La sociedad Aranzadi ha recogido en un libro la investigación llevada a cabo sobre los casos de José Miguel Andueza, Roberto Pérez Jauregi y Antonio Goñi, muertos como consecuencia de la represión franquista en 1970, que tienen en común la "impunidad" de quienes cometieron los hechos, ya que "ninguno fue juzgado". 1970. Modos de matar y de morir, víctimas mortales del franquismo en Gipuzkoa, obra del historiador de la Sociedad Aranzadi Javier Buces, ha sido presentado este jueves en la Facultad de Derecho la UPV/EHU, institución que ha colaborado en la elaboración del libro. "Ninguna de las tres víctimas registradas en 1970 en Gipuzkoa por la represión franquista pertenecía a un grupo armado" y ninguna "tuvo un procedimiento judicial", ha explicado Buces.

Es un libro de "memoria histórica" en el que no solo se ofrecen los resultados de escudriñar en archivos militares o informes policiales sino que recoge también "las voces de los familiares de las víctimas" y contrasta sus testimonios con la documentación oficial de la época, ha indicado. El propósito ha sido elaborar un "libro de memoria histórica que llegue a la sociedad" -afirma Buces- porque detrás de las historias de sus protagonistas existe un contexto histórico "que se ha intentado ocultar" en los últimos años y a través de la Transición "en la que hubo un pacto para olvidar". En esos últimos años del régimen franquista la "represión se incrementó porque aumentó la oposición de la sociedad" a la dictadura, ha indicado.

Portada del libro 'Modos de matar y morir' de Javier Buces Arnaitz Rubio

El 15 de julio de 1970 José Miguel Andueza, natural de Bera, se vio implicado en un accidente de tráfico en Donostia, un incidente que derivó en una discusión entre agentes de la policía municipal y los afectados y que acabó con la intervención de la Guardia Civil. Uno de los guardias civiles efectuó tres disparos a Andueza, según la versión oficial de la época porque éste había sacado un cuchillo, aunque este detalle no consta en el archivo del Ministerio del Interior, ni en el Archivo Intermedio Militar del Noroeste ni en los de la Guardia Municipal de San Sebastián, ha explicado Buces. Andueza fue reconocido oficialmente por el Gobierno Vasco como víctima de una vulneración del derecho a la vida en 2021.

Roberto Pérez Jauregi era un militante del Partido Comunista de 21 años residente en Eibar que murió por los disparos de la Guardia Civil cuando participaba en una manifestación el 4 de diciembre de 1970 contra el estado de excepción decretado en Gipuzkoa con motivo del Proceso de Burgos. "Este caso está muy bien documentado y se conoce incluso la identidad de la persona que efectuó los disparos, pero no tuvo recorrido judicial", ha precisado Buces.

Fotografías de José Miguel Andueza (izquierda) y Roberto Pérez Jauregi (derecha) Arnaitz Rubio

En la búsqueda de documentación de esta muerte el fotógrafo de Aranzadi descubrió que la familia de Pérez tenía en su casa un cuadro que el artista Agustín Ibarrola les había regalado en su momento como homenaje a su hijo muerto con una dedicatoria. Una reproducción del cuadro forma parte de la portada del libro. Pérez Jauregi fue reconocido en 2010 como víctima del franquismo en virtud de la Ley de Memoria Histórica y en 2014 por el Gobierno Vasco.

La más difícil de documentar ha sido la muerte de Antonio Goñi Igoa, natural de Etxarri Aranaz (Navarra) y residente en Donostia. Fue detenido por agentes de la Brigada Político Social a comienzos de diciembre de 1970 y trasladado a dependencias policiales donde fue sometido a torturas durante varios días por gritar, supuestamente, "Gora Euskadi Askatuta". Goñi Igoa "no pudo soportar" la depresión en la que cayó tras la situación que había vivido y se suicidó el 21 de diciembre tras dejar una nota a su mujer en la que señalaba "Txakur hauek hil naute" (Estos perros me han matado)". Su muerte es la única de las tres que no cuenta con reconocimiento oficial por parte del Gobierno Vasco, ha precisado Buces.