El mes pasado se cumplieron 40 años de la llegada al Gobierno español de Felipe González y, con este aniversario, han reaparecido los fantasmas del reverso tenebroso de esta efemérides: la creación de los GAL por parte de este mismo Ejecutivo socialista, ordenada pocas semanas más tarde de la llegada a Moncloa de González, sobre el que siempre ha recaído la sospecha -más que fundamentada- de haber sido la X que alumbró estas acciones de terrorismo de Estado. 

Y es que para mediados de 1983 este grupo armado y financiado por el Estado ya estaba operativo y se movía tanto por la CAV como por Iparralde y el Estado francés, al acecho de posibles objetivos. Su primera acción terrorista, en octubre de dicho año, fue el secuestro en Baiona y posterior asesinato de los miembros de ETA Joxi Zabala y Joxean Lasa, cuyos restos fueron enterrados en cal viva en Alicante y fueron descubiertos dos años más tarde (aunque no fueron identificados hasta 1995).

Poco más tarde, el 4 de diciembre de 1983, los GAL volvieron a actuar al secuestrar en Hendaia a Segundo Marey, ciudadano francés al que los pistoleros financiados por el Gobierno español confundieron con un militante de ETA. Tras tenerle encerrado diez días en una cabaña de Cantabria con una capucha en la cabeza, le dejaron en libertad. Después de la chapuza de Marey, estos grupúsculos siguieron actuando en decenas de acciones terroristas que dejaron un sangriento historial de 27 asesinatos

No es casualidad que vuelvan con fuerza estos ecos de la guerra sucia contra ETA y el terrorismo de Estado, ya que este ha sido un asunto muy mal cerrado, con una sangrante impunidad de la que sus responsables siguen gozando cuatro décadas después, y un silencio atronador por parte del PSOE y del actual Gobierno español. 

Esta vez ha sido uno de los propios artífices de los GAL, el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, quien en un alarde de impunidad ha justificado abiertamente en una entrevista en El País la guerra sucia contra ETA, y no oculta su implicación en el secuestro de Segundo Marey -por el que fue condenado en 1998- y en el intento de secuestro del miembro de ETA José María Larretxea Goñi en octubre de 1983, mismo mes en el que Lasa y Zabala fueron retenidos y asesinados.

Barrionuevo, entre otras cosas, se jacta de que estas acciones de terrorismo de Estado eran necesarias en el contexto de la época y asegura que fue él quien ordenó liberar a Segundo Marey, reconociendo implícitamente que los comandos del GAL obedecían sus órdenes desde el Ministerio del Interior. “No podía actuar contra los que disparaban desde mi trinchera, aunque fallaran. La propia ETA decía que era una guerra”, llega a afirmar el exdirigente socialista.

¿Quién se oculta tras la X?

Mucho ha llovido desde estos acontecimientos; sin embargo, la impunidad sigue presente y no se han esclarecido buena parte de los detalles, las acciones y las cadenas de mando de estos comandos pagados por el Gobierno socialista. La mayor incógnita a resolver ha sido siempre quién se ocultaba tras la X de los GAL, con todas las investigaciones apuntando al propio Felipe González. Sin embargo, el expresidente español nunca llegó a pisar el banquillo y la investigación judicial se cerró en falso. 

Pedro Sánchez y Felipe González, durante el acto en Sevilla el mes pasado que conmemoró los 40 años de la llegada a Moncloa de González. EFE

A día de hoy, tanto la Ejecutiva estatal del PSOE como su actual líder, Pedro Sánchez, se resisten a hablar de este comprometedor pasado y el silencio ha sido la respuesta en los últimos días. Lo mismo ha pasado en los principales medios de comunicación del Estado español. Ante este muro, está por ver si puede haber algún movimiento a nivel de tribunales. Si bien los GAL están oficialmente juzgados, condenados y prescritos, José Barrionuevo, en sus reciente declaraciones, podría haber incurrido en un delito de enaltecimiento o de humillación a las víctimas de la guerra sucia. 

Parece difícil que la Fiscalía actúe de oficio y abra diligencias contra Barrionuevo, y está por ver si alguna víctima o colectivo de víctimas presenta alguna querella en los juzgados. Pero, por el momento, la impunidad sigue presente en lo relativo a los GAL.

EL JUICIO


Condena y posterior indulto. Dirigentes socialistas como José Barrionuevo, Rafael Vera, Ricardo García Damborenea o Julián Sancristobal fueron condenados en 1998 en el Supremo por el secuestro de Segundo Marey, condena que fue ratificada por el Constitucional tres años más tarde. Sin embargo, apenas pisaron la prisión ya que pocos después de su ingreso el Gobierno de José María Aznar los indultó, reforzando así la sensación de impunidad que planea siempre sobre el ‘caso GAL’.