El calendario político que ha generado el adelanto electoral que fijó Pedro Sánchez para el pasado 23 de julio ha resultado ser completamente endiablado ya que, en caso de que ni Sánchez ni Alberto Núñez Feijóo logren ser investidos, existía el riesgo de que la repetición de los comicios generales tuviera que celebrarse un 24 o 31 de diciembre o un 7 de enero; es decir, en plena Navidad. Es lo que ha tratado de evitar el Congreso de los Diputados dilatando la investidura del líder del PP cinco semanas, hasta finales de septiembre, lo que provocaría una hipotética cita con las urnas el domingo 14 de enero.

Así, primero llega el turno de Feijóo, designado el martes por Felipe VI y que se ha empeñado en una investidura fallida que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, ha fijado para dentro de un mes. En concreto, para los días 26 y 27 de septiembre, en un pleno en el que el presidente de los populares constatará su incapacidad para recabar los 176 votos necesarios para ser elegido presidente del Ejecutivo español.

Y es que, más allá de los 172 apoyos de los que ya dispone –137 del PP, 33 de Vox, el de Coalición Canaria y el de UPN–, todo el resto del arco parlamentario ya ha mostrado su total rechazo a negociar su respaldo a Núñez Feijóo, con lo que las dos jornadas de investidura del próximo mes concluirán con dos votaciones en las que decaerá la candidatura del actual jefe de la oposición.

¿Qué pasará a continuación? El escenario más previsible es que Felipe VI convoque una nueva ronda de consultas con los grupos y nombre, entonces sí, a Pedro Sánchez, el único candidato que tiene en su mano lograr los apoyos suficientes para ser investido, aunque no le vaya a resultar nada fácil recabar el respaldo de Junts.

El fantasma de la repetición

Vuelve a asomar por tanto el fantasma de una repetición de las elecciones generales, tal y como ocurrió en 2019 y en el tramo entre 2015 y 2016; aunque, al menos, se evita que se celebren en el periodo navideño.

Y, en caso de materializarse esta nueva cita con las urnas, volvería a evidenciarse la profunda crisis política del Estado español y la incapacidad para desarrollar legislaturas duraderas y mayorías estables.

Mientras tanto, con respecto a la investidura del líder del PP, existe enfado en los partidos de la izquierda con su empeño en someterse a un proceso en el que no tiene posibilidades de ser elegido.

De esta manera, el PSOE criticó ayer a Feijóo porque “va a bloquear el país” cuando sabe que “va a cosechar un nuevo fracaso”.

Para los socialistas, el líder del PP intenta ganar tiempo para que no se abra el debate interno sobre su “fracaso” del 23-J pero su objetivo, según remarcan a Efe fuentes de Ferraz, son otros comicios: “Quiere nuevas elecciones y sólo va a cosechar un nuevo fracaso, normalizando sus pactos con los ultras y debilitando todavía más un liderazgo tocado”.

En términos muy similares se expresaron en Sumar, donde consideran que la investidura del líder del PP está condenada al fracaso y va a ser “una pérdida de tiempo” que solamente se explica por los “intereses partidistas” del PP y por el intento de Núñez Feijóo de evitar una guerra interna.