que república signifique futuro y no pasado”, advierte Lago, que subraya la dificultad de la causa republicana de sonar a “horizonte”, a una “construcción que permita resolver en el futuro los problemas presentes”.
Ana Pardo de Vera, Filóloga y periodista
“La república avanza pese a que parezca que no, y a pesar del PSOE”
Para la directora corporativa de Público, una de las ensayistas de La armadura del rey (2021, Roca Editorial), “la república avanza” aunque no lo parezca, y “siempre a pesar del PSOE”. A su juicio, es “un momento de transición” para una monarquía que ha “encogido”, cuyo “espacio representativo se ha achicado” desde 2014, y hoy es “casi simbólico”. En parte, por un factor generacional. “Hay jóvenes a los que la cuestión monárquica les parece completamente obsoleta y fuera de tiempo. Las preocupaciones son otras”.
Mientras, la derecha “ha legitimado a la figura de Juan Carlos a través de la boda de Almeida”, El emérito, añade, “si quisiera volver podría hacerlo, pero Emiratos es un Estado offshore que le protege las finanzas de las que desconocemos su cuantía”. “No se sabe cuál es la fortuna de Juan Carlos”, incide esta periodista, que se pregunta por el destino de la herencia una vez fallezca; si irá al erario público, o “lo que nos han birlado” se “distribuirá” entre la familia real.
Según Pardo de Vera, “lo valores republicanos cada vez son mayores y por eso las reacciones de ultraderecha cada vez son más viscerales”. Piensa que la monarquía “cada vez tiene menos representatividad, menos legitimidad y resulta menos creíble, es casi como un jarrón”, asegura. “Solo sirve como símbolo de la ultraderecha en la batalla contra los independentistas”.
Preguntada por el chantaje en clave reaccionaria del navarro Jaime del Burgo, cree que “el intento de atacar a Felipe VI, es una arremetida “machista de manual de los sectores más carcas de este país si se me permite la expresión vulgar, en el culo de la reina Letizia, desvelando, inventando, o lo que sea cuestiones de cama, e “intentando desprestigiar a una persona que “es la parte más vulnerable de esa familia”, “no puede decir nada y es mujer”, lo que ha despertado la defensa de otros sectores. “precisamente por los valores feministas y republicanos de igualdad” ante esta coyuntura. Detrás de esto, añade, está el objetivo de “atacar a Felipe VI porque no hizo nada contra la ley de amnistía”. Esa era, afirma, “la intención de la ultraderecha y de muchos militares en la reserva o no que se pronunciaron al respecto”, que “se creían que el rey podía dar un puñetazo encima de la mesa”. Sin embargo, “pese a los privilegios de los que goza la monarquía, no está el de pronunciarse políticamente. Bastante hizo su padre ya con el golpe de Estado, que a poco más nos devuelve a la dictadura si no llega a ser por el empuje social que había por la democracia”.
Con todo, afirma, “Felipe VI es un hombre de derechas, que tiene muy buena relación con Alberto Núñez Feijóo. Pardo de Vera lo sabe “de buena tinta”, y cree que “hay muchas cosas que al rey no le gustan de este PSOE”. A juicio de esta periodista, los socialistas hacen con la monarquía lo que con la tauromaquia, que caiga por sí sola”; o con la iglesia, “por su propio peso”. La monarquía “ni siquiera ahora sirve en su papel de embajador, aquel que decían que hacía tan bien el rey Juan Carlos para llevarse las mordidas. Eso ya no existe tampoco”. “De facto” cree que la institución “está en un momento muy complicado, ausente fuera del papel cuché, y recuerda que el CIS sigue sin preguntar, mientras, Zarzuela mira al futuro. “La gran obsesión de la reina Letizia es que su hija reine”.