Un día, el de ayer, marcado por el luto y en el que la figura del lehendakari Ardanza volvió a dominarlo todo. Empezando por la decisión del PNV de suspender sus actos de campaña y sustituirlos por una declaración pública realizada en la Plaza de la Virgen Blanca de Gasteiz en boca de su candidato a lehendakari, Imanol Pradales. Acompañado por los cabezas de lista de Gipuzkoa, Bakartxo Tejeria, y Araba, Joseba Díez Antxustegi, además del presidente del partido, Andoni Ortuzar, y la secretaria del EBB, Mireia Zarate, Pradales abrazó el legado del modelo de convivencia, paz, estabilidad y bienestar que implementó el lehendakari más longevo en el cargo.

Ninguna sensibilidad política quiso ausentarse del acto de respeto que fue la capilla ardiente, donde por un momento las diferencias ideológicas parecieron aparcarse para reconocer el papel de Ardanza en la construcción del modelo de país que ha alcanzado las mayores cotas de bienestar de la historia de Euskadi. Cumplido el homenaje, se restablecieron las hostilidades para tratar de convencer a la ciudadanía de que precisamente ese modelo, que Nerea Kortajarena (EH Bildu) ve marcado por “intereses partidistas o cortoplacistas”, es el que toca tumbar. Su compañero Mikel Olano se comprometió a integrar Trebiño y poner fin a los convenios y protocolos con Castilla y León. Pero ni consta que figurase en las contraprestaciones a los regalos de su coalición en Madrid a Pedro Sánchez, ni conviene aún tumbar los acuerdos que permiten prestar los servicios desde Euskadi a la ciudadanía del enclave.

Con la constante de incrementar los presupuestos en todas y cada una de las partidas que cada cual publicita –a Sumar le tocó ayer incidir en la de Igualdad– la hiperactividad transformadora llegó en boca de Eneko Andueza a asegurar que sus planes para la Línea 4 del Metro de Bilbao permitirán viajar sin transbordo desde Balmaseda hasta Hendaia. Que ya es Metro y ya son ganas, puesto que cuando la construya existirá ya el TAV. A no ser que Sánchez le haya soplado a la oreja que también él va a incumplir plazos de ejecución.

Un enunciado bastante más razonable sonó en boca del candidato de Podemos David Soto. Habló de que el tránsito digital que nos obliga a todos se haga sin que nadie se quede atrás. No dijo cómo pero en lo primero el consenso está ganado. Más difícil está que acierte con su fórmula de retener el talento científico porque lo fía al dinero público cuando, el que se va, lo hace captado por el modelo de investigación sufragado por capital privado, que no parece entrar en sus planes porque, por supuesto, si invierte es para obtener retorno económico. Difícilmente le ganaremos ese pulso a escote.

Mientras, Javier de Andrés hizo su propia reflexión sobre las razones por las que, dice, la sanidad vasca “es muchísimo peor”. El candidato del PP sostiene que el problema es que en lugar de la cualificación profesional de los equipos se valoran más cuestiones identitarias. Eso se lo puede ir a contar a los profesionales de Osakidetza, que deben estar ahí por nacionalistas y no por ser médicas, enfermeros, celadores,... A mí esto me parece gordo, así que mejor lo expresa él mismo con sus propias palabras y no el arriba firmante: dijo ayer De Andrés que se deben consolidar plazas en Osakidetza “sin exigencias lingüísticas e ideológicas que les impidan acceder con estabilidad a su trabajo y que se valore la cualificación profesional por encima de cuestiones identitarias”. No lo había entendido mal, ¿verdad? Me lo temía.